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España España · Granada
Voto de Yolare:
3
Ciencia ficción. Intriga Un científico es enviado a la estación espacial de un remoto planeta cubierto de agua para investigar la misteriosa muerte de un médico. Adaptación del clásico de ciencia-ficción del escritor polaco Stanislaw Lem. (FILMAFFINITY)
14 de octubre de 2015
75 de 97 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tovarishchi pedanty tarkovskistas ¿hacéis crítica de cine o la hacéis de filosofía y literatura? Comprendo que os gusten los dilemas de naturaleza metafísica y ética de Solaris. Vale. Pero el mérito en este caso no es de Tarkovsky sino del escritor polaco Stanislaw Lem. Lo mejor de la película es la novela, esa misma novela que este plomizo film intenta hacer aborrecible.

Ciertamente es una película de culto, pero de culto a san Tedio, a santa Modorra, a Nuestra Señora del Santo Sopor, o al casi imposible “despertar” de Buda. Película de culto a la Divina Somnolencia con un botafumeiro cargado de opiáceos.

Eso no ha impedido que, sujetándome los párpados con pinzas de la ropa, haya conseguido disfrutar de la belleza de bastantes planos parsimoniosos del maestro Tarkovsky, de la música de Bach, de los homenajes a Pieter Brueghel El Viejo, y de todas esas reflexiones de la novela sobre lo irrepetible de la vida y del amor, sobre la imposibilidad de las segundas oportunidades, sobre esa moraleja hedonista de que más valen amores en mano que ciencias volando.

¡Pero qué manera de estropearlo todo regodeándose en el tedio cargante, lento, soso, tonto y críptico! Dan ganas de gritar herética “que viva el bendito Rafael Azcona, el santísimo Woody Allen, el divino Billy Wilder”.

Otro mérito que hay que reconocerle a esta película de magufos solarísticos es que resulta hipnóticamente interactiva: el cerebro se te va convirtiendo en protoplasma y acaba armonizando con el gelatinoso océano de Solaris. No es broma. Es todo un logro. Se diluye la separación “obra/espectadora” y te quedas sopa, así… como… entre… remolinos… de sueño sádico y fangoso.

Compararla con esa maravilla indiscutible que es 2001: una odisea del espacio… es un insulto a la inteligencia (terrestre y extraterrestre). La comparación dejaría en ridículo a Solaris y violentaría a un Tarkovsky que afirmó no haberla visto.

Uno de los grandes errores de todos los directores del panteón momificado, pedante, aburrido y amargado, creo que consiste en que no comprenden –porque no quieren, no pueden o no saben- que si el mensaje de una película es profundo y espeso –como el océano de Solaris- hay que rodarlo y montarlo con gracia, con ritmo, con ligereza, con emoción, con intriga, con lucidez, con poderío visual, con ironía, con humor… para atenuar su cargante gravedad; y no rodarla y montarla con esa cachaza sermonera, plúmbea y repetitiva, estancada y oscura. Y al no comprenderlo, estos pretenciosos camaradas lo que consiguen es que su reflexión estética y ética, sobre lo humano y sobre lo eterno... se nos eternice de un modo inhumano.
Yolare
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