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7 vírgenes

Drama Es verano en un barrio obrero y marginal de una ciudad del sur. Tano, un adolescente que cumple condena en un reformatorio, recibe un permiso especial de 48 horas para asistir a la boda de su hermano Santacana. Con su mejor amigo, Richi, se lanza a vivir esas horas con el firme propósito de divertirse y de hacer todo lo que le está prohibido: se emborracha, se droga, roba, ama y vuelve a sentirse vivo y libre. Pero, a medida que pasan ... [+]
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Críticas 96
Críticas ordenadas por utilidad
4 de diciembre de 2009
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para quien no lo sepa, esta película está rodada en el sevillanísimo barrio del Polígono San Pablo, que a su vez se divide en barrio a, barrio b, barrio c y barrio d. Entre esta selva asfáltica de edificios de obreros, especialmente de TUSSAM, se ha podido ver el rodaje de cintas como esta, campeonatos europeos de natación o el nacimiento del más grande deportista andaluz y por ende del mundo: Antoñito, el emperador del Políngano.

El filme de 7 vírgenes nos lleva pues a este barrio, donde vemos canis de hoy que se transformarán en parados del mañana, o en trabajadores en negro, a elegir. Dura película de lo que es la vida, en este sentido semejane a la serie 'menudo es mi padre'. Así pues, si bien está rodado en el Políngano (como llaman los habitantes del Polígono San Pablo a su barrio), podría ser en cualquier lugar o en otro tiempo.

Notable actuación de Jesús Carroza y genial hilo que nos vuelve a enseñar lo débiles que son las raíces de los humanos, más dado a cambiar de vida que los árboles que se aferran fuertemente a su tierra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Doctor Glucosport
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28 de julio de 2008
17 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lamento la crítica que voy a hacer JuanCádiz ;-)

Un barrio de la capital hispalense es el punto de referencia del que se sirve Alberto Rodríguez- que en su día rodara "El traje", su primer largometraje- para enmarcar su segundo trabajo como director. Por sus calles, nos cuenta la historia de Tano (Juan José Ballesta) y Richi (Jesús Carroza), dos jóvenes con poco futuro y gris presente.

Cual si fuéramos lectores de las andanzas y desandanzas del mítico Lazarillo de Tormes, Alberto Rodríguez nos narra – o al menos, quizá lo intenta – cómo es la vida del protagonista tras su salida del reformatorio para acudir a la boda de su hermano mayor Santacana (Vicente Romero). Una existencia algo efímera en un mundo normal, con gente normal, historias normales y lenguaje vulgar; elementos de los que últimamente gustan las películas españolas.

Un barrio marginal en el que los adolescentes pasan su vida sin pena ni gloria, sobreviviendo mediante los trapicheos de objetos robados y la mala relación con el mundo y todo lo que le rodea; un barrio en el que los viejos no son nada más que eso: viejos; y en el que la esperanza, la alegría, "aquellas pequeñas cosas" de las que nos hablaba Serrat en su extraordinaria canción, que son lo que en teoría hacen que todo merezca la pena; no alientan ni al más pintado.

El paso del mero documental de Rodríguez a lo que podemos considerar una película reside en el título: 7 vírgenes; sin el cual el metraje no sería más que una compilación de acciones sin un hilo conductor claro y definido.

El guiño del título consiste en un pequeño juego de videncia mediante el cual y contando hasta 60 en un espejo rodeado de estampas de vírgenes, se puede ver tu futuro ante ti.
Acertado título, sin duda, ya que sin él el director se hubiera visto en el peliagudo trance de tener que elegir un nexo común a todas las imágenes de la película - que no tiene más argumento que el juego de marras - .

En España estamos faltos de buenas ideas, simples ideas, que no requieren mucho más argumento que las propias miradas, no hace falta irnos al barrio marginal de turno, ni ver a los protagonistas de siempre recreando la nada de siempre. Películas como "Los niños del coro", "El hijo de la novia", "Solas"; hacen de lo cotidiano algo especial que conmueve el alma y aprieta el estómago de quien lo ve.

Sin efectos especiales, sin largos travelings de cámara; sólo hace falta una idea, una idea nada más que nos sumerja en una historia que merezca la pena.
Se trata de buscar ese punto entre la originalidad y la emoción; que está muy lejana a ésta película aderezada con flamenco "maquinero". Originalidad señores, originalidad y buen hacer.
saudade
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4 de mayo de 2011
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Peli de transición entre dos puntos: el que se pretende, o no, dejar atrás y el nuevo: extraño, irreconocible. 7 vírgenes transita por esa etapa de la adolescencia en donde la pérdida dentro de los ambientes marginales es más una cuestión de espera que una cuestión de imprevisibilidad "dado el caso". Uno puede ver venirse los momentos, los degusta, los palpa, los siente como ellos, siempre al borde de algo y ese algo no es tanto la tragedia como una partida sin destino fijado, pero partida al fin.

Correr y mirar lo que ha acontecido, todo, absolutamente todo lo que se deja atrás. Eso que ya no vuelve. Estamos dentro de un eterno presente, que puede volverse lento por momentos, una calma chicha de las de antes, cuando teníamos el mundo en un puño hasta que alguien nos lo arrebata solo con un abrazo, o con una mirada cómplice. Les demandó poco tiempo darse cuenta hasta donde se tenza la cuerda, hasta donde se rompen las amarras y agarrate porque sigue todo en presente, sin pararte a pensar, mucho menos a reflexionar.

7 vírgenes es una peli de vida específica, pura y dura, quizás de los mayores sopapos en plena cara que te puede dar el cine español. Rodriguez sabe de ambientes, de frustraciones, y de superficies. Podemos enfatizar la falta de condena frente a las acciones de los personajes, pero tampoco observo que se los vanaglorie por hacer lo que hacen. Como no es condenatoria decimos que es asquerosa, pero si se hubiera puesto del lado del buen ciudadano la hubiésemos tildado de moralista. Así de simple.
Juan Rúas
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18 de agosto de 2007
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tándem Rodríguez-Amodeo es una de las mejores cosas que le ha pasado al cine español en los últimos años. Ellos, que se dieron a conocer con esa simpática comedia sin pretensiones que fue El factor Pilgrim, han conseguido aportar una necesaria dosis de aire fresco y personalidad al estancado panorama patrio con sus respectivas películas en solitario: Amodeo con Astronautas y Rodríguez con estas 7 vírgenes (tras la irregular –casi fallida- El traje) que, siguiendo la estela del cine social adolescente (re)iniciada por Barrio, se reinventa a sí misma, se olvida de monsergas y pamplinas y se lo juega todo a una doble carta: la de Ballesta y Carroza, auténticas almas y motores de la función. La historia no va de quinquis sevillanos en acción al modo de Perros callejeros, ni de denunciar una realidad social marcada por la desidia y la falta de expectativas (aunque un poco también), sino de retratar, cual Antonio López de extrarradio, el discurrir vital de un chaval atrapado en una doble jaula: una de la que quiere escapar y otra a la que no querrá regresar.

Es mérito de Rodríguez el captar ese proceso (acaecido en unas escasas 48 horas) como el que sabe que en cada acto cotidiano se esconde una verdad trascendental, a lo que ayuda muchísimo ese efecto de extrañamiento sobre la realidad, de condensación temporal y reconcentración/dispersión de la luz, según se tercie, que el director filma con inusitada sensibilidad. Rodríguez rueda escenas de intimidad a lo Larry Clark (pero con amor), describe los deprimentes ambientes por los que se mueven los protagonistas con sutileza y se esmera en sacar poesía (más visual que verbal) de situaciones proclives al exceso dramático o al sentimentalismo más abyecto y lamentable. Poco importa si después todo suena a déjà vu o si la historia se desarrolla de forma más o menos previsible, porque el efecto deseado ya se ha producido: nos hemos fascinado y emocionado con unos personajes que tardarán mucho tiempo en irse de nuestra memoria.

Lo mejor: Ballesta observando el enfrentamiento callejero a través de los cristales tintados del coche.
Lo peor: un final demasiado previsible.
nachete
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1 de junio de 2018
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gusta mucho el cine quinqui, la mayoría de esas películas me agradan. Existe en sus personajes marginales mucha verdad, pese a la vida que arrastran y los arrastra. Casi todas tienen sus códigos de honor, que no son los nuestros, pero parece que a ellos casi les sirven más que al resto.

Llevo unos días un poco maltrecho con mi lumbago, y como me cuesta hacer cosas, he aprovechado para ver películas nuevas y revisar antiguas. No recordaba muy bien 7 Vírgenes... Si, ya la había visto, y no la valoré. Ahora que dispongo de más tiempo, con mi ordenador entre las piernas y barriga, me dispongo a darle una nota buena.

Excelente Ballesta, aunque creo que, sin desmerecer su magnífica interpretación, debemos reconocer, que se limita al mismo papel. Evidentemente, el que le dan, aunque creo que no hace un gran esfuerzo, o derroche de talento interpretativo... Pero, insisto que me gusta el chaval.

Muy entretenida, si te apetece acercarte a un cine quinqui más actual, con los argumentos de siempre y diferente envase.
LEUGIM
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