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Agnes de Dios

Drama Cuando una monja, Agnes asegura haber recibido la visita de Dios y haberse quedado embarazada, la psiquiatra Martha Livingston decide investigar el caso para llegar al fondo del asunto. (FILMAFFINITY)
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
2 de marzo de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante film de intriga y espiritualidad donde se dicen algunas cosas interesantes sobre la religión. Durante la duración de esta producción estadounidense rodada en Canadá, podemos asistir a una muy buena interpretación de Jane Fonda y Anne Bancroft, con un brillante guión que hace que el film mantenga su interés. Que duda cabe que es una película del año 1985 y aunque por esta razón, no es demasiado antiguo, si se nota el paso del tiempo en él y se acerca al cine clásico.Posee una excelente fotografía y la inspirada música contribuye acertadamente al clima de suspense de esta historia.
Jose Antonio ZG
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17 de diciembre de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta película todo es un querer y no poder, tanto si hablamos de los personajes y su construcción, como de la propia historia, como de la dirección, etc.. Y es una lástima, porque con el material del que disponían podían haber hecho una gran película.

La película maneja tres tramas: una puramente detectivesca, en la que la pregunta es ¿quien mató al bebé, y quién eran sus padres?. Otra psiquiátrica, en la que la pregunta es ¿está loca la hermana Agnes?. Y otra puramente espiritual y mística, con la que se juega, ambiguamente, con la posibilidad de que el niño sea de concepción divina y Agnes una mística. Estás tramas, bien entrelazadas, hubieran dado una película maravillosa cómo “El nombre de la rosa ”, o mejor todavía.

Pero si ya es difícil, de por sí, encajar bien las piezas de una trama puramente detectivesca y hacer que la historia funcione, imaginaros encajar todo el puzzle que quiere manejar esta película: es cómo un puzzle 3D, en el que hay piezas que no encajan, y está claro que le viene grande a su director.

Pero en cierta medida, ese “querer y no poder”, no sé si buscado por la propia película, o debido a sus propias carencias, es un fiel reflejo de en lo que se ha convertido la religión Católica. Una religión que (como dicen en la película), ya no tiene santos, ni milagros, ni referentes que muestren el camino a aquellas personas que quieran adentrarse en ella y busquen la auténtica espiritualidad. Vamos, en decadencia total.

Una decadencia que no sólo afecta a la religión Católica, si no que afecta, también, a todas las sociedades que antes tenían como referente moral, históricamente hablando, a ésta religión, y que, ahora, cómo todos los personajes de ésta película, están huérfanos, perdidos y sin rumbo.

La metáfora que muestra la película es clara: personajes incapaces de querer, de quererse, sin referentes, viéndose impuros. Por no hablar del tema del infanticidio que puede verse también de manera simbólica, dentro y fuera de la religión Católica.

En resumen, una película con muchas carencias, muchos defectos, pero que eso no hace que deje de ser interesante por los temas que trata, los que enfrenta, y sobre todo, por como nos adentra en la decadencia moral y espiritual de los años ochenta (que ya de por sí tiene su valor como testimonio histórico), y ver, cómo ese “embarazo”,de los años ochenta, ha dado a luz, en el siglo XXI, el posmodernismo y el descrédito actual. ¿Será también un “error de Dios” como repite la hermana Agnes de su parto?…
alfwild
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26 de diciembre de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se nota cuando algo está bien pensado y bien escrito. John Pielmeier sabía muy bien qué quería contar o, dicho de otro modo, sabía qué quería plantear al personal y cómo hacer dudar hasta al más agnóstico sobre la faz de la tierra, como la protagonista, o como a mí mismo. Nosotros, los espectadores, somos Jane Fonda y, sin saber mucho de ella, nos metemos en su ser para resolver el caso que se nos ha sido encomendado.

Este es el de una monja que ha parido en un convento y, según asegura ella misma, sin la presencia de ningún hombre de carne y hueso. Y todo apunta hacia esa dirección, ya que estamos hablando de un sitio cerrado en el que son mínimos los posibles encuentros con varones por parte de las monjas. Eso es imposible, pensamos, de alguna forma ha tenido que suceder y no es Dios la respuesta al enigma, pero será durante el transcurso de la obra cuando llegaremos a planteárnoslo todo. Esa es la gracia y el éxito de "Agnes de Dios".

La película, como la obra teatral, imagino, se permite divagar ampliamante pero sólo sobre el tema en cuestión. Se ciñe a lo suyo, a Dios, a la fe y a la religión, y momentáneamente al tabaco, protagonista de una escena lucidísima, y a partir de ahí se abre a todo un abanico de posibilidades que se resumen perfectamente en las reiteradas conversaciones que mantienen la descreída y -cómo no- comprometida Jane Fonda y la severa y, a la vez, sensata y ex fumadora monja Anne Bancroft. A propósito, dos de las mejores actrices de América: Fonda es una auténtica estrella de la pantalla, sabe cómo estar y cómo moverse, amén de un rostro hecho para ser observado, mientras que Bancroft es un animal interpretativo, absolutamente categórico y siempre verosímil. Meg Tilly, en cambio, resulta insuficiente en su cometido, sobre todo en comparación con sus compañeras.

Todo lo que se habla en "Agnes de Dios" me parece asaz interesante, teniendo en cuenta lo mucho que la religión rige nuestras vidas, las de los creyentes y la de los que no lo somos. En lo que respecta a la dirección y los aspectos técnicos, Norman Jewison hace un buen trabajo al situar las escenas en ambientes oscuros, azulados, siempre con frío y músicas celestiales, demostrando, además, un pulso cinematográfico envidiable, ya que si bien no es "El lobo de Wall Street", tampoco debe serlo, pues estamos hablando de monjas, conventos y alumbramientos celestiales, "Agnes de Dios" se ve con una facilidad pasmosa, pese a que el guión trate temas tan voluptuosos.

Podría concluir que es una película sencilla en modos y soberbia en fondos, siendo altamente plausible cómo consigue turbar al espectador partiendo de una cuestión inicial tan pueril e inverosímil.
Jaime Flores
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21 de agosto de 2014
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta singular cinta aúna la temática religiosa con el psicoanálisis dando lugar a un género nuevo y ambiguo a medio camino entre el melodrama y el thriller . El personaje de Jane Fonda me resulta cargante y un poco salido de tono , se toma demasiado en serio su papel , tanto que la monja pareciera ser hija suya , pareciera que fuese a tener un nieto de su propia sangre . No me termino de creer el personaje de Jane Fonda y por esto la película chirría un poco , no es creíble tanta implicación por su parte , sus emociones son exageradas y falsarias , rozan el histerismo . No me gusta la forma que tiene de mirar a los demás por encima del hombro , como si no valieran nada .

Por lo demás el film es correcto e interesante pero sin grandes cosas que llevarse a la boca , le falta intensidad , es muy monótono , gris y apagado . Ha pasado sin pena ni gloria , sobre todo por su temática trasnochada -parece de los años 60 más que de los 80- , pero yo lo sigo encontrando interesante a ratos , por ejemplo es interesante ver cómo la investigadora ha de ganarse poco a poco la confianza de las monjas hasta entrar en su mente y en su psicología . Resulta un poco infantil el personaje de la monja embarazada -no me puedo creer que alguien pueda ser tan ingenua, ni siquiera una monja- , pero por otra parte , también es el más tierno . Cuando su hermetismo se rompe nos encontramos con una mujer presa de una locura casi infantil , de ahí la ternura . A su lado , Jane Fonda parece una súper mujer emancipada y de gran carácter , tanto que echa para atrás , parece que hubiera decidido echarse el film sobre sus espaldas y que los demás no contasen para nada . Eclipsa al resto del plantel por su afán de protagonismo más que por su talento , pero supongo que esto también es culpa del director .

En fin , imagino que este tipo de historia hará las delicias de las feministas , o no , no lo sé , a mí me parece interesante a ratos , aunque un poco lenta y trasnochada , eso sí . Una cosa a su favor es que es un film complejo , que se deja ver no una sino varias veces hasta sacarle todo el jugo . Me gusta también su ambiente deprimente , será porque soy un alma en pena .

Pd - Esperaba una valoración superior por parte de los usuarios de FilmAffinity .

Pd - Puede que le sobre algún que otro diálogo .
dandyboy
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8 de abril de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película triste, amarga, sin espacio a la esperanza. Justo la película que alguien en mi actual estado, un tanto de bajona, no debería haber visitado. Pero ya está hecho, y me quedo con el sabor a hiel.

La película es justo lo que parece: no hay misterios, no hay giros, no hay redención para su patética protagonista. No hay espacio, ni siquiera, para el happy end estúpido y forzado al que tan malacostumbrados nos tiene Hollywood y que por una vez tanto he echado de menos. Y de ahí su grandeza: Como en la vida misma, lo absurdo se sobrepone a la vulgaridad de lo previsible.

Agnes, una joven novicia en un convento de clausura, es investigada por la policía tras parir un hijo muerto, aparentemente estrangulado por su propio cordón umbilical. Jane Fonda interpreta a la psicóloga encargada en indagar en la supuesta parricida y dilucidar si es verdaderamente culpable o siquiera imputable. Hasta ahí, lo que podría haber sido la premisa de un thriller palomitero. Pero no, no son esos los derroteros que elige seguir este film. En realidad, no tardamos ni cinco minutos en comprender que Agnes, a la que da vida una magnífica Meg Tilly, es un juguete roto, una criatura patética e indefensa, a la que una madre ultrarreligiosa y atormentada destruyó siendo aún niña: afirma sin despeinarse que los ángeles cantan por su boca, y que el hijo que concibió fue obra de Dios. Y nada absolutamente a lo largo del film te hará plantearte ni por un instante que no haya enloquecido, así que no insultaré tu inteligencia adelantándote nada sobre el obvio y nada sorprendente final.

Por supuesto, la película, que se llevó tres nominaciones a los Oscar en su año (Anne Bancroft, Meg Tilly y BSO), levantó no pocas ampollas: es fácil ver una crítica feroz a la irracionalidad religiosa y cómo esta puede destruir completamente a determinados individuos. Pero creo que esta es una lectura corta o sesgada. Si algo me ha trasmitido la película es la amarga advertencia de hasta qué punto nuestras obsesiones o prejuicios (religiosos o no) pueden dañar irremediablemente a inocentes, incluso a aquellos que amamos.

Lo dicho. Película amarga y nada amable, que esconde un par de enseñanzas valiosas sobre la vida.
Jinete nocturno
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