Smoking Room

Y dicen los entendidos en el arte de fumar que el sabor de un buen puro nunca se podrá comparar con un simple cigarro.
Y esta obra es ese cigarro que sienta bien cuando lo fumas pero no tiene la intensidad y matices de un puro de calidad.
Como parte buena:
-Presupuesto mínimo para construir una historia pasable.
-Excelentes actuaciones.
-Inteligencia. Me explico. Como consigue de un tema simple como la petición de una smoking room llevarte a ver el interior de las personas es digno de elogiar.
Como parte mala:
-No ocurre nada realmente para la hora y media de film.
-Los movimientos de cámara pueden ser mareantes.
-El final de la obra.

Vaya por delante que la película consigue transmitir el mensaje de hasta donde llegan los mecanismos de control y opresión del Sistema, por eso le pongo un 2 y no un 1. El "objetivo cumplido" no la salva: La combinación de primeros planos agresivos con diálogos banales, cutres y aburridos (tras la coartada de "así es como habla la gente"), resulta deletérea.
Al cine vamos a ver arte, aquí sólo hay un vacile de unos listillos que se parapetan tras una buena causa para colarnos un producto infumable y sin gracia.

"Smoking room" es una película que nunca me ha llamado la atención. Es más, siempre me ha dado cierto rechazo el verla; sin saber muy bien el porque. Aunque eso sí, mucha gente me hablaba maravillas de ella y de su original guión.
El otro día no sabía que ver en televisión y busqué en una estantería que tengo de dvd's que no he visto, y me encontré con esta película española. Tuve mis dudas para verla, pero al final decidí arriesgarme y comprobar si tenía razón mi instinto o la gente.
Por desgracia acertó mi instinto.
Me encontré con una historia que sinceramente no me atrajo nada, y me pareció de lo más aburrida. Un grupo de empleados de oficina contando anécdotas de su vida que no tiene ningún hilo conductor, para que así uno como espectador pueda interesarle algún suceso. Se expone únicamente la situación de la prohibición de fumar en el trabajo para atraer a ver el film, pero ni siquiera la historia se basa en eso. A lo mejor en su día el tema pudo atraer cuando la ley acaba de salir, pero hoy en día no atrae nada.
No obstante, debo decir que dentro de todo este muermo de historia, y de unas situaciones bastante inverosímiles; he de decir que las actuaciones de todos los actores (sin excepción) son muy buenas. Todos realizan un trabajo impresionante.
En fin, película que no engancha y no interesa. Una pena que solo merezca la pena las interpretaciones, ya que algunas veces uno no les presta atención porque no hay manera de que el guión te enganche. Una película que seguramente en un futuro desparezca de la memoria como el humo en el aire.

Si sumamos oficinistas de frenopático que sólo se escuchan a si mismos, un guión en bruto (muy genuíno), unos encuadres ahogadísimos y menos planos fijos que "el proyecto de la bruja de blair", tenemos esta gran película social donde el espectador siente que son las 7, está fichando para trabajar y por los pasillos la metralla le salta al cruzado del smoking room.
Hay que verla

Un auténtico descubrimiento; me ha fascinado cómo, con cuatro duros, se puede presentar un producto tan redondo como éste. El argentino Wallovits y el catalán Gual confeccionan una obra que podría haber sido muy teatral, si no fuera porque la cámara es arte y parte en la estructura narrativa de lo que nos están contando.
Con ciertos toques "mametianos", al igual que otras muchas referencias (el diálogo de Alien nos recuerda inevitablemente a los que podría mantener cualquier personaje de Tarantino), los guionistas y directores presentan una serie de situaciones, con el pretexto de la lucha del personaje de Ramírez para conseguir una sala de fumadores en esa sucursal española de una multinacional, en las que los personajes, siempre pareados, de dos en dos, mantienen diálogos aparentemente intrascendentes, pero cargados con esa filosofía de bar que a veces es tan peligrosa. Durante estas conversaciones, desarrolladas a lo largo de toda la peli, podemos conocer un poco a cada una de esas personas, intuyendo pequeños aspectos de su vida, pero lo que nos queda claro es que, como se dice en un determinado momento, nadie conoce a nadie, no te puedes fiar de las intenciones del compañero, aunque lleves años y años sentado a su vera.
Esa visión un tanto nihilista de la comunicación, o más bien, de la incomunicación entre los trabajadores de esa empresa, creo que es el eje central de la obra, junto a la soledad, que se agranda cuando realmente esas conversaciones pareadas son realemente monólogos, uno habla para escucharse, sin apenas dar importancia a tener a alguien enfrente.
Hay dos escenas que encuentro fascinantes: la primera, cuando Ramírez y Enrique (el genial Dechent) están en la azotea, y éste último estalla, contándole a su compañero sus problemas.
La segunda es cuando Ramírez y los cuatro que firman la hoja solicitando esa "smoking room" se reúnen, que me parece un excepcional relato de cómo la cobardía de la masa se impone sobre la individualidad.
Por supuesto, destacaría ese magnífico uso de la cámara, esos primerísimos planos, zooms y movimientos, que podrían desconcertar al espectador y asustar a los actores, pero todo el elenco está impresionante. También me gusta que no haya música, salvo el Hoy Puede Ser un Gran Día de Serrat, que acompaña la última escena y los créditos finales.