39 escalones

La organización 39 escalones, una organización que merece todos los respetos, más que nada por su nombre, se va a servir de Mr Memory para que una vez hipnotizado envíe un mensaje fuera de Inglaterra que en conocimiento de una potencia enemiga (Sildavia seguramente), supondrá un auténtico peligro para la defensa del país. Y es que han averiguado que los cazas de la aviación militar, fallan a 300 kilómetros por hora y el motor se gripa y se van a tomar por culo.

Hasta aquí, bien. Pero… Por favor, seamos serios. Señor Hichtcock, por favor, insisto, piense... No nos tome por tontos, cúrreselo un poco y no trate a la gente como unos ganapanes, coño. ¿De verdad que hace falta hipnotizar al señor Míster Memory para pasar ese mensaje? Por favor, Alfredo… Alfredo… Di Stefano, no me regatees, que me quieres hacer la bicicleta, piensa lo que dices.

El señor Memoria es un señor muy ocupado porque está estudiando toda la enciclopedia Británica, tiene 300 volúmenes para repasar luego no está para esas minucias…, mira, yo mismo puedo pasar ese mensaje y eso que tengo memoria de pez. De pez adulto, que conste. Te voy a cobrar muy poco, menos que la organización 39 escalones; la mía es la 38 escalones pero muy buena también. Y no se me va a olvidar cuál es el mensaje, de verdad. Ya verás, si quieres lo anoto en un posit para más seguridad.

Le aseguro a usted que no hace falta tanta parafernalia para comunicar ese escueto mensaje al enemigo. Créame. Sí, ya sé que el señor M2 (hablamos en clave porque somos espías: M2 = MM, o sea, MM = Mitad Meñique; no confundir con 2M: Míster Memory), pues bien, sabemos que M2 tiene que ganarse el sueldo y hacer las cosas para que parezca todo una película de agentes secretos y de organizaciones de espías, pero una vez que han visto los informes y saben lo que les pasa a los aviones ingleses, con decirlo por teléfono arreglado, ¿ves que sencillo? Y si no quieres decirlo por teléfono o por carta o por mensajería pues te haces un viaje al continente y se lo dices al contacto en la barra de un bar tomando unas cañas.

Es que no veo por qué tanto cuento con el señor Memoria que encima le pegan un tiro al pobre hombre y tanto teatro y tanta leche para una cosa tan simple de hacer y de decir… Los finales en una película son muy importantes y en este caso es tan birriosa la explicación con que concluye el suspense, que estropea el conjunto de la película y hace bajar la nota considerablemente. Nada más.

Pero, al final de la era cinematográfica, os emplazo en el infierno. Cuando estéis allí todos juntitos, veréis que nosotros teníamos razón (aunque también os importe un tercer pepino). Que lo paséis bien mientras tanto, que nosotros haremos lo mismo, viendo obras de arte como “39 escalones”.