El apóstol

La sorpresa con esta película ha sido mayúscula. Una animación correcta (aunque no de 10, ya que algunas transiciones no son todo lo suave que se esperarían), un guión estupendo con una historia que atraviesa todo el folklore español, (y no sólo el gallego, en Andalucia por ejemplo, bien que se hablaba en los pueblos de estas figuras que atraviesan la película), y una música sobresaliente.

Pero más aún me quedo con la estética, impresionante, y ya era hora. Lúgubre, densa, plomiza y católica. De ese catolicismo añejo que nos daba miedo, cuando ibas a la sacristía y te encontrabas el santo lacerado o el cristo agonizante.

Muchos hay aqui que se acuerdan de Tim Burton, y yo eso no lo entiendo, salvo en un sentido, ¡YA ERA HORA! Ya era hora que para hacer una película de animación y terror, se olvidase uno de la estética de Burton y crease algo nuevo ( o viejo, ya que todos sabemos de donde salen las referencias que reinterpretan).

En definitiva, una gran joya... Que esperemos, tenga continuación en otros proyectos.

Como en España siempre hemos tenido complejo de pariente pobre de alguien, pues vemos esta peli tan maja y tan bonita y tan autóctona, y nos puede dar por pensar que es maravillosa y obra maéstrica; pero no lo es. Qué le vamos a hacer…

Si comparamos la técnica de animación de esta peli con cualquier otra de la Aardman, por ejemplo, encontraremos El Apóstol algo rudimentaria… si, ya sé… las comparaciones son odiosas… lamento serlo yo también.

Y en cuanto a la historia, pues hombre… es un poco peregrina. De hecho, ni siquiera se puede decir que sea muy entretenida... Al rato de empezar la función entra en un bucle extraño y farragosamente expuesto, explicando sólo a medias el meollo del asunto mediante una tonada animada a lo Monty Python en sus viejos tiempos, que no termina de pegar mucho con nada de lo demás, y que trasmite la sensación de ser un parche para ahorrar recursos, tanto económicos como artísticos (que es lo mismo, en este caso)

Pero pese a esto que digo, la peli resulta original y consigue despertar cariño en quien la visiona, y por eso se disfruta. Es que es muy riquiña.

No tienen nada que envidiar a películas como "Chicken Run" o "Wallace y Gromit". Una historia sencilla y entretenida, con una atmósfera tétrica,pero bien construida.
Sobretodo, una impresionante labor de técnicos y profesionales y un curro tremendo de años y años.
Sin embargo, la historia me dejó un poco frío.A pesar de ello, gran película y muy recomendable

En esta ocasión, me gustaría hablar sobre una gran película que ha tenido gran repercusión mediática y que, a pesar de ello, poca gente ha conseguido ver. Me refiero a “O Apóstolo”, la premiada película de Fernando Cortizo. Como la prensa no se ha cansado de destacar, se trata de la primera película de animación stop-motion de Europa desarrollada mediante producción estereoscópica. Y se ha llevado a cabo en Santiago de Compostela.

Desde el momento que supe de la existencia de este film, ya un par de años antes de su estreno, supe que iría a verla. Personalmente, siento especial afición por las películas de animación, ámbito al que quiero dedicarme profesionalmente; por otro lado, el hecho de estar hecha en Santiago, resultaba para mí un valor añadido, pues opino que hay que apoyar los productos locales. Especialmente, si son buenos, y esta película, desde luego, parecía serlo. De modo que insistí para que me acompañasen a verla, y no me defraudó.
La sinopsis es tan sencilla como esto: un presidario huido de la cárcel se hace pasar por peregrino para recuperar unas joyas de las que su amigo le ha hablado y poder iniciar una vida nueva y tranquila. El protagonista es atraído hasta el pueblo de Xanaz; desde el principio sabemos que es víctima de engaños (vemos cómo el personaje de Celso Bugallo cambia el cartel indicativo para atraerlo al pueblo) pero no sabemos el porqué, manteniéndose de este modo una cierta tensión y suspense, muy bien logrados. Nos intrigan además diversos detalles ya desde el inicio, como la actitud de secretismo del personaje de Tosar, los engaños, las sospechosas gentes de la taberna de Xanaz, hasta el veneno que vemos que el personaje de Geraldine Chaplin vierte en la leche del protagonista. Pero no sabremos lo que pasa hasta muy avanzado el film, manteniéndose el suspense el tiempo necesario.
Paralelamente, seguimos una acción que se desarrolla desde Santiago: el arcipreste va a recibir una medalla, y con sus aires de grandeza, está convencido de que llegará a ser papa; en contrapunto, tenemos al humilde ayudante Pablo, que interpreta Jorge Sanz, que es tratado casi como un esclavo por el otro. Como la comisión de la Virgen de Lourdes tarda en llegar a la capital gallega, el arcipreste resuelve salir en su busca, desatendiendo sus obligaciones. Pablo y él acabarán siendo también atraídos al extraño pueblo donde se encuentra Ramón, confluyendo así los dos hilos argumentales.
Considero que la aportación cultural del film es muy interesante, por lo mencionado más arriba: ofrece un relato fantástico que bien podría compararse con las Historias que ninguén cre de Ánxel Fole, u otros similares; esos relatos antiguos, propios de la Galicia mágica y que, por desgracia, cada vez son menos conocidos.

En general, me maravilló la crítica a la Iglesia en el film, y sus personajes representativos creo que son los mejor logrados: ese malvado don Cesáreo, párroco que dirige el pueblo, y el ridículo arcipreste pagado de sí mismo; las dos caras de la moneda de la iglesia católica, que la película critica con dureza. El primero es un sanguinario retorcido; el segundo, aunque más inofensivo, resulta igualmente detestable para el espectador. Hasta la caracterización caricaturesca de los muñecos de ambos personajes me parece sencillamente genial, y el final que le espera al arcipreste se me antojó sublime. No podría haber desenlace mejor para tan odioso personaje.

En definitiva; me parece una película altamente recomendable, casi para cualquier público. Tiene una trama muy interesante, cargada de misterio y con toques de humor- gallego, cómo no-. Se aprecia el trabajo, dedicación y cariño que hay detrás de cada muñeco, de cada movimiento, de cada escenario. Tres años de arduo trabajo les ha llevado producir esta maravilla de poco más de una hora. Un tiempo, sin duda, bien aprovechado.

O Apostolo (El Apóstol, 2012) es una de aquellas películas que de tanto en tanto, sin tener demasiada publicidad detrás, consiguen hacerse un hueco en su género. En este caso, el género de la animación, que en nuestro país ha tenido que recorrer caminos tortuosos. Su director es Fernando Cortizo, que siempre ha estado inmerso en la animación, desde que debutó con El Ladrón de Muñecas (El Ladrón de Muñecas, 2007) un cortometraje de 10 minutos de duración. El Apóstol tuvo éxito de crítica y recibió varias nominaciones, aunque tuvo que soportar la deshonra de ser superada en los Goya, donde se prefirió, de manera bochornosa, premiar Las Aventuras de Tadeo Jones (Las Aventuras de Tadeo Jones, 2012) antes que el filme de Cortizo. La película ha estado producida por Artefacto producciones, una productora con sabor gallego, que deja su impronta en la película de manera clara, como veremos más adelante.

Si algo tiene de bueno el filme de Fernando Cortizo es que capta a la perfección el ambiente de aquella Galicia mágica y rural, que aparece a los turistas que de verdad saben buscar. Aunque no sea con una visión positiva…Sino más bien terrorífica. Y es que se puede englobar perfectamente la película en el género de terror (como temática), y de hecho, la historia que cuenta la película tiene un regusto a muchos de los argumentos que se utilizaron en la década del cine fantástico más prodigiosa del cine español (años setenta). No es casual que en los títulos de crédito la película aparezca dedicada a Paul Naschy, uno de los iconos más representativos de dicha etapa.

La película, que está escrita por el propio Fernando Cortizo, se abre con una cínica secuencia que poco tendrá que ver con el tono posterior del filme. Un ladrón ha escondido un tesoro en un pueblo después de fugarse de la cárcel, y al cabo de un año vuelve a recuperarlo. Sin embargo, se extraviará, y acabará en un extraño pueblo donde la gente parece realmente siniestra.Es ahí donde la leyenda de Paul Naschy parece encarnarse en diversos protagonistas, pero el que más nos recuerda a sus tipos de películas es el que encarna el padre de este extraño pueblo. Su gracia, pese a lo detestable que supone este personaje, es indudable, y medida película se la lleva a sus espaldas. Nuestro protagonista es básicamente secuestrado, y una maldición parece planear sobre el pueblo.

La mitología gallega es un referente inevitable de El Apóstol, que mezcla varias de las leyendas más clásicas (incluyendo una vertiente hereje que siempre ha sido muy fructífera en dichas tierras) para respaldar el filme. Efectivamente, la célebre compañía de difuntos, es decir, la Santa Compaña aparece con un papel de excepción en el filme. De igual manera podemos citar también la Catedral de Santiago, y sobre todo, el ambiente rural, que es el que lleva todo el peso de la película. Pero no de una manera folclórica, sino que Cortizo se empapa de todo este material con mucho mimo, aunque sea como ya he dicho anteriormente, para describir en ciertas ocasiones un ambiente terrorífico. Si no, sólo hace falta que volvamos a dar un paseo por esa aldea, esa aldea que se retrotrae al mismo ambiente que vio dar a luz a personajes como Manuel Blanco Romasanta, o aquella en la que cada pocos pasos uno se encuentra con un mágico cruceiro.

No se puede obviar la técnica magistral que emplea la película, que recurre al Stop-motion clásico, con material de Plastilina y que está perfectamente empleada. Los personajes resultan bastante creíbles, pese a que Cortizo no renuncia a darles el toque tan característico que da la técnica, y además más de uno está basado en célebres actores, pero donde realmente triunfa el Stop-Motion es en el ya comentado ambiente que emplea El Apóstol.

Puede que el punto más flojo del filme lo encontramos en el desarrollo de su guión, que hacía la mitad del filme acaba desvariando un tanto. Una vez han encarcelado a nuestro ladrón, la película se desvía hacía dos personajes poco simpáticos (por más que uno de ellos tenga la voz del actor Fernando Sanz) que rompen con la tensión que había acumulado hasta el momento la película. Además y a pesar de que el tono infantil siempre es presente (y con esto pretende justificarse en algunos aspectos) el subrayado del personaje del Obispo resulta bastante forzado. Por otra parte, la propia película se limita con un final demasiado predecible (otra vez gracias al personaje del Obispo, al que se le ve venir de lejos su destino) que rompe con el tono terrorífico del filme, para abrazar caminos mucho más convencionales (y comerciales). Una pena, porque hasta ese momento, la película de Fernando Cortizo había tratado de manera respetuosa al espectador.

https://neokunst.wordpress.com/2015/06/29/el-apostol-2012/