En esta ocasión, me gustaría hablar sobre una gran película que ha tenido gran repercusión mediática y que, a pesar de ello, poca gente ha conseguido ver. Me refiero a “O Apóstolo”, la premiada película de Fernando Cortizo. Como la prensa no se ha cansado de destacar, se trata de la primera película de animación stop-motion de Europa desarrollada mediante producción estereoscópica. Y se ha llevado a cabo en Santiago de Compostela.

Desde el momento que supe de la existencia de este film, ya un par de años antes de su estreno, supe que iría a verla. Personalmente, siento especial afición por las películas de animación, ámbito al que quiero dedicarme profesionalmente; por otro lado, el hecho de estar hecha en Santiago, resultaba para mí un valor añadido, pues opino que hay que apoyar los productos locales. Especialmente, si son buenos, y esta película, desde luego, parecía serlo. De modo que insistí para que me acompañasen a verla, y no me defraudó.
La sinopsis es tan sencilla como esto: un presidario huido de la cárcel se hace pasar por peregrino para recuperar unas joyas de las que su amigo le ha hablado y poder iniciar una vida nueva y tranquila. El protagonista es atraído hasta el pueblo de Xanaz; desde el principio sabemos que es víctima de engaños (vemos cómo el personaje de Celso Bugallo cambia el cartel indicativo para atraerlo al pueblo) pero no sabemos el porqué, manteniéndose de este modo una cierta tensión y suspense, muy bien logrados. Nos intrigan además diversos detalles ya desde el inicio, como la actitud de secretismo del personaje de Tosar, los engaños, las sospechosas gentes de la taberna de Xanaz, hasta el veneno que vemos que el personaje de Geraldine Chaplin vierte en la leche del protagonista. Pero no sabremos lo que pasa hasta muy avanzado el film, manteniéndose el suspense el tiempo necesario.
Paralelamente, seguimos una acción que se desarrolla desde Santiago: el arcipreste va a recibir una medalla, y con sus aires de grandeza, está convencido de que llegará a ser papa; en contrapunto, tenemos al humilde ayudante Pablo, que interpreta Jorge Sanz, que es tratado casi como un esclavo por el otro. Como la comisión de la Virgen de Lourdes tarda en llegar a la capital gallega, el arcipreste resuelve salir en su busca, desatendiendo sus obligaciones. Pablo y él acabarán siendo también atraídos al extraño pueblo donde se encuentra Ramón, confluyendo así los dos hilos argumentales.
Considero que la aportación cultural del film es muy interesante, por lo mencionado más arriba: ofrece un relato fantástico que bien podría compararse con las Historias que ninguén cre de Ánxel Fole, u otros similares; esos relatos antiguos, propios de la Galicia mágica y que, por desgracia, cada vez son menos conocidos.

En general, me maravilló la crítica a la Iglesia en el film, y sus personajes representativos creo que son los mejor logrados: ese malvado don Cesáreo, párroco que dirige el pueblo, y el ridículo arcipreste pagado de sí mismo; las dos caras de la moneda de la iglesia católica, que la película critica con dureza. El primero es un sanguinario retorcido; el segundo, aunque más inofensivo, resulta igualmente detestable para el espectador. Hasta la caracterización caricaturesca de los muñecos de ambos personajes me parece sencillamente genial, y el final que le espera al arcipreste se me antojó sublime. No podría haber desenlace mejor para tan odioso personaje.

En definitiva; me parece una película altamente recomendable, casi para cualquier público. Tiene una trama muy interesante, cargada de misterio y con toques de humor- gallego, cómo no-. Se aprecia el trabajo, dedicación y cariño que hay detrás de cada muñeco, de cada movimiento, de cada escenario. Tres años de arduo trabajo les ha llevado producir esta maravilla de poco más de una hora. Un tiempo, sin duda, bien aprovechado.