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Mi cena con André

Drama Malle se atreve con un film sobre una conversación entre dos personas, obteniendo excelentes críticas en USA. Dándose vida a sí mismos, los actores y autores Wallace Shawn y André Gregory quedan una noche a cenar. Como buenos amigos, se empiezan a contar múltiples experiencias personales, a través de las cuales comienzan a surgir los grandes temas de la existencia. Dirigida por Louis Malle, y con guión creado por los dos protagonistas, ... [+]
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Críticas 32
Críticas ordenadas por utilidad
15 de agosto de 2021
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Wallace Shawn, un actor de Nueva York próximo a los cuarenta, acude a una cita para cenar con André Gregory, un antiguo colega, director de teatro, al que hace tiempo que no ve.

André comienza relatando sus experiencias viajando por otros países, conociendo a grupos alternativos, conviviendo con gente interesante, descubriendo nuevas realidades. Wallace, que al principio le deja hablar, termina por exponer su visión del mundo, opuesta a la de su amigo.

Shawn y Gregory son los autores del guion, basado en conversaciones que mantuvieron a lo largo de los años, si bien los personajes, aunque se les parecen, no son exactamente ellos. Louis Malle, lejos de tratar de ocultar el carácter teatral de la película, cede el protagonismo al diálogo, aplica una puesta en escena invisible, centra su atención en lo que dicen y lo que ocultan, en las reacciones que suscitan las palabras.

Se trata de la eterna pugna entre idealismo y pragmatismo. Así, si uno defiende que la sociedad moderna nos oprime, que hemos construido enormes prisiones a las que llamamos ciudades, que nos hemos vuelto insensibles, ciegos ante lo que nos rodea, que la confianza depositada en el progreso no nos ha traído más que infelicidad, el otro celebra las virtudes de la manta eléctrica, confiesa que enfoca todos sus esfuerzos en sobrevivir, en pagar las facturas e ir tirando, en pasar buenos ratos al lado de su esposa, que no pierde el tiempo en reflexiones inútiles, que no ha pensado en machar al Tíbet para encontrar un sentido a su vida. Ambos se enzarzan en una discusión educada en la que ninguno de los dos logra convencer completamente al otro, pero que les deja una sensación positiva.
Jackie Daytona
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6 de septiembre de 2009
12 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llegué a ella a través de Roger Ebert y es algo especial. Una película para ver una y otra vez por la cantidad de ideas interesantes que se vuelcan en ella. A pesar de enfrentar dos posiciones o ideas diferentes es conmovedor ver cómo se escuchan el uno al otro.
Love Gun
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12 de marzo de 2017
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera cuestion llamativa en esta obra es la de las expectativas. En las pocas escenas antes de que la cena tuviera lugar se nos presenta a Wallace, abatido por la rutina diaria, con muy pocas ganas de cumplir con el compromiso adquirido de cenar con su viejo amigo André, de quien, por cierto, SE decía, estaba loco tras unos viajes que lo habían dejado trastornado.

André, sin embargo, y aunque no se muestra en la película a buen seguro aguardaba con interés una agradable velada con su viejo amigo Wallace.

Expectativas distintas para un mismo evento: Una cena.

Casi durante una hora, la primera de la cena, solo habla prácticamente André, mientras Willy, escucha, ora con estupefacción, ora con cierta intriga, todo lo que aquel tenía que contarle sobre talleres espontáneos de improvisación en los que las mas inusuales prácticas tenían lugar, cantos unísonos e incesantes en distintas lenguas, bautismos rituales, monjes del Tíbet pisoteando a golpe de masaje la espalda de su mujer u objetos animalizándose o tornándose paganas deidades. Todo podía ser y pasar en aquellas experiencias de André.

La cara de incredulidad de Wallace va cambiando a curiosidad cuando descubre; en primer lugar, que André no era aquel loco de quien se hablaba y que le había parecido a primer vistazo, sino que detrás de todos aquellos aparentes desvaríos había una idea. No una idea cualquiera. Una poderosa. La idea de vivir.

Si por aquello se maldecía André antes de "su bautismo" era de no haber vivido, no en un plano ontologico, sino en uno espiritual, humanista y existencial.

André induce a Wallace a la reflexión, ¿Por que estaba André insatisfecho, tenía todo, mujer familia y un buen trabajo y dinero? ¿No le parecía la vida autentica? ¿Por que? ¿Adormecidos dice? ¿Son las ciudades los nuevos campos de exterminio, de exterminio del ser humano?

Mira andre, yo soy un hombre sencillo, con sus objetivos y sus rutinas, y con sus mas y con sus menos, un buen tipo. ¿Que he de hacer para liberarme? ¿Hemos de ir los espectadores y yo al Tíbet o al Himalaya para adquirir conciencia de lo real? ¿No es el estanco de la esquina tan real como esas remotas experiencias de las que me hablas?

Si Wallace, el problema es que nadie ve el estanco. El viaje lo puedes hacer en una habitación o en el Himalaya, lo importante es darte cuenta de lo que importa. Ser ser humano, cuestionar o abandonar automatismos. Cuestionar o abandonar objetivos. Cuestionar o abandonar roles. ¿Se puede ser uno mismo cuando se es padre de alguien, esposo de alguien? ¿Si tanta gente en Nueva York quiere irse, por que no lo hacen? Mira Wallace, una vez un amigo mío hablando de ello me dio una semilla de pino y me dijo "escapa antes de que sea tarde".

Un campo de concentración, un sistema capitalista, un estado, unas inercias que empujan al individuo a unos objetivos, a unas rutinas y a unos roles que le adormecen, que le hacen perecer como tal individuo y nacer como autómata, como "S"oldado "S"ocial. Esta es la realidad del hombre para André, de un hombre, que, stricto sensu, murió en los 60.

Willy no puede dar crédito a lo que oye, lo que escucha de André ya no solo le deja de parecer una locura sino que empieza a ver como describe su propia realidad con una fidelidad peligrosa.

La velada toca a su fin, los comensales se han ido. Willy se pregunta si el camarero que recoge la cuenta es también un autómata, coge un taxi, y nota como todas las calles de la ciudad le recuerdan cosas de su pasado, partes de su vida. Esta seguro de conocerse al dedillo todos los recovecos de su campo de concentración. Ese que le ha dado hasta ahora una zona de confort relativamente cómoda.

No obstante es posible que la cena con su viejo amigo pueda cambiar todo eso, sacarle de allí. Aún en el taxi, Wallace, nota que cuando salían del restaurante André le había deslizado algo en el bolsillo sin darse cuenta. Cuando abrió la palma de su mano, allí estaba, gritándole, "Escapa antes de que sea tarde"; Aquella semilla de pino.
Mikelmaster
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23 de abril de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cuántos mundos coexisten a la vez?
Quiero tirarme en el sofá de mi casa a ver telebasura, y quiero saber que me están practicando una lobotomía mientras lo hago; quiero sentirme libre en mi ciudad, pero conocer que me encadena y me hace esclava de un sistema; quiero enamorarme, y también saber que la persona que miro enamorada es alguien que nunca conoceré del todo. Entonces, ¿caemos en la deliciosa trampa? ¿Hay, acaso, trampa? ¿Las cosas son lo que vemos, o tenemos que experimentar una vivencia extrema en el Everest que deambule entre el silencio y el arte para descubrirnos como seres humanos? ¿Vivimos en un mundo onírico bien amueblado por el capitalismo?

Esta película contrapone dos visiones del mundo: un plano sabio que habita la fantasía, donde da igual si las cosas sucedieron en nuestro mundo material porque basta con vivirlas en la cabeza, un plano contra todo y a favor de la verdad y de la propia interrogación que abre la verdad... y otro plano, humano, que acepta la trampa en la que caemos, que nos libra de culpa porque "qué le vamos a hacer" y que garantiza que no tiene nada de amoral alegrarse por ver el café por la mañana. Y, ¿en qué plano debemos vivir? ¿Quién tiene razón, Wallace o André? Oh, eso es lo menos importante: quién tiene razón. Los dos la tienen, ninguno; ninguno intenta tenerla.
Somos robots como esos camareros cuya única misión es servir la mesa a cambio de un sueldo, con un uniforme estipulado y unos modales impecables, ¡esclavos del sistema! ¡Víctimas de un Nueva York que te somete! Oh, pero también son seres dignos, la vida es así, no es tan malo, puede que sean felices, que lleguen a casa y esté su mujer esperándoles, puede que sean de esos que ven la felicidad en el café preparado por la mañana. A fin de cuentas, tienen que ganarse la vida, ¿qué tipo de monstruo que se considera intelectualmente superior sería capaz de juzgarles? ¿Qué tipo de individuo lobotomizado no lo haría?

Sin duda, una experiencia. Wallace y André parecían ser dos partes escondidas que habitan en mí saliendo a hablar, a defenderse como mejor pueden. Somos libres en un mundo carcelario.
pdta: con qué poco se puede hacer una gran película... pero hay que tener mucho talento para escribir este guión, haber vivido múltiples vidas dentro de esta...
Lupina
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31 de julio de 2023
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escribo esta crítica porque creo que el resto de críticas no han incidido en varios puntos importantes.

Esta película muy sobrevalorada aparece en muchas listas cinéfilas de las mejores películas de la historia, entre dos actores que fueron muy icónicos en su época en este tipo de películas.

Trata sobre el encuentro y la conversación después de muchos años sin verse de dos autores dramáticos de Nueva York. Quitando el prólogo de un Nueva York sucio con estética setentera y el epílogo final toda la película transcurre en un Restaurante de lujo envejecido enfrente de un espejo.
Relata la conversación entre Shawn que es una persona sensata, y que a lo largo de la conversación demuestra una profunda admiración hacia la figura de su amigo, pero que defiende una vida convencional trabajando, con una pareja, con sus pequeños caprichos, y que pasada ya una edad solo piensa en ganar dinero.

Y Gregory que abandonó a su mujer y a sus dos hijos para vivir experiencias teatrales-místicas en Polonia, Escocia, o el Sahara defiende las fantasías caprichosas de la Nueva Era Hippie, el Arte por el Arte y la inactividad para producir un éxtasis de "la vida auténtica" y "la percepción de la muerte" citando a numerosos autores contantemente desde el nihilismo liberador de Schopenhauer hasta el budismo.
(Al final inverosímilmente hasta es él el que paga la cuenta).

Mientras Shawn le replica que el estilo de vida de Gregory obviamente no es posible para las millones de personas de Nueva York.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Alfonso Marlowe
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