Drama edulcorado de hora de la siesta del Sur de Estados Unidos que trata suavemente sobre el racismo, durante los años 1950-60. Además de una recreación perfecta de la época, la película tiene todos los clichés superficiales sobre el racismo.

Están las mujeres blancas cuyo trabajo es tener hijos y arreglarse para estar impecablemente guapas, (¿cómo ocuparán el resto del tiempo?), y las criadas negras que se lo hacen casitodo, hasta cuidarles sus hijos, más que incluso a los suyos propios. (Lo woke políticamente correcto siempre es igual, cuando son artistas varones siempre el trabajo duro se lo hacen de verdad sus mujeres, sus ayudantes o hasta la señora de la limpieza; cuando son mujeres blancas que son egoístas, y prejuicosas hasta lo hiriente, todo el trabajo lo hacen las señoras de la limpieza negras, que son las auténticamente cristianas, bondadosas, abnegadas etc.). Por lo menos, en esta película nadie condena a una persona de color por un delito que no ha cometido y aunque suponemos que hay una paliza no sale en escena.

Emma Stone hace de una chica que de un suburbio acomodado del Sur de Estados Unidos va a la Universidad para ser periodista, vuelve al pueblo con una actitud crítica y escribe en un libro de forma sangrante de lo que pasa, como una especie de ajuste de cuentas benigno.

Es una película superficial pero en parte necesaria dentro del ambiente social de odio alentado por Donald Trump donde se daba a entender machaconamente que la mayoría de los negros solo viven de ayudas que pagan los blancos con sus impuestos.
Además no es una película tan hiriente como debió de ser la realidad, lo que decepciona bastante pero si no sabes mezclar drama auténtico con un poco de humor, lo mejor es hacerlo así. Mucha tinta para tan poco calamar.

Solo recomendable para momentos de extremo aburrimiento, sino hay nada mejor, por el buen rollo que transmite esta floja película.

Para ser honestos aunque me gustó la película ni siquiera acabé de verla. Y ésta es mi mejor definición de la película: es una película inverosímil llena de vida que te resulta indiferente, te dan igual como acaben los personajes o si llega a haber una trama como termina. Empezaban los 90 y querían mantener el entusiasmo de los 80 pero con más esteticismo.

Una trama absurda si la llegas a entender del todo, lo que importa es la estética del conjunto y de las partes, el glamour y el carisma de los actores desde Bruce Willis hasta Andie MacDowell que tiene pinta de no enterarse bien ni de las situaciones en las que está.

La película da tantos giros de guion en cada escena para impresionarte, que ya te da igual lo que pase, ni siquiera intentas darle sentido a lo que estás viendo. Me recuerda al Mr Arkadin de Orson Welles. La película no tiene un humor de verdad sino algunas obviedades sobre escenas sexuales, y frases simplonas sobre el sobrepeso y la vejez. Solo queda el uso y abuso del gesto de la sonrisa pícara de Bruce Willis.

Da la sensación que Bruce Willis cuando participó en series como Luz de Luna o la Jungla de Cristal veía los giros del guion y pensaba que él podía mejorarlo complicándolo todo, pero una película convencional no funciona así. No hay caracteres profundos, la sonrisita de Bruce Willis que hace de un ladrón chulillo que va por distintas capitales europeas robando objetos de Leonardo da Vinci no genera empatía.

El ambiente magníficamente representado, un casting idóneo y unas interpretaciones que aunque al principio cuesta entender, a mí me crean empatía y un profundo encanto hipnótico.

Un desierto, un chamizo que parece vacío, abstracto, trabajar incansablemente sobre la arena, un entomólogo cuyo sueño es atrapar bichos y quizá matarlos para estudiarlos y que sigan con vida para así hacerlos vivir eternamente: darles transcendencia, que dejen una huella.

Completamente recomendable.

Un crimen inexplicable con numerosas imágenes de archivo en una familia perfecta norteamericana, con su enorme casa, sus dos hermosas niñas y su bella mujer. El marido en principio desolado. El hecho que veas en imágenes de archivo la vida "perfecta" de esas personas es el gran encanto perturbador que tiene. Hacen que la explicación del crimen mucho más increíble y profunda.

Una serie autobiográfica completamente recomendable, aunque resulta sombría y los personajes son bastante patéticos explícita e implícitamente. El protagonista fue el que escribió la historia original, que vivió en primera persona, en la que está basado el guion original.

Pero no solo el camarero que duda si tiene talento para ser cómico o sobre si es gay, sino los abusos sexuales y de amistad del pasado, su relación con una mujer trans, o su otra relación con un guionista que le crea expectativas de que va a ayudarle en el mundo de la interpretación y el hecho de que está tan solo que incluso cuando te das cuenta que la clienta- crush tiene una obsesión insana contigo y tiene problemas mentales en vez de cortar de cuajo sigues la relación ya sea porque es la única que te elogia tus rasgos masculinos o porque confía en ti (?).

Esta serie te atrapa y es convincente aunque haya muchos momentos absurdos donde parece que el protagonista es un masoquista perpetuo. De hecho, inmediatamente después de verla recomiendo volver a ver las escenas más incomprensibles que parece que no tienen sentido, porque sorprendentemente lo tienen.

Como estamos saturados de tantas series de fantasía secuelas de películas ya clásicas, volvernos a meter en una serie hiperrealista sabe a agua fresca. A la mujer real en la que está basado la protagonista le hicieron una entrevista en la televisión y la verdad es que coincide bastante con la personalidad que refleja la serie.