Buda explotó por vergüenza

Todavía tengo un nudo en la garganta.
Esta chavala iraní les da una lección de cinematografía a los 4 gerontes de Hollywood, prácticamente sin presupuesto y con una Meryl Streep de 6 años que le quita el aliento al más pintado.
No tengo mucho más por decir. Tampoco es que quiera. Lo dice todo ella, con un título que si observais es la última línea del guión.
Extraordinaria.

NOTA: esto lo añado dos horas después y tras haber leído las críticas negativas a este filme. De repente se me ocurre que la falta de empatía de ciertos comentaristas contribuye a que estos filmes se hagan necesarios. Estrictamente necesarios, como reza la pintada que hay cerca de mi casa: "El sistema se nutre de tu indiferencia".
Señores: esta película no puede leerse con la cabeza sino con lo que hay entre tetas y tetillas.
(Y ahora me tacharán de sentimental. Qué horror, en estos tiempos. Y, oh: qué pretenciosa!).

La pureza del rostro de la pequeña protagonista del film es el que hace que nos enganchemos con fuerza a esta historia mínima en desarrollo, pero densa en valores y fundamentos de convivencia entre seres humanos. La fragilidad de la niña nos mantiene en vilo durante su periplo, árido en lo geográfico y desértico en lo antropológico. Sólo quiere ir a la escuela, qué pena...
Sorprende mucho saber que la directora no había cumplido los veinte años al rodarla. Todo es precoz en esta película.
Pd. Los niños solamente reproducen comportamientos...

El cine iraní tiende a presentar historias sobre la crueldad del hombre por aquellas tierras. Para ello es frecuente emplear a niños como protagonistas. Quizá una manera un tanto rastrera de llegar al corazón del espectador. Porque los niños son los que más sufren en los conflictos bélicos, los que tienen que crecen con las lacras de la sociedad en las que les toca vivir, porque representan a menudo la pérdida de la inocencia. Pero hay que reconocer que, por lo general, es una técnica efectiva.
Hana Makhmalbaf se vale de una narración sencilla, protagonizada por una niña - Baktay -de mirada profunda y expresión triste cuyo único afán consiste en aprender "historias divertidas". Empieza la odisea de la pequeña por comprar un cuaderno, el cuaderno donde plasmar sus futuros conocimientos. La joven directora muestra la crudeza del día a día en Irán a través de los diversos obstáculos que encuentra Baktay en una sociedad belicosa desde sus entrañas (los niños imitan hasta el extremo la guerra en sus juegos). Además, cabe destacar los momentos de verdadera congoja, con primeros planos sobrecogedores, por saber qué pasará con Baktay.
No será la mejor película sobre la infancia en Irán, sin embargo, Hana Makhmalbaf merece una oportunidad en parte debido a su extrema juventud (19 años) al rodarla.

Otro de los personajes que se te quedan grabados dentro de la cabeza. La niña. La inocencia hecha persona. Las ganas de luchar por lo que uno quiere desde principio. No me explico cómo han podido grabar esta película. De verdad que no lo entiendo. Y encima descubro después que la directora tiene 18 años!!!. Escenas para siempre también: La guerra entre los niños talibanes; el rapto de las niñas; y la entrada en la escuela de la niña peleando por un sitio donde sentarse y pintando al resto de la clase para ponerlas guapas... Inmensa.

Ella sólo quería ir al colegio, pero la crueldad infantil de los niños que la rodeaba con sus temerosos palo-pistola se lo impedían; mas su crueldad no era para conseguir mortificar a la niña, su mal no era tal. Ellos habían nacido entre soldados, ido (los que pudieron) a la escuela, soportando las evacuaciones bajo amenaza de bomba, temiendo que sus cuerpecitos de niño salieran volando hasta chocar violentamente contra las paredes de un mundo dominado por la violencia, cual peluche lanzado al otro lado de la habitación. Los niños habían recorrido las calles infestadas de hombres con pistolas de verdad, ellos sólo tenían palos.

La niña, envuelta en un haber de inocencia desgarrada por la guerra, quería aprender, pero el camino a la escuela pasaba por la base enemiga. Niños con palos sonriendo inocentemente viendo la guerra desde las rocas polvorosas bañadas en una arena sucia y gastada, con restos de barro y babas. En sus ojos se atisba una sonrisa: Puta guerra.

Hana Makhmalbaf, creadora de esta película con tan solo 18 años, crea una obra brutal y contundente vista desde un punto de vista infantil, pero que a veces se deja llevar por esto último creando algo bastante aburrido e infame.

Recomendada a todos los amantes del cine iraní o a los que quieran ver CINE. Básico, simple, corto, pero intenso.