El templo del oro

Buena, pero desaprovechada película, que incluso hasta me atrevería a decir que es de las mejores de Chuck Norris. Claro que todo eso es gracias al director (que en paz este) J. Lee Thompson, que siempre supo dirigir buenas películas de verdad.
Sin ir más lejos, la caratula de este film es ciertamente guay, claro que todos sabemos que este es un detalle insignificante, pues lo que de verdad importa, lo que verdaderamente interesa es la calidad de la peli, y la de esta es alta, aunque no demasiada, por desgracia, pues aunque no es baja podía haber sido aun más elevada de lo que es.

El caso es que los nostálgicos recordarán con mucho cariño esta película, ya que tiene su encanto, a pesar de no haber sido lo más en su momento.

El fallecido cineasta J. Lee Thompson, dejó en herencia una extensa filmografía, entre ella, van desde clásicos como 'Los cañones de Navarone', 'El cabo del terror, o 'Las minas del rey Salomón', hasta unas cuantas cintas que fueron protagonizadas por su colega Charles Bronson (Al filo de la medianoche, La ley de Murphy, Yo soy la justicia II, Mensajero de la muerte etc ...).
Dicho director, con 'El templo del oro' (exploit de Indiana Jones) ofreció al público una de las cintas más curiosas de la carrera de Chuck Norris, ya que éste, se atrevió con un registro distinto (el cómico) algo a tener en cuenta, y que por cierto, no se le dió nada mal. En esta cinta de aventuras cómicas acompañando a Norris tenemos al actor Louis Gossett Jr. (divertidímo su personaje) y Melody Anderson (Flash Gordon), un trío con mucha química. El film es malo, sin embargo, es entretenido y divertido gracias a los protagonistas, sus diálogos y acciones. Recomendable sin duda para una tarde de risas con los amigos.

Sé que Chuck Norris tiene tanto talento para el cine como un cantante de reguetón para hacer poesía profunda.
Sé que el "atrezzo" y decorados son más propios de los peores capítulos de MacGyver que de una película que intenta emular a Indiana Jones (hasta sale John Rhys-Davies).
Sé que esta película no es objetivamente muy buena, pero algo tiene que me gusta.
Debe de ser la asociación que mi cerebro hace entre las películas de los 80 y mi infancia, ya que el cine de aventuras de esa época me encantaba.
También está la química de los protagonistas, más propia de una "buddy movie" que de las historias de búsqueda de tesoros. El humor (que tiene bastante) me hace gracia y en conjunto me resulta una película muy divertida con todo el sabor de la década de los 80.
Estoy seguro de que si no fuera por la nostalgia y la hubiera visto de adulto por primera vez, solo vería lo cutre que es (la pelea del bar parece de Bud Spencer y Terence Hill) y esta crítica iría en otro sentido. Pero como no es así, le voy a dar por lo menos un 5.

Lo raro no es que en la filmografía de Chuck Norris haya una cinta sobre exploradores y cazadores de tesoros, sino que, tratándose de un producto con el sello de la Cannon, además funcione tan bien. Chuck Norris haciendo el ganso. Chuck Norris emborrachándose. Chuck Norris flirteando. Y sí, Chuck Norris repartiendo leña. Pero no es lo mismo de siempre, ni por asomo. Chuck Norris resulta tan irreconocible, en tantos aspectos, que hasta terminarás creyéndote que, impulsado por el comprensible estímulo de probar un género totalmente nuevo para él, casi parece un actor de verdad.
Louis Gossett Jr. -en su etapa de mayor proyección fuera de la televisión gracias a 'Enemigo mío' (1985, Wolfgang Petersen) y 'Águila de Acero' (1986, Sidney J. Furie)- no se queda por detrás de Norris -eso sí sería raro-, tirando de picardía y oficio, reforzando, gracias a la insólita química entre los dos, el inesperado logro interpretativo del karateka rubio.
Melody Anderson aporta el contrapunto de rebeldía, dulzura y romanticismo -lo siento, pero así son las heroínas clásicas del género- que ya ejerció en la que, 6 años antes, fue la primera película -que no telefilm, por si lee esto algún fan de Elvis y/o John Carpenter- relevante de su trayectoria, 'Flash Gordon'.
Dirige el veterano J. Lee Thompson ('El oro de McKenna', 'Los cañones de Navarone') poco tiempo antes de jubilarse tras rodar tres subproductos con Charles Bronson.

En el caso bastante habitual hoy día de una racha insoportable de malas películas o de series, es decir, aquellas modernas, lo más seguro es volver a los ochenta largos, hasta muy finales de los noventa, para reconciliarse con el cine o la televisión. En esta ocasión, el refugio ha sido "El templo del oro", una comedia de aventuras que parece tontísima, y en realidad lo es, pero que nos conquista por su gran sentido del humor, por su frescura y por lo políticamente incorrecta que resulta, empezando por sus arquetipos tan clásicos: Chuck Norris es el héroe guay con el que te identificas, Louis Gossett Jr. está graciosísimo y Melody Anderson es una belleza de lo más dulce.

La presente se suma al carro de las películas de "templos" que puso de moda "Indiana Jones y el templo maldito" (1984), pero desde un punto de vista ligero y cómico. Es decir, que J. Lee Thompson repite la exitosa fórmula de "Las minas del rey Salomón" (1985), aunque con menos glamour, un reparto un punto inferior, Sharon Stone es muchísimo Sharon Stone, y un desarrollo claramente más descuidado. Lo peor de "El templo del oro" es que la trama es demasiado elemental y la aventura es algo rutinaria, de hecho carece de verdadera acción. En cambio me ha gustado lo "europeos" que son los personajes, incluido el trato a la chica. Y es que el director era inglés.