Doble o nada

Comedia dramática que se queda a caballo entre ambos géneros, sin destacar en nada. A pesar de su excelente reparto, a pesar de contar con un excelente director, a pesar de ser una adaptación de una novela autobiográfica de la protagonista, el resultado es plano y carente de cualquier espectacularidad, porque ni te da para reír, que es lo más difícil, pero es que ni siquiera te da para llorar si han sido tan incauto de pagar una butaca en un cine para ver este desaguisado.

Ni Bruce Willis, ni Catherine Zeta-Jones, muy delgada y atractiva, ni el chico "Fringe" Joshua Jackson, ni Vince Vaughn, ni tan siquiera el top less de Laura Prepon, sirven para enderezar el rumbo de este engendro protagonizado por una más que irregular Rebecca Hall y un inoperante Stephen Frears.

Todo un fracaso, siempre en mi opinión. Flojísima, 3.

No sé cómo Stephen Frears (Philomena, Alta Fidelidad) se pudo embarcar en dirigir ¿esto? Porque realmente uno no sabe a lo que se enfrenta al ver esta cinta: es estúpida e insustancial, innecesaria para la industria del cine; y por lo que ha costado, y con los actores que la pueblan, yo habría sacado más rédito con otra historia (creada por mí). Quizás el director británico aceptó hacer este trabajo porque se lo estipularon desde la productora, pero a veces hay cosas que es mejor no aceptar... aunque la otra opción (y más sensata) habría sido firmar la dirección con un pseudónimo. En cuanto al reparto... Rebecca Hall se lleva la palma, y no por ser la protagonista casi completa del filme, si no porque hace (en mi humilde parecer) una interpretación esperpéntica, histriónica rayando la absurdez y dotando a su personaje de una especie de estupidez para intentar parecerse al bueno de Forrest Gump, pero ésta, en principio, no muestra ninguna discapacidad... es tonta o demasiado corta, pero muy buena corredora de apuestas, eso sí (que es de lo que va la película). El resto del cast se ve amparado al desastre gracias a su director y actriz protagonista, y Bruce Willis se deja llevar (dirá que está trabajando con Frears y eso da caché; menos mal que pronto lo veremos en Glass recuperado por Shyamalan).
En fin, es un guión sacado de un libro autobiográfico de la protagonista que para mi gusto nunca debería haber sido llevado a la gran pantalla, ni siquiera a la chica. Y me pregunto, ¿la persona real a la que imita Rebecca Hall es tan estúpida como ella nos muestra en la película? ¿Qué pensaría al verla? ¿Y por qué los críticos profesionales dicen que está genial? ¿Es para hacerle la pelota a Frears, o es porque es una cinta de Frears? No sabemos, porque algunos tienen otros paladares diferentes, pero el público de a pie es unánime en su opinión sobre esta película... Y si no, mirar la puntuación media que tiene aquí al lado.

Beth Raymer (Rebecca Hall), cansada deja su trabajo como stripper en Florida y marcha a las Vegas para cumplir su sueño de ser camarera allí. Una vez en el lugar conocerá a Dink (Bruce Willis), corredor de apuestas deportivas que descubre en Beth grandes cualidades para los juegos de azar. Decide aliarse con ella y sin embargo el amor entre ambos parece surgir, lo cual no gusta a Tulip (Catherine Zeta-Jones), esposa de Dink. Es razón por la que Beth resulta despedida para trabajar con un corredor de apuestas de la competencia de Dink. Pero este trabajo que le saldrá caro a Beth, que se verá envuelta en operaciones ilegales de las cuales Tulip y Dink intentarán salvarla.

Stephen Frears es según mi parecer un director interesante con filmes como “Mi hermosa lavandería, 1985; “Las amistades peligrosas”, 1989; “La Reina”, 2006; “Philomena”, 2013; “Florence Foster Jenkis”, 2016; o “La reina Victoria y Abdul”, 2017… entonces no comprendo en qué estado se encontraba para realizar esta cinta tan mediocre.

El guion de D.V. DeVincentis es poco menos que horribilis, la dirección como he dicho lamentable y los actores de talla, sobre todo Willis y C. Zeta-Jones muy desaprovechados; Willis está de lástima; y Rebecca Hall, por más que airosa y vital, para mi modo de ver no da la talla.

Resumo, pues no da para más: resulta increíble que Stephen Frears haya dirigido esta película que es un ejemplo de cinta estúpida, chillona y propia para bobos. A lo peor Stephen andaba sin dinero, o estaba en estado catatónico; no sé, pero el producto es infumable y chirriante.

Stephen Frears es un director con muchos altibajos. Un tipo capaz de combinar films buenos con algunos horribles.
Esta película se quedaría en tierra de nadie. El reparto es muy atractivo, pero ante un guion tan poco lúcido, estos actores no pueden hacer nada. Rebecca Hall es la mejor apuesta del film con un look muy desenfadado. En el otro lado de la balanza, estarían unos espesos Bruce Willis y Catherine Zeta-Jones; en cuanto a Vince Vaughn y Joshua Jackson, su aportación es nula.
Durante el metraje se producen multitud de desconexiones y eso no es nada bueno para el espectador, que al final se siente estafado por haber apostado por esta película.

Y sigue Bruce con su peculiar carrera por los telefilms.
Es algo que no deja de sorprenderme como un actor de su caché, otra cosa sería hablar de sus actuaciones, puede aceptar guiones tan flojos.
Yo ya perdí el tiempo viendo esta película como para haceros perder a vosotros más tiempo leyendo la crítica.
Guión infumable, actuaciones flojisimas y ninguna razón para sentarse delante de la pantalla a visionarla.
Si teníais pensado verla, id al teatro o salid a tomar algo con los amigos.