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El rey Arturo

Aventuras. Drama Arturo (Clive Owen) está deseando abandonar Bretaña para regresar a la paz y estabilidad de Roma. Pero antes, una última misión le hace comprender tanto a él como a los caballeros de la Mesa Redonda (Lancelot, Galahad, Bors,Tristán y Gawain) que, tras la caída de Roma (476 d.C.), lo que Bretaña necesita es un rey que la defienda de la amenaza de la invasión sajona y los guíe hacia un tiempo nuevo. Guiado por Merlín y por la valiente y ... [+]
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Críticas 98
Críticas ordenadas por utilidad
10 de junio de 2009
24 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay que negarle el olfato a Bruckheimer a la hora de producir películas de éxito. El artífice de la trilogía Piratas del Caribe o la futura Prince of Persia tiene también puntos negros en su carrera. Y además, agujeros negros del tamaño de Beijing como este bodriazo vomitado en 2004 por el amigo Antoine Fuqua. "El rey Arturo" reúne todos y cada uno de los tópicos del cine épico y de aventuras, banalizándolos y convirtiéndolos en carroña de la que merece ser estudiada como ejemplo de cómo no hacer las cosas.

Con un reparto que da vergüenza ajena (por suerte Owen se resarció con buenas elecciones a posteriori) y dirigida por un mono con parkinson en las secuencias de acción, "El rey Arturo" se vanagloria de contarnos la clásica historia del rey de Camelot y sus caballeros desde un nuevo punto de vista, donde Merlín es un mago malote y están los romanos de por medio. Me gusta que deconstruyan las historias para darles nuevos enfoques, pero no que se meen en todo lo preconcebido para dar lugar a una cascada de escenas bochornosas que no paran en ningún momento del metraje.

Lo mejor de todo es ese intento por plagiar a toda costa lo que ha funcionado en el resto de producciones del género. Desde ese Merlín con ecos a Saruman/Gandalf, pasando por secuencias de acción que remiten irremediablemente a la grandiosa Braveheart... hasta que empiezan a combatir y se convierten en algo digno del telefilm más cutre posible. Braveheart es, quizá, la película más sodomizada por este bodrio de Fuqua, con ese intento de diálogo profundo que le lanza Owen a sus cinco caballeros apelando por la libertad (¿no os suena?), el lamentable personaje de Keira Knightley, que pasa de ser una damisela, a saber usar el arco de puta madre y, en última instancia, a dominar un grupo de amazonas guerreras hambrientas de sangre, toda pintarrajeada de azul como si fuese la versión femenina (y subnormal) de William Wallace... y así podría seguir durante bastantes líneas.

Lo único destacable de este insulto al cine de aventuras, a la épica y, sin darle muchas más vueltas, al espectador, es su potente banda sonora a cargo del siempre genial Hans Zimmer, así como la notable fotografía de Slavomir Idziak. Más allá de sus valores técnicos, esta producción encubierta de The Asylum no merece ni siquiera perder el tiempo viéndola en algún pase de televisión cuando se estrene dentro del ciclo "Grandes Relatos" de Telecinco.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Caith_Sith
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13 de febrero de 2007
27 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy notable película de aventuras perfectamente filmada por Antoine Fuqua, cuyas imágenes acompaña la fantástica partitura de ese genio llamado Hans Zimmer. El guión está bien, aunque no plantea nada nuevo y las escenas de acción también se ven superadas por las de otras películas como Gladiator o Alejandro Magno. Lo mejor es sin duda la visión que se da de la historia, mucho más realista y creíble que en otras ocasiones, y con la que se especula sobre su posible función inspiradora de la leyenda que todos conocemos. El plantel de actores es muy correcto, con un Clive Owen a la cabeza que ya demostraba lo excelente actor que es, y una Keira Knightley muy cómoda en este tipo de papeles (pero sensiblemente mejor actriz que en Piratas del Caribe).
Sin embargo, no puedo dejar de notar que en casi todas las ocasiones se queda a medio camino, como si después de plantear muy bien las situaciones no supiera cómo resolverlas. Por otro lado, su decidido riesgo en algunos momentos contrasta negativamente con lo convencional de otros (la escena final, y en general toda la relación entre Arturo y Ginebra). Pero de lo que no cabe la menor duda es de que se trata de una entretenidísima y emocionante película, rodada con elegancia y muy buen gusto.

Lo mejor: La realización de Antoine Fuqua y la presencia de Clive Owen.
Lo peor: Al igual que otras películas, como V de vendetta, le falta ambición. Rarísimo, tratándose de una película producida por Jerry Bruckheimer (Piratas del Caribe) y escrita por David Franzoni (Gladiator).
Sibila de Delfos
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30 de octubre de 2009
18 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el estreno de “El rey Arturo” hasta nuestros días he ido modificando la opinión que tenía sobre esta película. No me gustó en su momento, me pareció pasable más adelante y ahora creo que es meritoria y muy interesante.

Y es que es una película de aventuras estrenada en verano. Darle muchas más vueltas es equivocarnos. Eso sí, yo se las doy. Vamos a separar bondades y perversiones.

Lo negativo. Bastante, tiene todo un tufillo antieuropeo importante. Resumamos la historia que nos venden. Britania se encuentra en manos de los romanos, la Europa Mediterránea, que son básicamente unos imperialistas y malvados que huyen ante el peligro y que poco o nada han aportado a la región. La Iglesia Católica, en la misma línea, falsa, hipócrita y torturadora. Los sajones, que representarían en este caso la Europa Central, invasores, saqueadores y sanguinarios. Solución: La unidad e independencia de todos los pueblos de Gran Bretaña para gobernarse ellos mismo ante los intereses de la Europa continental, con una nueva religión, en este caso como no pueden hablar del anglicanismo, pues se sacan falacias sobre Pelagio (que hablaba de teología) y las libertades individuales, que sería un canto al liberalismo y por supuesto el paganismo. Eso en el mensaje. Nacionalismo British frente a Unión Europea.

En cuanto a las inexactitudes históricas, muchas y variadas, no es lugar para recordarlas, pero si pensamos que la película la dirige un afroamericano como Antoine Fuqua, tampoco se puede esperar otra cosa.

En el apartado puramente cinematográfico, mucho más correcto, hay diversión y ritmo, que al final pierda la mano con la cámara lenta y abuse de planos tipo anuncios tampoco es excesivo si vienes de la MTV. Lo peor es que plagie a una película como “El patriota”, eso no tiene nombre.

Artísticamente, los actores acertados, en contra de lo que se dice Clive Owen está muy bien, y sus compañeros de fatiga no desentonan. Los sajones, actores suecos y alemanes, los mejores sin duda. Lo peor a parte de Merlín, el trabajo de Keira Knightley, tranquilamente puede bajar dos o tres puntos la opinión de cualquiera que vea la película. Patética.

No debemos comparar en ningún caso esta película con “Excalibur” de John Boorman, realmente no pertenecen ni al mismo género, mucho mejor hacer comparativas con “Los caballeros del rey Arturo” de Richard Thorpe, y ahí en el cine de evasión y de aventuras es donde esta obra no tiene nada que envidiar.

Nota: 6,5.
vircenguetorix
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16 de enero de 2015
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un poco presuntuoso el subtítulo, ¿no? Pero ya sabemos que es un poderoso reclamo incluir anotaciones como “basado en hechos reales” o “inspirado en la historia real” para picar la curiosidad del respetable.
¿Quién sabe cuál es la verdadera historia? Y más para una leyenda que puede haberse originado hace más de mil años. No hemos estado allí para averiguarlo de primera mano. Tan sólo nos queda conjeturar. El pasado es casi todo conjetura. ¿Cómo surgió la vida? ¿Cómo empezó a existir la especie humana? ¿Por qué se extinguieron los dinosaurios? Miles de preguntas a las que no podemos responder con absoluta certeza.
Pero en fin, supongo que la jactancia que la ciencia no se puede permitir sin ser duramente rebatida y criticada, al cine sí se le perdona porque a fin de cuentas al arte no se le pide que cuente la verdad.
Así que, pasando por alto y prestando poca atención a la fantasmada del subtítulo de la versión original, no está mal esta revisión del mito artúrico por parte de Antoine Fuqua, un director que ha demostrado en sobradas ocasiones su capacidad para rodar escenas de acción.
Al menos no se le puede achacar que haya sido repetitivo en el tema, pues estábamos acostumbrados a un rey Arturo medieval, a un Camelot bastante idealizado, unos caballeros de brillante armadura, una Ginebra representada como dama y un Merlín hechicero que practica brujería.
Pues aquí nada de eso. Tenemos a un Arturo o Artorius mitad romano y mitad britano del siglo V d. C., justo en los estertores del Imperio Romano, acompañado por unos fieros caballeros sármatas (tributo que el pueblo de Sarmacia del este europeo pagaba al Imperio), que protegen el Muro de Adriano contra los pictos del norte y mantienen la paz en Britania. Camelot, si aparece por algún lado, que creo que no, se reduce a un edificio donde lo que sí está es la Tabla Redonda. Y en cuanto a Excalibur, que tampoco se la menciona pero debe de ser la espada que Arturo lleva, no está incrustada mágicamente en ninguna piedra.
Y Ginebra no es una refinada damisela ni ha pasado su infancia y juventud en ningún castillo. Es una guerrera picta a la que no hay quien le tosa en destreza con el arco. Y a Merlín tampoco se le ve entre calderos ni embrujos. Más bien es algún tipo de chamán tribal con buenas dotes para el mando y la persuasión.
Por lo menos se le agradece a Fuqua que haya discurrido una visión que busca más a un Arturo real que a uno exagerado por las licencias y fantasías de la tradición oral. Después de todo, muchas leyendas nacen de personas que han existido.
Y nadie es un dios.
Vivoleyendo
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5 de octubre de 2008
14 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empieza suscitando cierto interés por el tratamiento de la figura artúrica más fiel -supuestamente- a las fuentes arqueológicas que a la literatura decimonónica, casi en los antípodas del operístico "Excalibur" de Boorman. El hecho de remontarse al bajo imperio romano y de presentar a los caballeros de la Mesa Redonda como una especie de mercenarios embrutecidos, venidos desde el mar Negro, así como cambiar la imagen del tradicional Merlín por el de una suerte de chamán eremita tienen su punto. Las escenas de acción están bien resueltas, pero el prometedor planteamiento inicial acaba convertido en una sucesión de gritos, fanfarrias y descabezamientos con trasfondo God save the King & Queen y viva la libertad, que parece un sucedáneo menor de Braveheart o Gladiator, y que deja una sensación bastante frustrante. En fin, un entretenimiento que va de más a menos, protagonizado por un Clive Owen bastante insulso, como siempre, y en el que Keira Knightley comenzó su camino hacia el estrellato.
Shinboneniná
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