El héroe de Berlín

Jesse Owens es un atleta mítico en el mundo del deporte al desafiar al régimen nazi a las puertas de la II Guerra Mundial, y al poner a todo su país a sus pies. Un país llamado Estados Unidos que todavía contaba con una gran separación racial en su sociedad.
Y es que este film no es una película de la guerra, ni siquiera es un film sobre el deporte. La historia cuenta los problemas raciales que se vivían en los años 30 y como Estados Unidos luchó para que este gran atleta participara en las Olimpiadas de 1936 en Berlín, donde existía un grave problema racial frente a los judíos, gitanos y gente de color. Pero lo que no era capaz de asumir Estados Unidos es que en su propio país también existía un grave problema racial; y es muy fácil mirar las discriminaciones de otros y no las suyas propias.
El film basándose en un hecho histórico real es una fuerte crítica a esta gravísima discriminación social que no sucedió hace tanto. Una discriminación que parece que se olvidó durante el tiempo que duraban los Juegos Olímpicos porque a todo el mundo le interesa ganar medallas, y los héroes son siempre bienvenidos independientemente del color de piel mientras sean de la nacionalidad que interesan. En esos momentos no hay problemas de color porque al final beneficia al país y no solo al atleta.
Se nos expone muy bien la vida de este increíble atleta que desafió a este régimen despiadado. y demostró que un hombre negro era superior al prototipo de raza aria que defendían los alemanes. Un hombre que está dentro de la lista privilegiada de conseguir en las mismas Olimpiadas varias medallas de oro en varias categorías.
La película engancha desde el principio debido a que su historia te envuelve y conecta por numerosos motivos. Y es que nos presenta una historia cercana y llena de pasión. Una trama sobre la superación del ser humano que lucha constantemente contra una manera llamada sociedad que no deja que avance.
Estéticamente la película está cuidada al detalle recreando esos años post crack del 29, y donde Estados Unidos vivía una de las crisis más importantes de su historia.
En fin, "El héroe de Berlín" es una fantástica película que se disfruta enormemente. Su historia apasionante te lleva de viaje a unos Estados Unidos en depresión, y a una Alemania que daba un aviso fuerte al mundo; pero que todos ignoraban porque no les afectaba. Son los comienzos de la II Guerra Mundial, una resaca difícil de superar tras la fiesta de los Juegos Olímpicos más oscuros de la historia.

Recuerdo que hace unos años había visto anunciada esta cinta y que no me llamó mucho la atención, seguramente tras leer las críticas y comentarios, ahora que he tenido la oportunidad de verla por televisión tengo que decir que las malas críticas no tienen sentido, no me pareció que pretenda tocar muchos palos sin brillar en ninguno, ni es patriotera americana, más bien serviría como representante del movimiento "Black Lives Matter".

La ambientación y las actuaciones son más que aceptables, destacando caras muy conocidas como William Hurt o Jeremy Irons. Es de destacar que el protagonista, Stephan James, procuró imitar la forma de correr de Owens, aparte no hay que olvidar que las destacadas marcas de Owens fueron con material muy antiguo, sin bloques de salida en las pruebas de velocidad, o cayendo de pie en el salto de longitud que hoy día no se usa. Aunque a veces pudiera parecer lo contrario, Jesse Owens no es que esté mal interpretado, fue más bien así de reservado, dubitativo o poco crítico con el racismo, puede que más de lo parece en la película, no fue hasta muchos años después que se volvió reivindicativo.

El guion no aburre en ningún momento a pesar de que en principio el tema del atletismo no sea demasiado llamativo, el argumento se hace más interesante al mezclar varias tramas a la vez, y los hechos históricos reales que se narran se ajustan bastante a lo que realmente debió ocurrir. Fue totalmente cierto que el equipo olímpico americano discriminó a los atletas judíos en el último momento, o que a Hitler no le cayó bien tener que ver a un negro siendo la estrella de sus Juegos. Si bien, también es cierto que algunos detalles los desconocía o en la película aparecen algo distintos a como los tenía entendidos, como la famosa escena de la toalla que le puso el rival alemán durante la prueba del salto de longitud, en la película lo hace como un gesto deportivo para ayudar al americano en las referencias visuales tras los nulos de los jueces nazis, nulos más o menos legales, en cambio siempre había entendido que fue porque los jueces nazis daban nulo sus saltos válidos y entonces el rival alemán puso la toalla lejos de la línea de salto para que no quedasen dudas, y en realidad solo se trató de un consejo que le dio el alemán para que se concentrase en el último salto clasificatorio, este gesto le costó que los nazis lo castigaran llevándolo a primera línea del frente donde murió. En cuanto a la famosa cineasta nazi Leni Riefenstahl, se muestra más crítica con el nazismo de lo que pudo ser, si bien tras la derrota del nazismo su imagen fue blanqueada y estuvo filmando documentales sobre tribus negras en África, también fue una de las grandes valedoras del nazismo, exagerando las imágenes de la supuesta raza superior de superhombres nazis alemanes. También parece bastante exagerada la actuación del personaje Joseph Goebbels, más parecido a un robot de ruedas que solo mueve la boca que al líder del partido encargado de manipular a las masas, un perturbado y fanático nazi. Pero todos estos son detalles que nada tienen que ver con una película que, aun basada en hechos reales, contiene mucha ficción, donde no faltan momentos de emoción filmados con el estilo del cine americano comercial.

En resumen, una más que destacable película, sobre un hecho histórico y además con el trasfondo del tema que sigue estando tan en el candelero del racismo y el nazismo.

A lo largo de la historia ha habido personajes y hechos que van de la mano, es imposible hablar de Pearl Harbor sin hablar de Japón, como es imposible hablar de la guerra civil española sin nombrar a Franco. Y esto es una evidencia que no se puede contradecir.

Stephen Hopkins ha sabido traer a la gran pantalla una de las historias más grandiosas a nivel humano, con el trasfondo de las olimpiadas, para que aquellos que ni tan siquiera teníamos padres en este mundo, podamos conocer dicha historia de primera mano.

Pero para apreciarla hay que situarse en su contexto. Nos acercamos a los Juegos Olímpicos de Berlín, 1936 y Hitler quiere que sea una campaña publicitaria al mundo del poder germano. Confía plenamente en los atletas alemanes. Para ello diseña un estadio descomunal para la época, con capacidad para 110.000 personas, la propaganda nazi tendría que llegar al lugar más recóndito del planeta tierra. Y es aquí donde le aparece el garbanzo en el zapato en forma de atleta negro, Jesse Owens.

Jesse llega a las olimpiadas precedido de una gran fama como el mejor atleta del momento en el mundo y con la idea de regresar a Estados Unidos con unas cuantas medallas de oro.

Doy mi aprobación a todo lo referente a la elaboración del guión sobre la vida de Owens, sus difíciles comienzos, la pobreza de su familia, sus problemas para combinar entrenamientos y trabajo, su novia y su preparación para las olimpiadas. Pero sin embargo, me resultó muy deficiente el poco protagonismo de su antagonista, Hitler. Me habría encantado conocer de primera mano todos los pensamientos que tendría viendo ganar a un negro una medalla, otra y otra más. ¡¡¡ Una pena la verdad !!!

En cuanto a interpretaciones se refiere, Stephan James está soberbio en el papel de Jesse Owens, incluidas las escenas de ejercicios y carreras. Nada fácil. Por otro lado nos encontramos a un grandioso Jeremy Irons demostrando en cada plano lo cómodo que se encontraba en dicho papel. Pero mi máxima sorpresa llega al ver a un actor enmarcado en el registro de la comedia, comerse con papas un personaje dramático, Jason Sudeikis.

Una película muy entretenida que nos traerá a la actualidad uno de los momentos más grandiosos en el atletismo mundial.

Realmente me pareció una muy buena película, con actuaciones más que aceptables y sobrias, obviamente que Jeremy Irons es el que se lleva los aplausos más grandes pero el resto de los actores no desentonan en lo más mínimo. Más allá que los que conocemos ALGO de la historia de ese MAGNIFICO atleta que fue Jesse Owens no íbamos a descubrir más que unos pocos detalles quizás no tan conocidos, en mi humilde opinión, con el poder de síntesis que hay que tener para mostrar y contar una historia TAN GRANDE y tan gloriosa, el director ha hecho, sin grandilocuencias, una más que aceptable labor. Quizás muchos esperaban más, pero muchas veces, aunque no sea una película "digna de un Oscar" (quién es el erudito que tiene ese poder de decisión??) nunca viene mal recordar y dar un humilde tributo a aquellos que, por ejemplo a través del DEPORTE (vaya si será GRANDE), muestran que SE PUEDEN CAMBIAR y demostrar MUCHAS COSAS. Por el recuerdo de Jesse Owens vaya que sí vale la pena ver la película, aunque, en estos casos, personalmente quisiera ver TODA la historia, tengo claro que ninguna película ni siquiera un libro puede contar todos los detalles, por eso valoro a quienes, a su manera, nos dejan vivir al menos algo de ese fragmento de la gran película llamada HISTORIA.

Existen muchos acontecimientos históricos famosos de los que todos hemos oído hablar alguna vez. Sin embargo, está muy bien que el cine los recree para conocer bien los detalles. Se me ocurre un ejemplo muy claro como es “Titanic”. Todos sabíamos que el barco se iba a hundir, pero aun así casi todo el mundo la disfrutó muchísimo.
Pues aquí nos cuentan el logro de Jesse Owens, el atleta negro que triunfó en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, frente al mismísimo Adolf Hitler.
Gracias a este film podemos conocer todos los entresijos de esa hazaña, entendiendo toda su importancia. Y la verdad es que no lo hace nada mal, extendiéndose en más de dos horas en contar lo que yo creía que no daba para más de una noticia televisiva. Algo que hace no mucho tiempo también me sucedió con “The walk”.
Lo de Jesse Owens es una historia de superación personal que al mismo tiempo era una lucha simbólica (o no tan simbólica) contra el racismo imperante en los años 30.
Está claro que solo por el mero hecho de contar esto, ya tiene un punto de partida interesante de por sí.
Pero el director no se limita a eso, sino que también cuenta con un buen reparto y sobre todo con una estupenda recreación de la época, que conforma un resultado bastante creíble sin llegar a parecer un aburrido documental.
Con un reparto más o menos conocido (salvo el protagonista por lo que a mí respecta, aunque la verdad es que lo hace bastante bien), nos cuentan tanto la preparación de Owens, como la política y las negociaciones que hubo detrás. La celebración de los juegos en Alemania fue claramente una maniobra de propaganda nazi de cara al mundo, y eso chocaba con el espíritu deportivo. Podemos ver las dudas del Comité Olímpico y las discusiones que tuvieron con los jerarcas nazis.
Con esto tenemos un conjunto que es mucho más que una simple historia deportiva, con lo cual no está nada mal para ser de un tipo que corría.
Quizás sea un poco larga, pero verdaderamente no le sobra demasiado metraje. Tan solo algunos momentos de reencuentro con la novia endentecen un poco el ritmo, pero solo lo justo, porque rápidamente volvemos a las partes más interesantes del relato.
Técnicamente, me ha gustado bastante la secuencia en la que Owens entra en el estadio. Está muy bien filmada, sin cortes y de manera que consigue acercarnos mucho al punto de vista del protagonista. Se transmite bien la emoción y los nervios (o por lo menos en parte) que tendría que sentir el atleta al ver como tan enorme cantidad de gente (incluyendo la plana mayor del tercer Reich) centraba toda su atención en él. Supongo que la masa de espectadores tiene algo de efectos especiales, pero no se nota.
No me ha entusiasmado ni creo que sea una obra maestra, pero desde luego es muy entretenida para ser tan larga y contar un hecho que al principio parece que no tenía tanta enjundia. Y cumple con creces su función de homenaje a Owens y transmitir la importancia histórica de lo que consiguió.