Hércules. El origen de la leyenda

Porque en relación al mito de Hércules el perpetrador Harlin hace de su capa un sayo, y sin mayores problemas. Sin disimulo alguno y con la centésima parte de presupuesto, pretende crear la atmósfera de 300, con resultados muy pobres. No es que la película protagonizada por el empotrador fuera la octava maravilla, pero era entretenida y sanguinolenta. Esta apenas disimula la escasez de recursos, empezando por la elección del mazas de turno Lutz: su expresión facial es plana y parece pedir veinte libras más para hacer sus tandas de pectorales. Tampoco disimula su plagio en algún tramo de Gladiator, con un par.
Si estás de relax en el sofá, puede que no te ofenda demasiado...
Nota: 3,75.

Esta película está desubicada. Podría ocupar un lugar medio entre las pelis de televisión, pero jamás debieron estrenarla en cine. Los espectadores abandonan la sala hablando de cualquier cosa menos de la película, y es normal, salen con ganas de hacer algo productivo, ya que les invade el desasosiego de haber perdido el tiempo inútilmente.
Y centrándonos más en la interpretación; por el amor de Dios, ¿es qué los del casting no tienen ojos en la cara?, el protagonista tiene menos expresión facial y corporal que un gato de escayola.
Y para terminar hablemos de la producción y dirección, los productores se han dejado una cantidad desmesurada de dinero, para que este director consiga el mismo resultado que muchos hemos podido ver en la década de los 90, en aquella serie para la televisión que llevaba por título "HÉRCULES, Los viajes legendarios", protagonizada por Kevin Sorbo.
Creo sinceramente que esta película ha sido un despropósito desde que la pensaron, y es un despropósito pensar, que recaudará en la taquilla la mitad de lo que han invertido.
El espectador queda engañado y desilusionado.

Un film con múltiples fallas de todo tipo y calidad: hay errores graves que lo separa del mito, errores por anacronismos (por ejemplo el empleo de catapultas y hierro en tiempos pre-clásicos), y otros no menores que terminan haciendo de este film una versdadera obra de mal gusto.
Si bien el film se centra en la acción, ésta ha sido mal construída y por lo tanto resulta inverosímil.
De los doce trabajos de Hércules sólo se narra -por supuesto mal- el matar al León de Nemea mientras nada se ve de los otros once trabajos: Matar a la Hidra y a los Pájaros del Estínfalo, capturar la Cierva de Cerinea, al Jabalí de Erimanto, al Toro de Creta y a Cerbero, limpiar los establos de Augías, robar las Yeguas de Diomedes, el Cinturón de Hipólita, el Ganado de Gerión y las Manzanas del Jardín de las Hespérides. Mientras incorpora personajes y situaciones anacrónicas que hacen ruido en el relato.
Mucha lucha, mucho juego acrobático pero no llegan a convencer ni a por lo menos a entretener a los que no conocen el mito; si por lo menos eso se hubiera cumplido la película sería pasable pero ni eso es... es simpemente muy mala.

Es difícil mirar esta abominación desde otro enfoque que no sea la recomendación para no verla. Increíble ver la influencia tan negativa que han ido ejereciendo películas que fueron referencia para abordar un determinado tipo de cine. La cutrez que me acabo de tragar, es fiel exponente de ello.

Ha quedado claro, que todo cristo que intente hoy por hoy hacerse "una de romanos", debe contar con lo siguiente:

- Una cámara lenta.
- Un mac y un diseñador gráfico especialista en 3D y efectos especiales.
- Un barbudo con los dientes como las teclas de un piano.
- Cincuenta "cartones" de gimnasio con músculos hasta en las orejas. En todos los sitios menos en la cara, para no mostrar expresión alguna.
- El "cartón" bueno. El "prota", vamos. Tiene que acabar en la arena de un circo zurrándose hasta con el que vende los perritos calientes.

Pues más o menos de eso va este bodrio. En esta ocasión, el "cartón" bueno es separado de su amada por el barbudo tecla-piano y acaba ganándose la vida a hostias junto a Xabi Alonso (no pregunten. Sí, sale Xabi Alonso). Por otra parte, el barbudo tecla-piano es un rey impío, impasible e irreductible, y hasta tal punto llega su maldad, que cuando su mujer le deja como un alce por flirtear con Zeus, le promete que el hijo que tenga, nunca será tan bien considerado como el que es legítimo... ¿Que les parece poco tirano? Pues escuchen esto: Cuando un jefe falla en su intento de conspirar y asesinar al "prota", HASTA LE GRITA. Y pone cara de malo y todo. ¿A que no han visto nunca un monstruo igual?

Pues más o menos, éste sería el resumen de "Aterriza como Hércules". Decir, como epitafio, que el "cartón" bueno se pasa media película matando peña (sin sangre, eso sí), y cuando le toca luchar contra una gladiadora (que, evidentemente, está como un queso), a ésta la encierra en una red y no la deja salir. Cuidadito, que así se las gasta Hércules. ¿Eh?

Tontacada de película al canto, que se llama así como podría llamarse "Torrenrcules" o "Mariano Mariano", ya que cualquier parecido con la historia mitológica, es fruto del puro azar. Lo peor de esta clase de pestiños, es tragárselas un Domingo por la noche, que encima que es tu último momento de paz antes del principio de una nueva semana, te vas para la cama pensando que hay por ahí un director partiéndose el ojo de la risa.

En fin...

Podría perfectamente destrozar esta película, pero no pienso hacerlo. Y mi decisión la he tomado por una razón de peso, ya que siempre ha habido y existirán títulos como este, propios de la serie B, con aventuras y desventuras de personajes mitológicos o históricos de la antigua Grecia y el Imperio Romano.
Esta producción no es mejor ni peor que las veían nuestros padres, protagonizadas por el recordado Steve Reeves. La única diferencia entre ambas épocas, es que aquellas son idolatradas por un buen número de espectadores, y ésta lo tiene desde luego mucho más difícil, a la hora de crear leyenda.
Si viéramos ahora muchas de aquellas aventuras, seguramente nos echaríamos las manos a la cabeza, ya que el tiempo a buen seguro ha pasado por encima de ellas, cual apisonadora.
El problema fundamental que tiene Renny Harlin con este acercamiento al héroe mitológico, es la absurda falta de originalidad, las referencias (o más bien plagios) se presentan por doquier, desde las escenas de grupo sacadas de la inefable (e incomprensiblemente valorada) “300”, pasando por dos de las series producidas para la televisión por Sam Raimi y Robert Tapert, “Hércules” y “Spartacus”, y acabando en un rollo fraternal, que bien podríamos emparentar con el “Thor” de Kenneth Branagh, con escenas que incluso son dignas del héroe de Marvel.
En definitiva, no hay nada original en el horizonte, en un espectáculo de tercera clase, que sustituye los decorados de cartón piedra por una infografía de saldo. Pero cumple su función de colarse en la cartelera invernal, para avivar un poco la taquilla de aquellos que semana tras semana prefieren entrar en una sala de cine, y no pensar demasiado.
Pero como decía al principio, no quiero destrozarla, porque en buena medida, me he criado viendo este tipo de películas en mis años más jóvenes, y en ella hay un espíritu de entretenimiento rancio, que me hace recordar tiempos pasados de aventuras y fantasía.
Eso sí, si Renny Harlin pretende levantar la cabeza con títulos como este, lo tiene bastante crudo.