Mejor... imposible

Cría fama y échate a temblar. Me dicen maniático. A mí. Y tan sólo porque no soporto a...

Las señoras que van con los paraguas por el lado de la calle que cubre. Y las que los usan cuando ni siquiera está lloviendo. Y las que no los apartan cuando pasas tú y a más de uno le han sacado un ojo.
Los cazurros que se sientan en el metro a mi lado y se ponen la musiquita en el móvil como si fuera eso una radio.
Las colas interminables y los inconscientes que van delante y se ponen a contarle su vida al de la ventanilla.
El Marca y su estúpida manía de venderme que Cristiano Ronaldo es el nuevo Di Stéfano.
Los que se empeñan en enseñarme las 2341 fotos que se hicieron de marcha la noche anterior.
Los que se paran en mitad de las escaleras en el metro. Enteraos de una vez: hay DOS filas.
Las pedorras que hablan por teléfono a berrido limpio en los autobuses.
Que me suban el precio de la luz cuando les da la gana.
Los que se ponen a echarse fotos en cualquier parte.
Los servicios de atención al cliente de Vodafone.
Los servicios de atención al cliente de Movistar.
Los servicios de atención al cliente de Orange.
Los malditos servicios de atención al cliente.
La gente que se pone en medio.
La gente que no deja pasar.
Mourinho.
Los que no saben más que hablar de pamplinas cuando toca hablar de cosas serias.
Los que se creen con derecho a todo cuando les llega el momento.
Los que dicen burradas pretendiendo que saben de lo que hablan.
Las tías que salen con la misma cara en todas las fotos.
Y si no ha quedado claro, odio las fotos, qué ostias.
El olor a sobaquina en el autobús.
Los deportes de Cuatro.
Las señoras (y señores) que todavía no saben actualizar su libreta en el cajero.
Los incompetentes sentados (o que son colocados) en despachos.
Los trolls de Filmaffinity que me fusilan las críticas.
Que siempre paguen los justos por pecadores.
La gente que mastica con la boca abierta.
El puto euro.
La manía que tiene mi novia de llevarme la contraria en todo lo que digo/hago.
Que me picotee comida del plato justo cuando me quedan dos bocados.
Que cada vez que le de por ducharse tarde dos horas en salir del baño.
Ciertos motes que le ha dado por ponerme que no me hacen gracia.
Que no deje que la gatilla duerma en nuestro cuarto y que la eche.
Que sepa mejor que nadie qué hacer para tocarme las narices.
Que lo ponga en práctica. A menudo.

Resulta raro decir que descubrí a Nicholson viendo esta película y no otras como "El Resplandor" o "Alquien voló sobre el nido del cuco", más antiguas y con las que obtuvo mucha fama.

El centro de la historia de esta película es el personaje magníficamente interpretado por Nicholson: Melvin Udall, un célebre escritor que destaca por ser muy maniático, tener un humor de perros y sobretodo por desagradable y desagradecido. Vamos, el vecino que todo el mundo desearía tener. Un día este elemento de ser tendrá que hacerse cargo del perro de su vecino... y le cambiará la vida.

La interpretación de Nicholson es perfecta. No es de extrañar que le dieran el Óscar a Mejor Actor Principal. Además está excelentemente acompañado por Helen Hunt y Greg Kinnear, quienes también realizan unas interpretaciones magistrales (Óscar a la Mejor Actriz Principal y Nominación al Mejor Actor Secundario). Una gozada en V.O.

Su guión es realmente ingenioso, original y, sobretodo, divertido. Creo que es una de las pocas comedias con las que me sigo riendo cada vez que la veo. Si no la habéis visto no sé a qué esperáis. Creedme, valdrá la pena.

Hay películas de Jack Nicholson en las que piensas que su personaje no podría ser interpretado nunca por otra persona, que el personaje sólo puede ser él. Esto pasa una vez más: No me imagino a un Melvin distinto al interpretado por Jack... sublime.

Su personaje está genialmente estructurado. Jamás se sale de sus manías. No esperes el típico "cambiará a lo largo de la película". No. Tendrás que conocerle y aguantarle, o no.

Creo que es una muy buena peli, que combina perfectamente una comedia muy sana con momentos de realidad impactante. No es una superproducción, es una peli simple y muy efectiva, y gusta mucho. No me canso de verla.

Hay pocas pelis que tienen todo para convertirse en pequeñas maravillas, que aprovechan el talento que tienen, y logran el disfrute pleno, convirtiendóse en films inolvidables e imprescindibles. Sin lugar a duda es este uno de esos.
Contando con una historia maravillosa en cada pequeño detalle, con un elenco esplendoroso y una dirección magnífica, este es una de esas pequñas maravillas del cine.
La historia Melvin, Carol y Simon es una de las más brillantes que ha dado el cine en lo que es comedia romántica. Estos tres seres muy diferentes, se necesitaban mutuamente y que entablaron una amistad maravillosa.
Divertido, irónico, tierno y lleno de humanidad el film no desperdicia nada de sus atributos y alcanza momentos únicos.
Todo brilla, nada falla. Todo esto se debe principalmente a Jack Nicholson, que hace de su monstruo un personaje único, lleno de matices, contardicciones, Melvin es Jack y no podría haber sido otro. Sublime creación del mejor actor vivo.
Maravillosa está otra gran actriz como Helen Hunt, que llena de vitalidad a su Carol. Genial e hilarante está Greg Kinnear, quién le dá el cuerpo y el alma a su neurótico rol.En más pequeñas, pero no así de brillantes están también Cuba Gooding Jr. y Shirley Knight.
En fin una comedia inolvidable, una de esas ov¡casiones en que el cine nos regala lo mejor de una historia pequña que consigue divertir y emocionar a la vez.

El director James L. Brooks, un ilustre veterano de la televisión estadounidense (dirigió numerosos episodios de famosas series como Superagente 86, El show de Mary Tyler Moore, Saturday Night Live o Lou Grant) hace una de sus pocas incursiones en el cine para hablarnos de una persona que sufre un TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) que, aparte de invalidarle bastante en su desempeño diario con obsesiones de limpieza y contaminación, rituales, verificaciones o pensamiento mágico -debe ser difícil recorrer Nueva York sin pisar ni una sola de las intersecciones que hay entre las baldosas de la acera-, le anula como ser afectivo, guardando debajo de una coraza de mal genio y de mal carácter una catarata de sentimientos que no puede expresar.
Con este punto de partida tan distinto y especial, Mejor imposible desarrolla la evolución personal de un triángulo tan heterogéneo como complementario: Jack Nicholson, un escritor de novelas románticas que sufre un TOC importante y que odia y al que odia todo el mundo; Helen Hunt, una camarera sin suerte, con un hijo enfermo y con la autoestima por los suelos y Greg Kinnear, un pintor gay en horas bajas por un golpe de mala suerte. Pero será un cuarto personaje el que dispare el engranaje de la trama, un simpático perro que vincula accidentalmente a los dos personajes masculinos, el inolvidable Vendrell.
Con estos prometedores mimbres el veterano Brooks exprime al máximo lo que la película puede dar para ofrecernos esta pequeña maravilla. Nada falla en el film, y gran parte de ello se debe a Jack Nicholson, que hace de su papel un personaje único, lleno de matices y contradicciones. Sublime creación de uno de los mejores actores vivos.
Maravillosa está también Helen Hunt, que consigue llenar de vitalidad la triste y gris existencia de Melvin, completando el triángulo el tierno Greg Kinnear, contrapunto de Nicholson.
Comedia dramática inolvidable que yo suelo usar a veces para enseñar a los estudiantes de Medicina algunos de los detalles más incomprensibles del TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo), que aquí se describen y se entienden mejor que en ningún otro film que yo haya visto.