Mejor... imposible

Espectacular, maravillosa, impresionante, genial. Me encanta. Una y otra vez, hasta mil veces y no me cansaría de ver a Nicholson y Hunt. Una de mis películas favoritas. Siempre clasificada como comedia, y tiene momentos de llorar de risa, pero para mí es más drama. La historia que cuenta es muy dura, pero Brooks la solventa y nos la cuenta desde la comedia a través esos dos pedazo de actores, en particular Jack Nicholson(mi actor preferido). El guión es magnífico con grandes diálogos. La esquizofrenia, la locura, el amor, la enfermdad, el dinero, el rechazo, etc. Todo eso mezclado conforman una grandísima película que sólo podía hacer el gran JACK. Por supuesto como leo en otras críticas sin Jack y sin Hunt se quedaría en buena-normal, pero y "el padrino" sin Marlon, o "Taxi driver" sin De niro,etc. Serían buenas pero por eso existe un caché y reconocimientos.

Sí, maniático tú


Todos conocemos a un tipo de ser que comúnmente denominamos maniático. Se caracterizan por tener una manera de hacer las cosas que siempre va a ser mejor que la tuya (su forma de hacerlas les ha sido revelada desde el más azul cielo por el pico de la paloma que formaba parte de la Santísima Trinidad...pero no lo digais por ahí es un secreto)
Especialmente toca huevos cuando este carácter se acompaña de 1 kilo de mala leche.300 gramos de ironía hijoputistica, 600 gramos más de no te escucho ni aunque me pagaran, un chorreón de gruño por todo (desde el vecino que tiene gases mañaneros hasta por el enredo político de un país que bien podía haberse inventado el nombre chiquito de la calzada y que se llama Turkmenistán y está lleno de amatomas sexuales) y un toque final de algún tipo de enfermedad psiquiátrica (siento invadir un campo que no domino) pero que creo que esos médicos de los que están mal de la cabeza denominan paranoicos.
Todos tenemos un amigo así...pero señores a mi me tocó un novio. Yo que me puedo comparar con Helen Hunt (en la versión mala leche) siempre que me levanto por la mañana y lo veo dormir me invade la tentadora idea de asfixiarlo con la almohada y casi siempre al final del día me arrepiento de no haberlo hecho...pero no me nieguen señores que al final de la película adoran mucho más a Jack Nicolson que a Helen Hunt...inexplicable sí...pero cierto.
Sólo me queda añadir que si analizan a estos individuos,aprende a ignorarlos cuando se lo merezcan (un 90% del tiempo aproximadamente) y los critican a sus espaldas con sus propios amigos (si Juanma, Magda y yo lo hacemos...)les hará pasar más buenos momentos que malos...quién sabe...a lo mejor hasta se enamoran de ellos...

Y vale lo reconozco...se mejor que nadie como tocarle las narices... y lo pongo en práctica...
A MENUDOOOO

Una vez más veo esta película; no estaba previsto, un zapeo indolente, y está empezando en la RTVE un domingo a la hora de la siesta. Sin querer, queda aplazada (la siesta).
Con una película que ya tiene casi veinte años, es difícil hacer ningún comentario novedoso. Pero lo intentaré.
No suelo tolerar bien a Jack Nicholson. Reconozco su genio actoral, pero los histriones me aturden y no me conmueven. Sospecho que personalmente es (o ha sido, creo que ya a estas alturas él ya no es él: nos pasará a todos) un tipo esquinado y difícil; y en general sus personajes son cargantes y excesivos. Normalmente no me muero por ver una de Jack Nicholson.

Y así todo, en esta película me sorprendo estando de acuerdo con él: Carol Conelly, la camarera a quien encarna Helen Hunt, es uno de los personajes femeninos más adorables de la historia del cine... El tercer personaje de esta historia, Simon Bishop (Simon el marica, según Nicholson, encarnado por Greg Kinnear), le dice mientras la dibuja: "Eres preciosa, Carol; por ti los cavernícolas grabaron las paredes..."
Pues eso, amigos, ver a la Hunt en esta película... arrebata.

P.D.: Por lo demás, un comentario adicional. La veteranía de esta película, 18 años ya, no menoscaba su calidad: el paso del tiempo no la ha desplomado, se sigue viendo con enorme placer...

Mejor, lo que se dice mejor, se puede. Claro que se puede. Esta comedia romántica, original y un pelín gamberra, tuvo siete nominaciones a los Oscar, que no pienso discutir en este momento. Lo digo como dato que lleve a la reflexión a quien quiera reflexionar, simplemente.

Trío protagonista bueno. Jack Nicholson está en su salsa, haciendo como que interpreta, pero yo ceo que hace tiempo que dejó de interpretar. Su Melvin cae bien y cae mal al mismo tiempo, cosa que tiene mucho mérito. Eso sí: es difícil creerse esa evolución tan repentina del personaje, de hoy a mañana, sin que medie explicación de por qué el perrito de su vecino le influye tanto y por qué padece esos trastornos psicológicos. No importa. Es simpático, es curioso, es distinto. Carol, encantadora. Mi favorito, Greg Kinnear, quien creo que sí que está realmente espléndido, con un gran despliegue de emociones y complejidades; además, yo no sé si es o no es homosexual, pero su amaneramiento es de diez. Fue el único, sin embargo, que se quedó sin Oscar.

Poco a poco estos tres eslabones se irán recolocando hasta lograr una cadena de amistad y amor que no es brillante pero sí hace pasar un rato agradable, sin pretensiones. Las personas somos sociables por naturaleza y bígamos por amor, y «Mejor... imposible» homenajea al vínculo humano y al amor intempestivo, inesperado, rarísimo, impensable, pero necesario, siempre necesario para la verdadera salud mental y espiritual. Bonito mensaje.

Sin embargo, la cinta es larguísima para lo que nos cuenta, y aunque se trate de una comedia, no te ríes nunca pero sí sonríes siempre, así que bueno, vale. La mascota Verdell es una monada y en lo personal me encanta la ambientación neoyorquina (a lo Woody Allen, como toda la película en realidad) y clásica, con unos apartamentos imponentes; por ejemplo, el del protagonista.

Nos deja, eso sí, uno de los mejores cumplidos que le ha hecho un hombre a una mujer. Muy bueno, Melvin, muy bueno.

Es una película que toca a cualquiera aunque sea de modo indirecto. El deseo de cambiar inspirado en una persona, es la señal inequívoca que las cosas pueden tomar un rumbo diferente si uno se propone. Buenas actuaciones y momentos enternecedores.