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Caníbal

Drama Carlos es el sastre más prestigioso de Granada. Un hombre respetable. Sus pasiones son el trabajo y sobre todo la comida, pero no come cualquier cosa: se alimenta de mujeres desconocidas, con las que no tiene ningún vínculo emocional. Esa situación cambia el día en que conoce a Nina, una joven rumana que busca desesperadamente a su hermana gemela, que ha desaparecido hace unos días. (FILMAFFINITY)
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Críticas 101
Críticas ordenadas por utilidad
22 de septiembre de 2013
25 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Caníbal" se había posicionado desde hacía tiempo como una de las apuestas más fuertes del cine español de este año, algo que se confirmó tras su pase en el Festival de Toronto, donde recibió encendidos elogios por parte de la prensa internacional. Una vez vista se puede entender en gran medida el porqué de este revuelo, y es que sin estar ante una película magistral se trata de un ejemplo estimable de cine de psicópatas, que aporta no tanto reglas nuevas como una mirada aséptica, fría, a un tema que podría haberse dado a la pirotecnia gore. Un reconocible pero desde luego mejorado Manuel Martín Cuenca (en relación a su trabajo previo, "La mitad de Oscar") dedica sus esfuerzos a crear una atmósfera fría y gélida, en consonancia con su protagonista, un como siempre correcto Antonio de la Torre, aunque aquí tenga un papel demasiado basado en retener sus emociones.

Lo mejor de la película es su dirección. Cuenca consigue escenas de una fuerza impresionante, como la que abre el film: un plano fijo grabado desde el interior de un coche, y que continua unos minutos más de forma magistral. Es en los momentos íntimos donde mejor partido se saca de los escenarios, con la cámara oprimiendo al personaje entre puertas que quedan abiertas, o espacios de visión limitada; por contra, en espacios abiertos la escala es mucho mayor, apenas vemos siluetas. Este lenguaje visual está excelentemente pensado para sacar el mayor partido de cada parte del guión. Mencionar además una escena excelente que tiene lugar en una playa, en la noche... y en la que es imposible no acordarse de la enorme "Drive" de Nicolas Winding Refn. Rodada con estilo, sin excesos, se trata de un trabajo que nada puede envidiar a -por ejemplo- la depuración formal de muchos trabajos norteamericano o, sin irnos tan lejos, del "Mientras duermes" de Jaume Balagueró.

No sería raro pensar en "Caníbal," definitivamente, como una de esas películas que sin ser excelentes desde luego consiguen llegar lejos gracias a sus posibilidades temáticas y los diálogos que establece con el espectador en el sentido de ir dejando enigmas que pueden completarse a voluntad de cada uno. El guión, imperfecto pero estimable -y diferente- también tiene varios puntos a discutir e, insisto, a nivel técnico es muy notable: Cuenca sabe cómo generar tensión y mover la cámara, y la fotografía y música crean una perfecta ambientación. Tiene pegas, como cierta falta de energía, pero que merece la pena es algo que no me cabe duda. Ojalá su director siga en esta línea y no se vuelva atrás en próximos proyectos.
Caith_Sith
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21 de octubre de 2013
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se desarrolla con un ritmo lento, como de observador o de vecino fisgón que por un agujerito espía a otro intentando descubrir qué esconde, en qué anda metido. Se nos presentan lánguida y pausadamente a los personajes, principales o circunstanciales. Se nos van dejando gotitas de acción rutinaria y, esbozos de "pudiera ser" mezclados con "cruda" realidad. Nos vamos enrollando en esa mantita calentida de rutina y esperamos mientras en Granada hace un frío que pela y, nos alegramos de estar en casita arropados mientras, intuimos que tampoco nos gustaría ser vecinos de escalera de este hombre. Poco a poco nuestro instinto cotilla elucubra con la profesión real de la primera rumana desaparecida. Con las intenciones de la segunda. Con intentar averiguar si nuestro protagonista está enfermo o, simplemente es un alma de esas perdidas que, no sabe ni qué hacer ni, que comer. La cosa se va complicando. Vamos a la cabaña en plena sierra. Hace mucho frío pero, esperamos de verdad que llegue una redención que evite más solomillos miserables... Volvemos a Granada y,... bueno...sigue lloviendo fuera y, ya no tenemos nada que mirar. Es mejor así.
EVA
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24 de octubre de 2013
24 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los primeros minutos de la película enganchan... y partir de ahí la película cae en picado. El personaje no hace una mala actuación, pero si lo miras en conjunto, es muy plano y apenas se percibe una evolución. De todos modos, Antonio es el único que se salva. Olimpia hace una actuación pobre, plana e inverosímil (lo único que es creíble es que verdaderamente es rumana).

Se pone de manifiesto que, a pesar de que los cinco primero minutos sean créditos dedicados a quién financia y apoya la película, la financiación era insuficiente o, de lo contrario, muy mala decisión del director:

No hay música, elemento que puedes usar para dar más tensión... pero en este caso solo permite escuchar los bostezos y comentarios de la sala del estilo de "¿cuánto queda?"

Las secuencias son extremadamente lentas, no es dinámica, no engancha y se hace terriblemente pesada.

Los diálogos son incongruentes, insulsos, vacíos.

Hay algún plano de cámara que es digno de resaltar y que intriga y llama la atención, al igual que dos escenas terroríficas que están muy conseguidas.

Tal vez el director ha querido agudizar la crudeza de la película con elementos como el vacío sonoro y los diálogos muertos. Pues su pretensión ha dado resultado, porque para el espectador ver esta película es como comerse un filete así, crudo.

Una verdadera lástima porque había material para hacer algo infinitamente mejor siguiendo la línea elegida. Un desperdicio.
Nemesix
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11 de octubre de 2013
18 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que a no ser que salga algo mejor, “Caníbal” va a convertirse para mí en la mejor película española de lo que llevamos de 2013. Y sí, la pongo en un pedestal así de alto porque se lo merece. Y explicaré porqué, faltaría más.

Coincido y es más, lo llegué a pensar también, en que lo más aterrador de la película de Martín Cuenca es ver a una persona realizando actos horribles y al día siguiente verla comiéndose un par de huevos fritos con total tranquilidad. Creo que es ahí donde reside el prestigio de “Caníbal”, en la atrocidad que el protagonista comete con una naturalidad innata de la que no siente remordimientos, ni pena, ni nada y ser capaz al día siguiente de ir a su trabajo para hacer lo que mejor sabe hacer: la sastrería.

Martín Cuenca al igual que otros directores como Terrence Malick (“To the wonder“, 2012), Steve McQueen (“Shame“, 2011) o Paul Thomas Anderson (“The Master“, 2012), opta por ofrecer al espectador una visión contemplativa en la que cada escena nos dice más que cualquier diálogo. Y me parece una elección excelente porque así el espectador puede sentir esa sensación de frialdad, misterio, inquietud y miedo. Porque quiere que el espectador vea que ninguna escena de violencia es gratuita, queriendo calar hondo. Contemplar en el silencio de la noche una carretera oscura en la que el protagonista se mueve como pez en el agua, siendo una sombra imperceptible de ver al igual que cuando deambula por su casa. Dejándonos claro que en sus asesinatos no comete errores, al igual que cuando trabaja de sastre, donde es el mejor.

Antes de seguir hablando de esta joya, vayamos a explicar un poco su sinopsis. “Caníbal” nos cuenta la historia de Carlos, un prestigioso sastre de Granada que como cualquier trabajador, hace la típica rutina que haría cualquiera. No obstante, a las tareas cotidianas de dicho sastre esta la de matar a mujeres desconocidas que previamente observa para una vez bien analizadas, comérselas y tener un buen suministro de carne para devorar. Una dieta alimenticia que no impide seguir con sus labores como cualquier persona común No obstante, su rutina se verá alterada cuando en su vida aparece Alexandra, quien busca desesperadamente a su hermana gemela.

Me centro en otro aspecto que me ha encantado de la cinta de Martín Cuenca que es la que engloba a todo lo que esta relacionado con la sastrería. Tras ver la cinta, he quedado maravillado ante un oficio tan bonito, en extinción y que además ha valido la pena conocer a través del protagonista. La personificación de Antonio de la Torre (“La gran familia española“, 2013) en el papel de Carlos ha sido tan grande que para su realización fueron asesorados en la vida real por un verdadero sastre de Madrid. Por ello, cualquier instrumento, tela o incluso la propia vestimenta que porta el propio de la Torre esta cuidada al detalle. El mimo con el que corta con la tijera las telas es equiparable al cuidado que ha tenido el malagueño por interpretar a un personaje para el recuerdo, siendo quizás una de sus mejores interpretaciones.

Su cuidada fotografía también es digna de mención, llegando a ser un aspecto que se nota que han querido cuidar mucho. Al igual que los diversos escenarios que se ven los cuales son preciosos y me hacen pensar si el personaje de Carlos hubiera tenido o encajado de igual modo en una metrópolis como Madrid o Barcelona en vez de en un lugar como Granada. No obstante, creo que ha sido un acierto haber rodado en la ciudad andaluza y lograr plasmar esas calles típicas de pueblo que reflejan a mi modo de ver que hay parajes muy bonitos por España. Granada es uno de ellos.

Por último, recordando lo escrito al principio, creo que salga o no algo mejor, “Caníbal” es una genialidad de cinta española que esta muy por encima de la media. Es cine de calidad, pero lo que es mas importante aún, es cine español de calidad.
SCuenca
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15 de abril de 2019
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El actor Antonio de la Torre, afila su estilete, para acompañarnos a través de sus silencios, colándonos como espectadores en la vida de un asesino pulcro y siniestro, oculto tras esa normalidad simulada, de un sastre de apariencia pusilánime.

Estudiadamente fría; Manuel Martín Cuenca, su director, compone el retrato sin aparentes fisuras; generando un ejercicio de actos abyectos, que rezuman una autenticidad despiadada.

Falla en su desenlace, donde pierde ritmo y tal vez sea origen de puntuaciones menos generosas. Final de complicada lectura.

Hace algo más de un año que la vi, y todavía la recuerdo... Al regresar hoy a mi memoria, decidí hacer crítica, después de haber permitido que reposara, como un buen vino...
ALIENTO
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