Amazing Grace

Este reportaje gráfico y sonoro sobre una reunión de cristianos para cantar a Dios bajo la voz de Aretha Franklin, no sólo te traslada a otra época que algunos vivimos, sino que por momentos te traslada a otro lugar e incluso a otro tiempo.

Lo más memorable del documental, a mi entender, es el primer día, donde podemos realmente tocar el cielo a través de la tristeza y alegría que desprende Aretha, sobre todo en la canción "Amazing grace", donde realmente la emoción es incontenible y la espiritualidad derramada es hermosa, gigante y profunda.

El segundo día es mucho más pausado, y tiene más elementos religiosos que verdadera esencia celestial, aparte de que Aretha está más centrada en sí misma y nerviosa (quizás por la presencia de su padre, con el que no parece conectar demasiado bien), más lejos del puro sacrificio de alabanza de la primera noche.

A destacar en general, la manera en que empieza el documental, el ritmo pegadizo y alegría que transmite el director de orquesta y la enorme sorpresa de que el Reverendo toque el piano como un pro y se defienda también muy bien con la voz. Se alucina en colores cuando el Reverendo empieza a meterle caña al asunto musical. Me sobra la mitad más uno del contenido religioso, pero al César lo que es del César. Sin duda, es un buen documental para acercarte en lo intimista a lo que es una reunión bautista de negros en EEUU y lo bien que lo pasan en sus servicios religiosos dominicales con su ritmo y musicalidad inimitables.

Pondría un 7 a la primera noche (un 8 a un par de canciones), y un 5 raspado a la segunda, así que la nota media es un "interesante".

En 1972, Warner eligió al prestigioso director Sidney Pollack para rodar el mejor concierto de gospel de la historia. Es curioso que pensaran en él , parque nuestro hombre se había distinguido hasta el momento por dramas recios y viriles. Pollack aceptó, y sobrevino el desastre. No tenía ni idea de cómo se filmaba un musical, de modo que las imágenes iban por un lado y el sonido por otro, y no lograron acoplarlos. Warner se quedó con el material, que durmió durante cuatro décadas. Pollack, ya gonizante, no quiso marcharse dejando ese fleco, de modo que delegó en su amigo y productor Alan Elliott la responsabilidad de recomponer el desaguisado, puesto que las técnicas habían cambiado mucho. Amazing Grace es la plasmación de una cantante en estado de gracia, nunca mejor dicho, bien secundada por un coro dirigido por Alexander Hamilton, un tipo tan energético, entregado y marchoso que casi le roba el protagonismo a Aretha. Veréis, el gospel no es mi estilo musical favorito, pero por una vez dejémonos llevar por la magia de dos noches inolvidables, una conjunción de talentos profundamente imbuidos del mensaje que desean transmitir. Toda la parafernalia religiosa me sobra, pero es lo que hay.

Sidney Pollack la cagó. Por razones desconocidas no utilizó la indispensable claqueta con sus cinco cámaras con la que grabó este oficio religioso en Enero del 72 en la Iglesia Bautista Misionera New Temple de Watts en Los Ángeles. Así es que la música no sincronizaba con las imágenes y desistió de montarlo quedando archivado durante cuatro décadas. La cosa no hubiera tenido mayor importancia si no fuera porque quien "oficiaba" como cantante de los himnos religiosos (gospel) era nada más y nada menos que La Dama del Soul, Aretha Franklin ( toda una estrella en ese momento cuyo brillo sigue siendo inmortal. La acompañaban sus músicos y el The Southern California Community Choir dirigido por Alexander Hamilton y el reverendo y cantante de gospel James Cleveland. La cosa se prolongó dos noches en los que para mayor inri se grabó el álbum que da título a este documental; el album más popular de la cantante y el más vendido de la historia de la música gospel.

Una espina clavada en la brillante carrera de Pollack que antes de fallecer en el 2008 encargó a Alan Eliott que la terminase; ardua y laboriosa tarea que se pudo llevar a cabo gracias a las nuevas tecnologías. El resultado es un documento impagable de imágenes de archivo más que un elaborado documental donde las canciones que cantaba en su infancia Aretha acaparan todo el protagonismo sublimadas por su voz en un ambiente casi místico.

El local no parece el más apropiado, el aforo ni siquiera se completó el primer dia y hacía calor, mucho calor a tenor de lo que sudan sobre todo Aretha y Cleveland. Una Aretha que en 2008 tras la muerte de Pollac impidió que se proyectaran las imágenes y que han visto la luz el mismo año de su muerte. Una Aretha que no deja traslucir nada de su personalidad, que no realiza ningún comentario y que se "limita" casi de forma tímida a hacer lo que mejor sabe: cantar. Supongo que el concierto con la presencia también de su padre debió ser muy emotivo para ella y los presentes. Por allí andaban el segundo día los stones Mick Jagger y  Charlie Watts que no quisieron perderse el evento.

Si a uno le gusta el gospel esto es un milagro. Si no le gusta un infierno y a los demás entre los que me incluyo, pues cuarto y mitad.

"Amazing Grace" (Gracia asombrosa) es "un himno religioso escrito por el clérigo y poeta inglés John Newton (1725-1807) publicado en 1779 (wikipedia) en el que se nos dice que a pesar de nuestros pecados podemos ser salvados por la gracia de Dios; afortunadamente para Pollack.

cineziete.wordpress.com

Nueva York. Semana Santa de 2019. Los conciertos de Gospel en las iglesias protestantes se suspenden para el público -no así para los feligreses de la parroquia- durante el período pascual, así que Martha y yo nos vamos a dar un paseo por el Soho. Una vez allí, ¡oh sorpresa! La providencia hizo que unos pocos días antes se hubiera estrenado en los cines "Amazing Grace", el documental montado y sincronizado por Alan Elliot a partir del material que Sydney Pollack había rodado previamente, en el lejano 1972, durante dos noches memorables en las que Aretha Franklin ofreció sendos conciertos ante su padre, pastor protestante, y sus amigos y amigas de la infancia. Entramos en la sala.

Allí estábamos Martha y yo, escuchando a la Reina del Soul, la Hija del Predicador. Y en Nueva York, compartiendo platea con el Reverendo James Cleveland; y con Mick Jagger, Charlie Watts y el propio Sydney Pollack. Fue una velada inolvidable por lo espontáneo de la sesión y por la calidad sublime del documental (pese -o gracias a...- haber sido rodado hace casi cincuenta años). Piel de gallina. A ratos lágrimas en los ojos. Mientras, iban sonando "Wholy Holy", "Take my Hand Precious Lord", "Mary, Don't You Weep", "A Change is Gonna Come"....

Dimos gracias a Dios porque aquella tarde no hubiéramos podido asistir al concierto de Gospel en la iglesia de Harleem. Y porque quedara en el Soho uno de esos pocos Palacios de los Sueños que aún siguen en pie: el Angelika Film Center & Cafe. Y sobre todo, porque en su pantalla brillara Aretha Franklin, cantando a los cuatro vientos su "Amazing Grace", ese don con el que Dios o la Naturaleza la dotó para que pudiera embellecer nuestro existir. A la salida, en Houston Street, un músico local nos ofreció su maqueta por diez dólares. La compramos. El alma de Aretha sigue latiendo.

Me emociono con cualquier cosa, así que pensé que este documental me iba a encantar. Pues lo siento pero no, no sé explicar si es por las imagenes antiguas, por el calor que sufren todo el tiempo o si por ser música gospel, pero me ha aburrido enormemente y Aretha no ha conseguido emocionarme en ningún momento, incluso me daba la impresión de que estaba rodando a desgana.
Eso sí, sólo por ver las pintas merece la pena verlo un ratito!
Es todo lo mismo, así que si a los 10 minutos no te ha enganchado, ya no lo va a hacer.