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Buena vida (Delivery)

Drama. Comedia Hernán tiene 24 años y un precario trabajo de mensajero. Desde que su familia emigró a España huyendo de la crisis por la que atraviesa Argentina, vive solo en su casa familiar, ahora vacía y llena de recuerdos. Está enamorado de Patricia (Pato), una empleada de una estación de servicio que está buscando hospedaje. Hernán se ofrece a alquilarle una habitación de su propia casa. Al poco tiempo de convivencia comienza una relación amorosa ... [+]
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
23 de noviembre de 2009
13 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Realizada con poquitísimos recursos y un acotado presupuesto, la película se destaca por un guión súper entretenido. Hernán es un buen chico, que recientemente vive solo en la casa familiar, tiene buenos sentimientos y un gran corazón. Pero pobre Hernán un día le agarra (y voy a ser sutil para decirlo) una calentura de ésas con una muchacha que trabaja en una gasolinera. Y por querer llevársela a vivir a su casa le alquila una habitación (vulgar excusa porque nuestro amigo es un loser que quiere meterle manos a la chica) pero...pobre Hernancito...el polvazo le salió carísimo porque un día vuelve a su casa y encuentra instalados a la mamá, el papá, la hijita de su novia y todos los bártulos y porquerías que traen consigo. Y ahí comienza la odisea de nuestro héroe que no puede expulsarlos de su vivienda, y muy orondos todos le usurpan la casa y comienzan un emprendimiento laboral fabricando churros. Muy bueno el guión y con dosis de humor negro la película por momentos se vuelve desesperante porque no se puede creer las desventuras que el buenazo de Hernán debe enfrentar y el desenlace es maravilloso y de lo más inesperado. Para reírse un rato de las desgracias ajenas y para que mis amigos varones reflexionen con la cabeza de arriba... y no con la de abajo.
Srita davidlynch
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13 de mayo de 2009
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dejo los comentarios sobre la peli para el spoiler, no quiero estropear a nadie el placer de ver esta cinta bajo una completa desinformación del argumento, ya que, en mi caso, ha sido todo un subidón descubrirla a cada minuto. Dicho esto, os dejo un suceso que me ha conmocionado esta mañana y aún me dura, son las 3:51 a.m.

La vida.

La Nueva España, sucesos.

«Los maté yo, la culpa es mía». Éstas son las desgarradoras palabras que una y otra vez repite Elsa Pérez Pin, la conductora de 34 años y única superviviente del accidente de tráfico en el que el lunes perdieron la vida su madre y su hijo de 2 años, tras precipitarse el coche en el que viajaban desde un puente de cuatro metros al río Eo, en el municipio lucense de Ribeira de Piquín. Elsa Pérez, que gritó en vano durante siete horas pidiendo ayuda, se recupera en casa tras recibir el alta médica en el complejo hospitalario Xeral-Calde de Lugo, en el que fue atendida de las leves lesiones físicas y de la hipotermia que sufrió al permanecer sumergida durante más de siete horas con los cadáveres de su hijo y de su madre, que fallecieron ahogados. Su marido y su padre, a quienes fueron a buscar los vecinos una vez conocido el alcance del accidente, la arropan en estos duros momentos. El accidente tuvo lugar alrededor de las nueve de la mañana cuando Elsa, acompañada por su hijo, llevaba a su madre a rehabilitación a Lugo. A unos 600 metros de su casa se produjo el accidente. Como el coche quedó debajo del puente, con las ruedas hacia arriba, casi no se veía y se tardó varias horas en descubrirlo. La joven contó a las personas que la rescataron que oyó pasar coches y pidió ayuda a gritos, pero que nadie se percató de lo sucedido hasta antes de las cinco de la tarde.

Ella estaba inmovilizada porque un asiento suelto le impedía la salida y también moverse hasta su madre y su hijo e intentar rescatarlos. Consiguió salvar la vida porque el coche quedó inclinado, con la parte trasera más hundida que la delantera. En donde iba ella quedó un hueco, que le permitía tener la cabeza fuera del agua, con una profundidad de ochenta centímetros.

Las siete horas que la única superviviente del trágico accidente permaneció atrapada en el interior del coche con los cadáveres de su madre y su hijo fueron angustiosas, ya que Elsa Pérez no perdió el conocimiento en ningún momento y se desgañitó pidiendo auxilio, sin que nadie la escuchara.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
SBarrettt
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27 de abril de 2009
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película hecha con recursos mínimos, buen guión, actuaciones y dirección. No tiene los baches que algunos dicen que tiene, al contrario, está bien contada.

Se merece un 7, y más también. Por qué? Porque con recursos similares (o lo que es peor, mayores) se han hecho verdaderos bodrios, sin cumplir el objetivo básico de entretener, y ese es uno de sus grandes méritos, sino el más importante. El Director (es su Opera Prima) ha escapado de filmar una "historia mínima", como podría haber sido.

Cuando uno empieza a verla apuesta a la baja, todo suena muy común, parecido a lo ya visto o vivido. Luego vemos que detrás de la simpleza hay algo más: actores, un libro, escenas bien resueltas y un sentido.

Temas que revolotean permanentemente: la crisis económica, la clase media venida a menos, los argentinos que viajan a España huyendo de la crisis, la degradación moral, la falta de trabajo, la pobreza, la viveza criolla.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
aleks
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5 de agosto de 2006
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interpretaciones magistrales. Un guión estupendo, con diálogos muy creíbles, que te mete totalmente en la historia. No hace falta mucho para hacer un pedazo de película.
Germán
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30 de marzo de 2010
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine social como el presente tiene la virtud de sacarte una socarrona sonrisa de reconocimiento, de identificación con las circunstancias que suceden en su metraje. Pueden estar pasando en tu casa, en la de tu vecino, en la de un familiar, amigo o conocido. Relatos de los que te ponen el vello de punta, de los que te vuelven los intestinos del revés y con los que te rechinan los dientes de rabia.
Nadie está exento de que le pase. Y, si pasa, lo mejor es hacerse a la idea de que nos han atado de pies y manos y llevarlo lo mejor que se pueda, hasta que la pesadilla concluya. O se pueden perder los papeles y cometer una barbaridad, que es lo que nos estaría pidiendo el cuerpo.
Hasta dónde llegará nuestro careto de bobos y nuestra ingenuidad, para que nos la metan doblada y bien doblada.
Ésta es una biliosa historia sobre pardillos y sobre parásitos. Sobre gente bienintencionada que acaba hasta los huevos por culpa de caraduras aprovechados.
Todo empieza, cómo no, por lo idiotas que somos porque llega una carita linda, se nos alegra la pajarita, le ofrecemos una mano y nos acaban cogiendo, con toda la poca vergüenza posible, no ya el brazo, sino las pelotas y todo lo que puedan agarrar. Será que en esta asquerosa vida no se puede ir de confiado, que en los ojos más bonitos y en la risita más dulce puede estar la pécora más rastrera, que te endosa sus marrones, cayendo más bajo que los que van adosados a ella, porque ni siquiera tiene la decencia de cortar con ese repulsivo medio de existencia. Más culpable que nadie, porque su cobardía la convierte en cómplice y en ejecutora, y no hace nada por evitarlo.
Adopta la figura de alguien modesto, sencillo, atractivo, que consigue engatusar a la víctima con su aire de inocencia. Y, aunque en el fondo no sea una mala persona y denigre todo lo que de antemano sabe que va a ocurrir, acaba por caer, en la estima del incauto y de quienes observan sus maniobras, hacia el escalón más bajo, hacia el fango de un desprecio que deja un regusto a algo repugnante.
Somos una raza de sinvergüenzas que joden a quienes no hacen daño a nadie. No importa la condición social. Los jetas los hay hasta debajo de las piedras.
No se debe ir de tonto por la vida.
Ni de demasiado listo.
Vivoleyendo
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