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Vera Cruz (Veracruz)

Western. Aventuras En 1864, con el apoyo de los conservadores mexicanos, Napoleón III de Francia (1852-1871) impone como emperador de México a Maximiliano de Austria, lo que provoca la rebelión de los juaristas. En plena guerra civil, dos mercenarios americanos (Gary Cooper y Burt Lancaster), tratando de sacar partido de la situación, ofrecen sus servicios al mejor postor. Así es como conocen a una hermosa juarista (Sara Montiel) y a una condesa francesa ... [+]
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Críticas 39
Críticas ordenadas por utilidad
26 de diciembre de 2010
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
La apruebo porque me entretiene lo justo y porque Gary Cooper y Burt Lancaster, como siempre, actúan muy bien. Habrá servido de inspiración para otras películas, como decía un tertuliano de "El callejón de las maravillas", pero me da igual. Si una cinta significa poco para mí, de nada me vale que signifique mucho para otras.

Un militar sudista que ya pasa de ideales, un bribón profesional, una condesa francesa y una ladronzuela mejicana son los protagonistas. Lo mismo ellos que los demás personajes tratan de hacerse con un cargamento de oro que viaja hacia el puerto de Veracruz. La película está ambientada en la época de la rebelión mejicana contra el emperador Maximiliano, aunque no habla de política ni de historia. Y esto no me importaría si le encontrara enjundia a la cinta, pero no se la encuentro. El guión me parece mediocre y la puesta en escena sólo aceptable, y no se me despierta la intriga. Y encima lo único que no me gusta de Burt Lancaster, la maldita sonrisa Profident, aparece hasta en la sopa.
IzaNezzie
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27 de julio de 2011
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran western, nada típico.
Durante mucho tiempo lo tuve asociado por encima de todo a la presencia de nuestra Sarísima, tanta fue la importancia que se le dio en este país al hecho de que actuara junto a dos monstruos de la envergadura de Cooper y Lancaster, y fue completando la filmografía de Aldrich cuando la revisé y pude degustarla como se merece.

Colorista ambientación en la Revolución Mejicana, basada en una historia del gran Borden Chase, con un muestrario de personajes maleantes que producen desconfianza a simple vista, y mucha acción y entretenimiento. Aldrich no pierde el tiempo en cosas superfluas, según terminan los créditos iniciales ya aparece un jinete a la carrera, a los tres minutos ya se han encontrado Gary Cooper y Burt Lancaster, a los cinco ya se han engañado y disparado, por lo que es fácil imaginarse que nos lo vamos a pasar muy bien durante hora y media. Aquí todo el mundo engaña por sistema, hasta los de una propia banda se traicionan entre sí con alianzas improbables, trucos para despistar al oponente, cada uno jugando sus cartas, y solucionando las diferencias a tiro limpio.

La narración tiene brío y engancha, con planos muy bien enmarcados con elementos naturales, no da tregua a los personajes, aquí el que no corre vuela, hasta las damas te despluman a diferentes niveles, unas roban carteras y otras maquinan para quedarse con el tesoro, todos a la carrera para salir de una emboscada y verse sorprendidos por una treta del rival, ni los heridos tienen tiempo a quejarse, si les disparan se sacan la bala de la herida en el mismo lugar porque hay que perseguir al carromato en fuga. No hay tiempo para estudios psicológicos, aunque por lo menos algún ramalazo del pasado del personaje de Gary Cooper vamos conociendo, intuyendo que es el único que guarda unos motivos razonables alejados de la avaricia y el egoísmo predominantes.

Nos deja grandes escenas como la aparición del ejército juarista en la plaza, la cámara avanza lentamente en círculo dejando a los protagonistas en primer plano, y a la misma vez que ellos nos vamos percatando de que están rodeados. Otra delicia es toda la acción que se desarrolla en el castillo del emperador mejicano, suntuoso y llamativo, una maravilla de contrastes de actitudes culminada con la espontánea competición de tiro, magnífica.

Pero si algo brilla sobremanera en esta cinta son los dos personajes principales y sus intérpretes. Totalmente diferentes, compensados entre sí, el sobrio e individualista Cooper frente al descarado y exhibicionista Lancaster, se apoyan mutuamente con la misma facilidad que se engañan, estaba claro que era una sociedad compleja mantenida por las necesidades mutuas, sólo les une su habilidad con las armas, y serán ellas las que determinen la supremacía de uno sobre otro.

Entretenidísima, merece la pena recuperarla.
Orson_
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10 de noviembre de 2008
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo tiene un principio, y el comienzo de los "Spaghetti" western hay que buscarlo en un film estadounidense y no italiano. Si, si existe una historia que dé principio a una nueva manera de mirar y narrar el far west, esa es esta película.
Sin duda alguna, uno de los atractivos principales de este filme lo ponen sus dos protagonistas principales: Gary Cooper y Burt Lancaster. Ambos conforman una pareja tan disímil como llamativamente explosiva. El primero, un ex oficial del ejército confederado probando suerte en México, buscando de alguna manera reconstruir su destruido pasado; el segundo, un simple bandido sin escrúpulos, dispuesto a matar y robar, también traicionar, con tal de satisfacer sus ambiciones. Algo así como el agua y el aceite, aunque unidos porque no tienen mas remedio, sabedores de que llegará el momento en que ambos deban enfrentarse y solo uno de ellos, termine siendo el ganador. Cabe también destacar el excelente reparto, que cuenta entre otros con la participación de César Romero, Denise Darcel, Ernest Borgnine, Jack Elam y un desconocido Charles Bronson, además de la actriz española Sarita Montiel.
Una película entretenida, de suprema acción, con muchos personajes jugando a la intriga y a la traición, todo bajo una suprema dirección de Robert Aldrich. Una de sus mejores.
Una cinta imperdible que en 1954 estableció las base para toda una colección de filmes que hoy son conocidos como "spaghetti". Un Western para ver, una joya del celuloide.
klaudio
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1 de octubre de 2013
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
158/06(09/09/13) El realizador Robert Aldrich ofrece aquí un entretenido western con tintes de aventura, siendo sus dos mejores bazas su dúo protagónico, unos Lancaster y Cooper maravillosos. Como curiosidad fue el primer trabajo de la manchega Sarta Montiel en Hollywood, eso sí en un rol bastante cliché étnico.
El escenario es el México del Emperador Maximiliano (buen George McCready), un país sacudido por una revolución latente de los juaristas que buscan un mejor reparto de las riquezas. Allí se dan cita dos buscadores de fortuna estadounidenses, Benjamin Trane (buen Gary Cooper) es un idealista veterano de la Guerra Civil americana, un confederado que perdió la guerra y su hacienda y ahora busca dinero para reflotarla, el otro es un pícaro bandido, Joe Erin (gran Burt Lancaster), líder de una banda, entre los que están los clásicos del western Charles Bronson, Ernest Borgine o Jack Elam, entre los dos surge una amistad interesada que les lleva a trabajar para el Emperador en la misión de escoltar a una condesa francesa, Duvarre (bella Denise Darcel) hasta Veracruz, en realidad la diligencia lleva escondido oro para reclutar tropas en Europa para combatir a los juaristas, surgiendo entre todos una red de engaños y traiciones, donde tendrá importancia una bella mexicana, Nina (Sara Montiel).

James R. Webb (‘Horizontes de Grandeza’ o ‘El Cabo del Miedo’) y Roland Kibbee (‘El Temible Burlón’ o ‘Que viene Valdez!) realizan el guión basándose en un relato de Borden Chase (‘Río Rojo’ o ‘Winchester 73’), con estos buenos antecedentes se podría esperar un libreto más pulido y no tan liviano, es demasiado simple, no hay introspección alguna, todo se siente como una trivialidad-vehículo para las dos estrellas, pueblan la historia de personajes víboras, personajes amorales de los que te apuñalan cuando menos te los esperas.
La cinta es un divertido pasatiempo sin más pretensión que hacerte pasar un buen rato, y lo consigue gracias a su simpleza estructural. Aldrich va al grano desde su inicio, con Joe/Burt vendiéndole un caballo robado al ejército mexicano a Bejamin/Gary, derivando esto en una trepidante persecución, un baleo entre ellos, y ya nos han presentado las dos antagónicas personalidades. El director lo porfía todo a la química entre Burt y Gary, un fascinante tour de forcé, una turbia alianza en la que se ve venir el enfrentamiento final, entre ellos saltan chispas de frescura, saliendo ganador el cínico Burt Lancaster con una composición empática de un fullero, con una sonrisa grandiosa que te magnetiza, siempre vestido de negro, con unos modales de troglodita, es un encantador de serpientes que demuestra un carisma encantador. En el otro lado del ring está un Gary Cooper más contenido, con un rol algo más complejo pero el buenismo seduce menos. Es una cinta con mucho de aventuras de ritmo trepidante, con continuos tiroteos, persecuciones, personajes ambiguos, egoístas, egocéntricos, traidores.
Lo malo es que todo se siente superficial, sin calado alguna, no hay escenas de acción que sobresalgan, solo destacó la de la recepción en el palacio muy humorística por el contraste de modales entre los refinados aristócratas y los zafios mercenarios, acabando la velada en una competición con wínchester en el jardín. Otra escena reseñable es en la que los mercenarios norteamericanos son cercados por los juaristas en la plaza de un pueblo, la cámara recoge circularmente en visión de los pistoleros a los juaristas que les tienen rodeados, aunque culminada de un modo penoso, es un insulto a la inteligencia lo idiotas que son pintados los revolucionarios, como se dejan pisar, los de los niños es patético, de una dejadez de desarrollo mezquina. Por cierto lo del rodeo de juaristas recuerda mucho a la escena final ‘Viva zapata’ de Kazan del año anterior. El resto son escaramuzas sin peso alguno, siendo negativo su clímax en el previsible duelo final, carente de emoción, de tensión, de dramatismo, aséptico.
En el apartado femenino están además de la gélida hermosura de Denise Darcel, destaca nuestra Sarita Montiel que demuestra una vez más su inexpresividad.
La puesta en escena es bastante meritoria con un gran trabajo de fotografía del húngaro Ernest Laszlo (‘Traidor en el Infierno’ o ‘Vencedores O Vencidos’).
En conjunto nos queda una obra que se ha arrugado con el tiempo, un ritmo muy fluido, pero que no enmascaran susfalta de intensidad. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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20 de enero de 2013
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Western que firma Robert Aldrich ambientado en plena revolución mexicana. Aunque más bien el conflicto es un telón de fondo que sirve para enmarcara dos personajes bien diferenciados como son Benjamin Trane (Gary Cooper), un antiguo oficial sudista que parece vagar sin rumbo, y Joe Erin (Burt Lancaster) un pistolero que trata de sacar partido de la situación mexicana. Todo el film pivota alrededor de estos dos personajes, que pese a que aparentemente no tienen gran cosa en común, no son muy diferentes el uno del otro y aunque sabemos que acabaran enfrentándose, los acontecimientos parecen unirles más que separarles.

Aldrich sabe dotar de la necesaria ambigüedad a ambos personajes. Por un lado, el desencantado Trane, derrotado en una guerra, trata de dejar atrás su idealismo con sus acciones, pero sabemos que en el fondo no es un sinvergüenza como Erin. Eso si, un sinvergüenza simpático, que es capaz de esbozar una sonrisa incluso cuando Trane se la juega, pero con la misma sonrisa puede apretar el gatillo a sangre fría. Incluso la elección de las mujeres tiene un punto paradójico: mientras que Erin se siente atraído por los modales fríos y distantes de la condesa Duvarre (Denise Darcel), simpatizante del emperador Maximiliano, Trane elegirá a Nina (Sara Montiel) una humilde mexicana partidaria de la causa juarista, que prefigura el enfrentamiento entre ambos personajes.

Aldrich construye un western ágil y con ciertas dosis de violencia y en el que a la sombra de los dos protagonistas podemos reconocer a excelentes secundarios como Ernest Borgnine, George Macready, Jack Lambert o César Romero. De forma casi imperceptible Aldrich se acerca al western crepuscular, mostrando a un veterano personaje, con cierto aspecto de cansancio (y es que Gary Cooper estaba ya casi al final de su carrera), al mismo tiempo que aparece otro personaje más joven pero totalmente falto de moral, de gatillo fácil y cuyo único móvil es el dinero.

Aún a día de hoy "Veracruz" es un excelente espectáculo para los amantes del western, que pese a todo ha sabido envejecer bien. Una de las claves es sin duda la curiosa relación entre ambos protagonistas, dos hombres que en otras circunstancias hubieran sido buenos amigos pero que las mismas circunstancias parecen condenarles a enfrentarse.
manulynk
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