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Río sin retorno

Aventuras. Western Matt Calder (Robert Mitchum) llega a un campamento minero para hacerse cargo de su hijo de nueve años, Mark, y agradecer a Kay (Marilyn Monroe), la cantante del saloon, que le haya cuidado. Padre e hijo se dirigen a la granja que ha comprado junto a un caudaloso río pero su tranquilidad es interrumpida por la llegada de Kay, acompañada de Weston, un jugador profesional que huye con los caballos dejándoles indefensos ante el ataque de ... [+]
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Críticas 33
Críticas ordenadas por utilidad
22 de julio de 2013
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por un momento he llegado a pensar que no iba a terminar según lo previsto. Pero no. Se han cumplido todas las expectativas y con nota. Brillante colofón del brillantemente convencional guión. Aunque bien mirado, un western fluvial tampoco es una cosa habitual.
Y hasta ese momento, Mitchum haciendo de un hombre de los que ya no quedan, Marilyn tan o más Marilyn que nunca (que esplendorosa!, que bien cantaba!), un malo, indios, aventuras fluviales, romance (algo más tórrido de lo habitual), majestuosos paisajes bellamente fotografiados, espléndida música,... No es la película más personal de Preminger, pero está resuelta con profesionalidad y oficio, que tampoco es poco.
iñaki
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28 de mayo de 2012
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es cierto que el argumento es un poco simple y que los indios están tratados muy mal, siempre son malvados y tontos, pero la pareja Robert Mitchum y Marilyn Monroe están muy bien. Las canciones de Marilyn son preciosas con una sensualidad que no se puede olvidar. Los paisajes de Canadá terminan por redondear esta película que no ha envejecido demasiado, solo chirrían un poco las escenas de estudio con la proyección del rio detrás de los actores simulando navegar en la balsa. Con todo es entretenida y se ve agradablemente.
Tasio
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17 de enero de 2013
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Podríamos decir sin temor a equivocarnos que “Rio sin retorno” (así lo llaman los indios), es un western atípico, muy cercano a una película de aventuras, realizada por Otto Preminger por encargo de la Fox, que le tenía en nómina. Con una magnífica fotografía en color de Joseph LaShelle, rodada en los bosques de Canadá y en Cinemascope.

De origen austríaco Preminger era un hombre más interesado en el cine social, cine negro, nos legó obras maestras como: “Laura” y “Cara de ángel”, en esta sencilla historia, utiliza muy bien el nuevo formato scope, recurriendo a partes iguales a la espectacularidad y a los escenarios naturales, pues era la política de producción de la Fox en aquella época.

Marilyn Monroe era entonces una estrella emergente, encaja perfectamente en el papel de cabaretera de buen corazón, con alma de madre por su amistad con el chico perdido en la ciudad. Luce una gracia y un magnetismo que le permiten desarrollar en escena una interpretación llena de erotismo, (en vaqueros está tremenda). Las canciones las canta con una ternura y una sensualidad indescriptibles.

La historia que protagoniza el siempre sobrio y eficaz Robert Mitchum, pretende mostrarnos las relaciones de un padre granjero que busca a su hijo y las reticencias de este hacia su progenitor, tras cumplir una condena por haber matado a un hombre por la espalda. El viaje a través del rio como prueba de supervivencia ante toda clase de peligros por el trio protagonista. Película entretenida por la inolvidable Marilyn.
Antonio Morales
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4 de diciembre de 2005
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Agradable e intensa película del irregular Otto Preminger, (El hombre del brazo de oro), que cuenta con el carisma y el acierto de sus dos protagonistas, Robert Mitchum y Marilyn Monroe.
Mitchum da a la película dignidad y solvencia, mientras que Monroe da sensualidad y encanto, (como no podía ser de otra manera), convirtiendose ambos, en una pareja cuya unión haría saltar chispas tanto dentro como fuera de la pantalla, ya que las malas lenguas Hollywoodienses, apuntaron en más de una ocasión, un posible idilio entre ambos artistas.
Por lo demás y aunque no es una mala pelicula, se echa en falta un guión algo más elaborado, y una direccion más vigorosa en ciertas escenas, quedandose en ocasiones el film algo insustancial y flojo, por fortuna, en muy pocas ocasiones.
Por lo demás, es una película a la cual el paso de los años ha tratado bastante bien, y que aún puede visionarse.
Paco
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27 de marzo de 2014
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo, que dentro de un género, pueden haber muchos matices para encasillar una película, y más si es en uno que en que los parámetros son tan delimitados y característicos como el western. Por eso, a veces, resultan injustas las comparaciones que pueden menoscabar la calidad y temática de una cinta que nos quiere mostrar otro tipo de desarrollos con otras famosas que han sido puntales no sólo de western en sí, sino del cine en general. Pienso, que es lo que pasa con Río sin Retorno. No es un western típico, así tenga indudables cualidades que lo ubican ahí. Más bien es un drama enmarcado en una aventura por la travesía a un río indómito de un trío principal, sobre el cual recae todo el peso argumentativo del film dirigido por Otto Preminger que, no siendo su género predilecto, logra sin embargo darle su impronta en escenas puntuales como el forcejeo amoroso de Calder con Kay, el masaje térmico, las escenas de peleas y los números musicales, apoyado por una hermosísima fotografía en scope, y el carisma y la química de la pareja protagonista. Finalmente, Marilyn en varias oportunidades dejó en claro que nunca acabó de estar satisfecha con el resultado final por todo el entorno incómodo que el film tuvo a su alrededor. Sin embargo, fue de las pocas ocasiones en que lograría desprenderse del prototipo de personaje superfluo e ingenuo en que quedaría encasillada posteriormente, mostrando en todo su esplendor la calidad y versatilidad interpretativa que poseía. Obviamente, su magnífica presencia copa totalmente cada plano que hace de cada parlamento, cada canción, cada beso suyo una experiencia imborrable. Así era ella. No importa, que para hoy en día, ciertas escenas sobre la balsa resulten un tanto forzadas o ficticias en su puesta fílmica, la presencia de una Marilyn esplendorosa sirven como velo para pasar por alto esos detalles de innevitable observación. Ella, junto con Mitchum, logran darle ese toque de credibilidad, sensualidad, romance y drama a un guión sencillo pero bien hilvanado y construido. Para los amantes del cine clásico, es un buen motivo para contemplar el buen quehacer de un director de quilates, en un género que no era el suyo pero que termina dándole un adecuado performance a la historia con una pareja de leyenda. Para los seguidores de Marilyn, dentro de los que me incluyo, es una inevitable y agradable forma de contemplar a la diosa en otra de sus facetas artísticas, viéndola salir airosa con creces, junto a el inmenso y correcto Mitchum. Sin duda, razón más que suficiente para agradecer eternamente.
cineclasico73
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