El increíble hombre menguante

Vista hoy en día, sinceramente, resulta de lo más evocador, un clásico absoluto a medio camino entre la Ciencia Ficción y la Fantasía, cabalgando entre estos dos mundos, la historia navega entre la expectación inicial y la angustia por la supervivencia hacia su parte media, entregándonos algunos momentos realmente impactantes en un título cuidado en su conjunto.

En una época y en un país, Estados Unidos, en la que la paranoia colectiva ante una nueva Guerra Mundial Atómica, terror por una posible invasión alienigena y otros monstruos y situaciones derivadas, los estudios se entregaron con profusión a crear todo tipo de sugerencias, esta que nos ocupa, resulta, cuando menos, relativamente diferente, el miedo real que va sintiendo el protagonista en carne propia, en una película premonitoria de títulos posteriores y se convierte en toda una referencia en temática y en ejemplo de realización de efectos visuales, utilizando técnicas de encuadre y elementos de proporción nunca antes usados en cine, en un tiempo exento de efectos digitales, pantallas Chroma en verde y casi sin montajes artesanales...el resultado, un trabajo convincente, realista y agobiante; el director controla los encuadres con maestría y el resultado, sin duda, mereció la pena; todavía hoy en día es una película muy disfrutable, impactante y sobre todo muy resultona.

Todo un clásico, que ha envejecido bien, servido de misterio, angustia e instinto de supervivencia, con un personaje afrontando un destino incierto, atrapado entre las cosas comunes de su propio hogar transformadas en los más acechantes y desmesurados peligros.

Probablemente nos hallemos ante la mejor película entre aquellas que se denominaron de serie B, tan abundantes en los años cincuenta. Donde un relato coherente y pausado nos imbuye en la agonía de una existencia que literalmente se diluye, entre modestos pero resultones efectos especiales, donde se emplean alardes técnicos francamente buenos para sus días; sí ya sé que en nuestros tiempos dan risa a los más crueles, y provocan ternura entre los que aún somos ingenuos. Aunque por otro lado los he visto bastante peores en producciones más modernas y con mayor presupuesto.

El guión fue escrito por el propio Richard Matheson autor de la novela original y de otras tantas tan cinematográficas como: “Soy leyenda (El último hombre vivo)”, “El diablo sobre ruedas”, “La leyenda de la casa del infierno” o “El último escalón” entre algunas otras. Y probablemente esto debe notarse, sobre todo, en la narración contada en primera persona por parte del protagonista, donde abundan sus propias reflexiones que sin duda deben de ser las del novelista.

Sinopsis:

Era una vez un hombre ya menguado,
menguante para ser del todo exacto,
disminuyendo tanto de acto en acto,
que va empequeñeciéndose a tu lado.

Pasó la niebla un día no nublado,
e inició su pesadilla a su contacto,
con Lucifer hubiese hecho aun un pacto,
por medir medio metro mal contado.

Vivió en una casa de muñecas,
fue perseguido por un gato pardo,
durmió en una caja de cerillas.

Por migajas de tortas ya resecas,
luchó con una araña de anacardo,
sobre la alta montaña de dos sillas.

A lo largo de la vida, y sobre todo de la de los degustadores de películas, hemos visto cintas de casi cualquier tipo de clase, naturaleza, fuste y condición. Desde filmes aburridos, planos, de línea débil argumental y trama y puesta en escena mediocre hasta referencias filmicas de primer orden. Sin llegar a la exageración este "Increíble hombre menguante" puede considerarse un ejemplo icónico en mi ranking particular. La ciencia ficción de los 50 -por lo general desprovista de grandes recursos para la creación de efectos- sí concentraba virtudes interesantes:agilidad narrativa, ritmo frenético, vivo y heredado del género de aventuras. También se comprometía con la difusión de códigos éticos hacia un público popular donde la tecnología o los avances científicos en ocasiones podían suponer algún género de conflicto o amenaza.
La película me produce siempre entrañables recuerdos. Existen fotogramas que ya se han soldado eternamente en mi memoria cinéfila. Inolvidable.

No me ha convencido del todo esta película, aunque si reconozco que, para el año en el que se estrenó, fue una propuesta más que interesante. Encontrarse con esta película en aquel año, aún cuando la ciencia-ficción en el cine estaba despegando y los extraterrestres monopolizaban las historias de sci-fi, debía ser llamativo.

No se lleva más nota de la que tiene porque hay un tramo, desde el principio, hasta bien entrada la película, que solo explica lo que le ocurre al personaje protagonista y lo que hace para remediar la situación. Aunque pueda parecer que la película esta "enseñando sus cartas" en realidad muestra algo cotidiano en una trama así.

El potencial de la película se muestra cuando el protagonista debe enfrentarse a los peligros por su nueva situación y la buena banda sonora que lo acompaña. Es entonces cuando la película consigue transmitir por lo que esta pasando Scott. Por ese tramo más entretenido, creo que la película sube puntos, porque, de lo contrario, hubiera pasado sin pena ni gloria. Así que se queda en un aprobado y en lo llamativo de su propuesta en los años 50.

The Incredible Shrinking Man es sin duda alguna una de las películas más representativas del género Serie B. Jack Arnold lejos de mostrarnos una aventura sin precedentes gracias a un guión original, nos hace reflexionar sobre nuestra existencia. Esta película es una muestra de que no es necesario gastar millones de dólares en efectos especiales para lograr una historia llena de ficción y fantasía.

Las actuaciones fueron muy convincentes: Grant Williams (Scott) logró cuativar al espectador y hacernos acompañarlo a lo desconocido, a compartir sus sufrimientos y dudas; por otro lado, Randy Stuart (Louise Carey) también me gustó en su papel de fiel esposa, son pocas las personas que podrían soportar una situación así sin patear el tablero. Aunque April Kent (Clarice) apareció solo algunos minutos en la película, fue la sensación gracias a su belleza y su inocencia, pensé que Scott se iba a quedar con Clarice, aunque fuera injusto ya que Louise a pesar de todo, nunca lo abandonó.

Scott y su esposa Louise viajan de vacaciones en un pequeño barco, cuando Scott está solo es sorprendido por una extraña niebla que deja algo como especie de escarcha en todo su cuerpo. Seis meses después, Scott se da cuenta que algo raro está pasando: cada día que pasa se vuelve más pequeño. Scott se vuelve victima del acecho de la prensa y del ojo público, su vida no iba a ser la misma nunca más. Llega un momento en que llega a ser tan pequeño que comprende que para sobrevivir deberá luchar con todo su esfuerzo, ya no hay tiempo para lamentos.