La noche de Halloween

Halloween es un clásico dentro del género del terror, uno de los fundadores del género slasher donde un grupo de jóvenes son cazados por un sanguinario asesino. Desde luego esta película creó escuela. Evidentemente con los tiempos que corren no da tanto miedo como en su época pero hay que valorarla dentro de su tiempo, tener en cuenta que fue unas de las percusoras de unos elementos que se han repetido hasta la saciedad.

El argumento no podría ser más simplón, un asesino que oculta su cara tras una inexpresiva máscara se escapa de un psiquiátrico y regresa a su ciudad natal para sembrar el terror en la noche de Halloween, años después de que matara a su hermana siendo un niño. La película se dividiría en dos partes, por un lado el acoso que siente la genial Jamie Lee Curtis por parte del asesino y por otro la persecución constante de un no menos genial Donald Pleasence, doctor de Michael, que va en su busca. La atmósfera tensa que se respira en el ambiente es magistral, notas como Myers vigila cada movimiento de sus víctimas y como al final las va cazando una tras otra. No nos olvidemos de la música, ayuda a mantener la tensión.

Mención especial al asesino que se convertirá en uno de los carniceros más famosos del cine, Michael Myers. Nunca habla, no se queja al sentir dolor, en ningún momento muestra su cara y solo oímos su profunda respiración. El aspecto fantasmal de Myers es magnífico, porque desde luego no parece un ser humano de carne y hueso, sino un asesino sobrenatural, la misma encarnación del mal.

En definitiva, Halloween es un clásico del género del terror y aunque no te guste el Slasher deberías verla. El argumento es muy simple, pero sus imágenes, atmósfera y suspense realmente impactan. Recomendada.

Me encanta el John Carpenter de la primera época. El de "Asalto a la comisaria del distrito 13","Christine", "Halloween" y "La cosa"; en todas se ve lo imaginativo que era, la forma de tratar los planos, las escenas , llenas de detallitos, y como con dos duros era capaz de crear y usar el ingenio de manera muy atractiva para el cinéfilo. Con "La cosa" dejó una obra maestra a revindicar.
Pero vayamos a "Halloween". Una vez ley un estudio en una revista de cine sobre Carpenter, y me quede con un comentario que define muy bien lo que es este director y en concreto esta película: lo desconocido aparece de repente, del mas allá, y es muy difícil luchar contra ello.
En un ambiente de clase media alta, con niñas pijas que trabajan de "niñeras" y en una noche de Halloween (genial usar este día de fiesta tan yanki,donde los niños piden caramelos por las casas, disfrazados con personajes de miedo), aparece Michel Mayers para decirnos que el horror existe.
Lo que asusta es su curiosidad. Porque me llama la atención de este psicópata de la historia del cine que es como un mirón, como si se quedara embobado con lo que ve. Sus apariciones están realmente filmadas de lujo, y es lo que produce miedo; estas esperando el momento en que su cara vaya a aparecer desde el fondo de la oscuridad, o en el marco de una ventana, o como una sombra en el porche de un chalet.
Todo está rodado con una meticulosidad como la de Mayers. Los movimientos de la cámara y encuadres son geniales y para el que sea cinéfilo creo que muy bellos y dotados de una expresividad única: producir miedo.
Una auténtica joya, con un par de escenas realmente memorables.
Con el final no creo que le quisiera dar opción a una segunda parte; igual es discutible, pero para algo que le funcionó tan bién podía haber rodado una segunda parte, y no lo hizo; porque así queda como: ESTO ES EL HORROR.
Y hay que mencionar la música. Bueno, la música; esa melodía que tan bien supo usar en el montaje: entre los planos, la música, la oscuridad y el psicópata, no creo que se pueda pedir mas.
En "La Cosa" donde manejó mas presupuesto nos dejó una OM, para luego perderse en excentricidades que ya no tenían el encanto de sus películas de "menor presupuesto". Ahí se termino el John Carpenter gozoso para cualquier amante del cine, o por lo menos para mi.
Pero bueno, que se le va hacer, con esta película fue suficiente para dejarnos un clásico con MAYUSCULAS.


Al hombre del saco no se le puede matar.

John Carpenter creó un film adelantado a su época, en 1978 llega La Noche de Halloween, con una historia bastante sencilla, nada del otro mundo pero muy bien llevada. El ambiente frío y oscuro que Carpenter le da a las calles de Haddonfield, las tomas de cámara directa y un tema musical sencillo y muy bien aprovechado.
Halloween nos provee del inicio de las películas en las que tenemos a un psycho killer, tal vez el mas emblemático de todos Michael Myers, frío, calculador, metódico, silencioso e impredecible, la atmósfera de incertidumbre y suspenso creadas por el director generan bastante tensión por el simple hecho de no saber donde y cuando va a atacar Michael a sus victimas.
He visto cualquier cantidad de veces este film y lo seguiría viendo por que aunque el tema es muy usado sobre todo a partir de la década de los 80’s , es un film pionero en el tema muy bien dirigido que no envejece en lo absoluto. Quienes no han visto esta película de verdad van a disfrutar de una muy buena película de terror que tiene como una de sus principales virtudes que no hay derramamientos de sangre como en otras películas del mismo genero.

Hay pocas películas de terror que realmente logran jugar, en su lado más primitivo, con las debilidades emocionales del espectador. Y con su lado más primitivo me refiero a algo muy personal que John Carpenter y su célebre personaje, Michael Myers, han logrado tocar en muchos espectadores y tantos cineastas han intentado imitar sin el enor éxito: la inocencia.

La inocencia individual sostiene este incomparable film de terror para que todos nos demos por aludidos. Y no únicamente mediante la escalofriante primera escena en la que, mientras la vemos, sentimos nuestros más perversos e infelices instintos burbujear al meternos en la piel de un personaje de forma tan inmersiva, desconcertante y pavorosa. Me refiero al desconcierto que podemos sentir en el salto que la película nos impone entre el asesino, Michael, y su víctima objetiva, Laurie, en cuyas carnes nos meteremos por momentos en un siniestro y macabro juego del gato y el ratón.
Y es que "Halloween" aprovecha eso: el miedo primitivo que los humanos sienten pero aprenden a emplear, y de ahí vienen las sobrecogedoras metáforas de la noche de los difuntos, o el cuento del hombre del saco, o los monstruos del armario... y todas las fantasías que la cultura basa en el miedo de los humanos en su faceta más inocente: la infancia, o si acaso, el niño que aún escondemos bajo nuestra piel, un niño que aflora de vez en cuando para creer en el auténtico pavor, en las auténticas monstruosidades y en una realidad pérfida y oscura. Y de ahí las escalofriantes palabras de dos personajes: una dolescente y una adulta, que han conocido la más retorcida faceta de los males humanos.

"Era... el hombre del saco."
"De hecho, lo era."

Un jodido hurra por el increíble uso de la cámara de John Carpenter en el seguimiento de los dos opuestos protagonistas de este terrorífico cuento, así como la impresionante e inmortal escena inicial, y la inquietante música.
Una gran obra maestra terrorífica del cine, digna acompañante de "Alien" y "El Respandor".

De cualquier forma, es una lástima que las películas que han intentado emular esta (Viernes 13, Pesadilla en Elm Street, Muñeco Diabólico o similares) hayan confundido la inocencia con la idiotez. Esta, "La noche de Halloween", es la auténtica y la madre maestra. Imprescindible.

“Asalto a la Comisaría del Distrito 13” (Assault on Precinct 13 1976) sigue considerándose un thriller policíaco que más se ha aproximado a los géneros favoritos de su realizador, John Carpenter; el western (todo un homenaje al “Río Bravo” de Howard Hawks) y al terror (el angustioso asedio que sufren los protagonistas de “La Noche de los Muertos Vivientes” de George A. Romero). De las películas del oeste, Carpenter solo ha extraído detalles sin desmarcarse del fantástico, y tenemos los ejemplos altisonantes de “Vampiros” (1999) y “Fantasmas de Marte” (2001).

Pero es con el propio cine de terror en que Carpenter se mueve con libertad absoluta y con un sentido del humor que ha hecho escuela. No obstante su revolucionaria “La Noche de Halloween” presenta la malignidad en estado puro sin dar explicaciones claras dándole al espectador la posibilidad de ofrecer un juicio propio alrededor de tan perturbada personalidad, como nula, del psicópata Michael Myers (interpretado por el niño Will Sandin y el adulto Tony Moran). Michael escapa del sanatorio donde ha sido internado después de asesinar a su hermana diecisiete años antes después de que las advertencias del doctor Loomis (Donald Pleasence) hayan restado ignoradas. En Haddonfield, mientras tanto, los niños y las baby sitter, entre ellas Laurie (Jamie Lee Curtis) se preparan para tan mágica noche ignorando la desagradable sorpresa de la llegada de Michael, que profana la tumba de su hermana y regresa a su casa, abandonada en la oscuridad, y lugar embrujado según la palabrería local.

Y lo maligno reina en la cámara exploradora y ataviada por el rostro de la inexpresiva máscara del psicópata, aunque nada nuevo en esta técnica de seguimiento que ya empleó de otro modo Michael Powell en “El Fotógrafo del Pánico” (Peeping Tom, 1960). Pero Carpenter aprovecha a la perfección el empleo del visor como ojo humano para hacer partícipe al espectador y meterlo en miedo de estado puro a través de una deshumanizada alma, que treinta años más tarde otro director, Rob Zombie (La Casa de los 1000 Cadáveres) se encargaría de darle més personalidad.

A parte decir que “Halloween” se costeó en tres semanas de rodaje, convirtiéndose en el film de serie B más taquillero en su momento, generando una cadena de secuelas tan predecibles como mediocres, aguando la fiesta de éste pequeño clásico del horror donde reinan más el miedo y el suspense que las vísceras y la sangre de sus predecesoras entregas.