Tomates verdes fritos

Recordada tragicomedia sureña que narra dos historias paralelas en el tiempo sobre la amistad entre dos mujeres en un ambiente hostil cuyo relato inspira la confianza necesaria a otra mujer para dar un cambio radical a su fracasada vida. Se trata de una historia tierna que resalta por encima de todo el valor de la amistad verdadera. Cuenta con un magnífico reparto en el que casi debutaba un jovencísimo Chris O´Donnell, un completo guión que incluye drama, comedia e incluso unas gotas de misterio y la hermosa banda sonora de Thomas Newman en uno de sus primeros trabajos de peso. Muy bonita.

Mucha crítica positiva, pero lo cierto es que hay mejores películas sobre estos temas: "Arde Mississippi" o "Eclipse total"(otra con Kathy Bates), por poner algunos ejemplos, superan a esta sobrevalorada "Tomates verdes fritos". Todas ellas tratan sobre amistad femenina, maltrato y racismo y en mi opinión su guión está mucho mejor elaborado.
Da la impresión de que Avnet quiere acelerar la historia para ir al grano y, sin embargo, la película contiene escenas muy prescindibles. Quizá lo mejor sea la interpretación de Mary Stuart Masterson, muy por encima de Mary Louise Parker y de Jessica Tandy, la cual no entendí muy bien qué papel tiene si de verdad es Ninny y no una de las dos protagonistas (no aparece nombrada ni una sola vez como personaje relacionado con la familia Threadwood, lo cual lleva a sospechar).
En cuanto a lo de que aparece Chris O' Donnell, mejor lo dejamos estar para no decepcionar a sus seguidoras.

Basada en el libro del mismo título de Fannie Flagg, “Tomates verdes fritos” empieza contando la historia de Eveleyn (Kathy Bates), una mujer madura y obesa que sobrelleva como puede el rechazo de su marido y una sociedad que utiliza el aspecto físico como primer elemento de juicio sobre las personas. Incomprendida, vive en un mundo de ilusiones en el que la comida no es una de las menos importantes, hasta que conoce en una residencia de ancianos a Ninny (Jessica Tandy) con la que, a partir de un encuentro casual, nace una relación de amistad en la que las comidas de Evelyn y las historias de Ninny se van complementando.

Las historias de Ninny dan a Evelyn un nuevo aliciente a su vida. Día tras día, charla tras charla, busca en los cuentos de Ninny la satisfacción que proporciona la curiosidad, en particular la historia del viejo Café de Whistle Stop, la amistad/amor (mucho más explícito el libro que la película en la definición de la relación) entre dos mujeres (Mary Stuart Masterson y Mary-Louise Parker) y el misterioso asesinato del marido de una de ellas, un extraño caso que tuvo en vilo al condado y del que Evelyn oculta algunas claves. El relato de Ninny sirve al tiempo para reflejar la vida en el viejo sur de los Estados Unidos, aquel que siguió (sigue) anclado en sus tradiciones, sus prejuicios y sus supuestos valores morales. Una historia donde la amistad, el humor y la sencillez se verá salpicada de tragedia, sexismo, violencia, y racismo.

Contada como una sucesión de flash backs, la historia derivará en una alegoría a la rebeldía y la libertad frente a una sociedad opresiva y autoritaria, crónica de la valentía de unas mujeres por lograr que el mundo sea más justo y humano. Una rebelión contra los prejuicios de un pasado que se ata a la tradición como pretexto para ejercer el control en un entorno cambiante, una sociedad en el que ser o hacer algo diferente es un peligro.

“Tomates verdes fritos” es un ejemplo de cine comprometido que busca, y consigue, ser entretenido para llegar a un público más amplio. Cine que nos coloca ante un espejo, y nos hace reflexionar sobre las causas por las que las personas creamos y mantenemos vergonzosas y estúpidas normativas sociales.

Tomates verdes fritos es una película hogareña y emocional. Predecible sí, por supuesto; pero eso no le quita belleza a su historia y fuerza a sus interpretaciones. Kathy Bates se muestra como nunca antes: abierta a la comedia, a los llantos y a ser la mujer que todos queremos a nuestro lado. Jessica Tandy, por el contrario, es familiar y entrañable... La abuelita de la que todos querríamos escuchar un buen cuento. Desde mi punto de vista (casi siempre más admirativo qué crítico): maravilloso film.

La estupenda ambientación y el estilo narrativo de esta película hacen de ella una delicia. Vista como puede ser leído un libro, nos relata los prejuicios y la vida estrecha de una localidad sureña norteamericana donde unas mujeres luchan por vivir y por romper tales lacras. Un asesinato como leit motiv y la amistad entrañable de dos mujeres nos adentran en flashs backs que despliegan la historia, la cual no defrauda ni pierde el interés en ningún momento.