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El cielo sobre Berlín

Drama. Fantástico Dos ángeles sobrevuelan Berlín, ciudad dividida por el "muro de la vergüenza". Sólo son visibles para los niños y los hombres de corazón puro. Testigos impotentes que no pueden cambiar el curso de los acontecimientos, sienten una gran compasión por los seres humanos. Uno de ellos, decidido a conocer los sentimientos de los mortales, se enamora de una joven trapecista... (FILMAFFINITY)
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Críticas 85
Críticas ordenadas por utilidad
26 de mayo de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película algo pretenciosa con un director fantástico, acompañándonos con imágenes bellísimas y planos exquisitos, pero es la historia la que no me acaba de convencer; dos ángeles en Berlín en los difíciles años ochenta en Alemania. La idea no es que sea mala pero que uno de los dos ángeles se enamore y quiera convertirse en persona me saca un poco de la historia. La película es algo lenta y hay que tener ganas de ver cine para poder digerirla entera, diálogos eternos aunque llenos de profundidad. En definitiva le doy un seis, no me ha encantado pero por algunas de sus escenas se salva.
juanmartin2705
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25 de septiembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Cielo sobre Berlín", sobrevuela las almas de las personas tanto como se adentra en el esqueleto estructural de una ciudad asolada por las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial. Los sueños frustrados de color sepia, se entremezclan entre los vivos colores de la esperanza a la que todos quieren aferrarse para no perderse, incluso para aquellos cuyas alas tratan de proteger del inevitable destino de los hombres.

“Mirar desde arriba no es mirar, hay que mirar a la altura de otros ojos”, nos advierte Bruno Ganz, al tratar de explicarnos un viaje por los misterios del alma a través de la mirada de un ángel. El tono poético de la cinta contiene un mensaje tan infantil como trascendental que advertimos recién comenzada la película, que nos sumerge en un propósito que a muchos les puede parecer excesivamente sensible, pero que deja patente la incuestionable calidad cinematográfica del largometraje.

Bajo una sublime fotografía, la estructura berlinesa queda perfectamente encuadrada desde todos sus ángulos al punto que se puede sentir el frío de sus calles en escenarios repletos de simbología, mientras las almas perdidas de los hombres intentan encontrar una razón por la que seguir adelante. Mientras, serán nuestros ángeles de la guarda los que nos recuerden lo bella que es la vida en su más amplio sentido, pues siempre hay razones para mantener los pies en la tierra y esperar un poco más para surcar los cielos.
Cineaste
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30 de octubre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
«Cuando el niño era niño no sabía que era niño, para él todo era divertido y las almas eran una», la poesía de Peter Handke contará una historia de infancia, no precisamente la de un niño, sino la historia de la humanidad que recién comienza. Una pluma escribe frases en la pantalla, la palabra será de vital importancia para la evolución humana y esta película mezclará poesía y extensos parlamentos para contarnos una simple historia de unificación. La voz en off narra lo escrito y constituye la entrada para que esa literatura sintetice las icónicas imágenes en blanco y negro fotografiadas por el francés Henri Alekan.

Tras una toma cenital, el punto de vista se instala desde un inicio en la visión que tienen los ángeles de la vida terrenal. La cámara desciende a la ciudad y se interna por los edificios de Berlín donde viven familias reales de carne y hueso. Se trata de una mirada irreal (la de los ángeles) formalizada a través de los versos, una expresión elevada del lenguaje, todo ello para dar cuenta de la realidad de los hombres que se filtra en cada pensamiento dentro del universo familiar. Suceden travellings entre cada habitación, con una edición de sonido perfecta haciendo transiciones y dándole continuidad a los monólogos interiores de los miembros de mayor edad.

Los ángeles se ubican en lo alto de la Columna de la Victoria, observando una ciudad de Berlín dividida por el muro de la vergüenza. El pueblo alemán experimentó su propia decadencia. «Cuando era niño… para él todo era divertido y las almas eran una», ahora está dividido en dos naciones, antes de la transformación que sucederá años después (caída del muro) y contrario a la idea de unidad que planteará la película para las futuras generaciones.

Los ángeles no distinguen colores, desconocen el sabor de las cosas, pero pueden escuchar los pensamientos y susurrar palabras para rescatar a los mortales de la tristeza. Estos seres poblaron la faz de la tierra desde sus orígenes, mucho antes del surgimiento de la vida, han sido testigos de la creación durante miles de miles de años. Escuchan a los hombres mientras transmiten su cultura, los escuchan principalmente en las bibliotecas, aquellas de muchos pisos que ha edificado la humanidad. Un anciano sube esos peldaños, sabe que la dificultad tendrá su recompensa. Este escritor relata sus crónicas del Holocausto, la voz de millones que no debe ser silenciada. Sus pensamientos, sus palabras tienen la carga de una roca, ésa que sube una y otra vez Sísifo (Albert Camus), la perseverancia que hace que los actos del hombre sean más puros que el de los mismos dioses. Sus libros reivindican la historia y restablecen la memoria. Plasman la realidad y a partir de ella, otros seres humanos más jóvenes seguirán construyendo esta historia reciente. Dificultosamente, el anciano vuelve sus pasos al barrio judío de su infancia. Sobreviven ruinas, sobre todo las crónicas que aún no ha contado. Mover la roca hacia la cima mientras en los otrora calabozos ahora filman una película de la Segunda Guerra Mundial. Entre esos escombros se torturó, se exterminó a miles y millones de seres humanos. Los actores lucen uniformes perfectos y entran por la entrada principal, mientras los judíos son personificados por extras, entrando por la puerta trasera, algunos seres humanos fueron rebajados a la calidad de extras y luego desechados en fosas donde vemos niños asesinados, son escenas fuertes, plasmarlas en una película les otorga realidad a esos episodios oprobiosos. El genocidio fue irreal, demencial, no lo creeríamos si las escenas no fueran inmortalizadas en la ficción rodada sobre esas ruinas.

Los ángeles son seres que en cierto modo aún no han nacido, viven la eternidad sin correr riesgos, no se han jugado la vida en un juego de dados. La idea del eterno retorno, postulada por Nietzsche. En un instante se juega todo, la historia del hombre, de Alemania o el mundo interior de cada individuo. El instante es el fin, no un mero eslabón de la cadena. Es la roca de Sísifo, el valor de intentarlo una y otra vez. En esos intervalos descansa la inmortalidad de los humanos, esos instantes finitos que contienen eternidad. Detenerse en un puesto de comidas, en medio del frío matinal saborear un café y luego fumar un cigarrillo. Damiel y Cassiel desconocen esos placeres como desconocen el valor del dinero.

Los hombres temen a la muerte, aunque la enfrentan en cada acto. Una trapecista se mueve en las alturas, semeja un ser alado y cualquier error puede ser fatal. Al ángel le aterra que Marion vaya a caer del columpio, para él volar es cuestión diaria, para la trapecista cuestión de vida o muerte. Los ángeles añoran esos actos que desafían al desenlace inexorable. Damiel se ha enamorado de la mortal, renuncia a sus alas y se precipita a la tierra. Es un nacimiento doloroso quedar a merced de las inclemencias del tiempo. Renuncia a las conversaciones a bordo de un automóvil donde él y Cassiel comparten las experiencias humanas que ambos han registrado en sus libretas. Abraza su soledad sumido en la incomprensión de los habitantes de la ciudad.

Marion es una mujer solitaria. Rehúye del placer, le interesa el deseo de amar. En sueños ha visto al ser anhelado que ha esperado toda su vida. En un concierto de Nick Caves concurren los travelling opuestos. La música es irreal y desacompasada. El blanco y negro cede al color mientras el cantante cuenta la historia de una chica. Habla de Marion que se encuentra con Damiel en la barra del bar. «Ella es la eternidad», insinúa la lírica de la canción, estaban destinados a conocerse. Una copa de vino entrelazada en silencio. Un close-up para confesar que ella nunca se sintió sola, esperaba para volcar su amor y transformarlo en una sola entidad. Damiel sabe que Marion vino a llevarlo a casa, a esta Alemania que ya no estará dividida. En el futuro esta historia logrará unificar el espíritu de los descendientes de la nación.
Anibal Ricci
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1 de diciembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy he visto “El Cielo sobre Berlín”, una película alemana de 1997 en la que se basó “City of Ángels”, la película made in Hollywood con la que me siento tan identificado por los motivos que en esa entrada se detallan. Por ello tenía tantas ganas de verla y contrastar las fuentes originales de una historia tan sugerente. La película de Wim Wenders es a su vez la primera parte de una serie que se completa con “Tan lejos, tan cerca” que también voy a ver y comentar en estos días.

El reparto es insuperable para la época, con Bruno Ganz y Otto Sander como los dos ángeles protagonistas (Damiel y Cassiel respectivamente) y con Solveig Danmartin como Marion, la mujer de la que se enamora Damiel y por la que decide cambiar de vida. Por si fuera poco cuenta con las intervenciones de Peter Falk, conocido por su papel de “Colombo”, interpretándose a sí mismo.

El argumento es similar al anteriormente reseñado. Se trata de dos ángeles (en la versión americana será solo uno) que ayudan a los humanos en las vicisitudes de la vida. Aparecen representados como espíritus que acompañan, apoyan y consuelan a los humanos en los momentos más complicados de la existencia. Pueden leer los pensamientos de las personas, pero no pueden tener sus sentimientos al no tener libertad. Solo los niños pueden intuir su presencia reconfortante y al finalizar el día intercambian sus experiencias de manera jovial pero con una pizca de amargura por no poder compartir la condición humana. Ayudan a personas en sus fracasos amorosos, laborales o existenciales, en una ciudad (Berlín) que aún sufre las secuelas de la guerra y de la separación en dos mitades por el muro de la vergüenza.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
jaime salado
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13 de agosto de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
He visto... _El cielo sobre Berlín_... y se me ha hecho larga, pero al final ha tenido su punto.

No entendía de qué iba la película, así que, al principio se me ha hecho pesada. Cada cuarto de hora miraba cuánto quedaba. Además, la he puesto después de comer, y con su tono bajo se me han cerrado los ojos un par de veces, y he tenido que rebobinar un poco.

Al final creo que he pillado por dónde van los tiros. O al menos me he hecho mi propia composición de lugar, que no sé si será acertada o no, pero al menos me ha servido para quedarme conforme.

Al principio sólo ves que algunos seres con coleta oyen los pensamientos de la gente, y a veces les acompañan y consuelan o apoyan. Pero son meros observadores. Se supone que son ángeles, porque inicialmente les ponen alas, al menos al primero, aunque luego no vuelven a aparecer. Pero no me quedaba claro si eran almas de gente muerta, que es lo que suele plantearse.

Finalmente veo que la historia es sólo de un ángel, que conecta y se enamora de una mujer, y eso le lleva a pasar al mundo real y convertirse en humano, pudiendo experimentar la existencia ya como hombre, y pudiendo así comprender sensaciones y sentimientos que antes escapaban a su capacidad. Eso lo simbolizan claramente utilizando los colores, y mediante una escena en que el exángel, que ha perdido su coleta, le pregunta a un transeunte por cómo se llaman los colores que ve por primera vez, y que forman parte de dibujos de caras en el Muro de Berlín.

Es una historia de amor entre un ángel y una humana. Una aburrida y entrañable historia de amor, acompañada de muchas frases que no me dicen nada, de un bla, bla, bla, constante que marca el tono de la película, y que apenas me genera interés. De hecho, no sé si es así de soso a propósito, para intentar conseguir sensación de realismo, o si es que al que concibió la obra no le dio para hacer algo más interesante, o menos aburrido. Aunque quizás ese tono aburrido y monótono forme parte de lo que se quiere expresar. Si es así, logro conseguido... Al menos a mi me ha resultado aburrido y monótono... Aunque no comprendo la motivación subyacente, si es que la hay.

Acabo, en este instante, de leer la breve sinopsis que figura e FilmAffinity. Y resulta que si la llego a leer con antelación, creo que mi sensación habría sido parecida, con la salvedad de que sí hubiera sabido interpretar lo que veía desde el principio, en vez de tener que esperar al final para comprenderlo. Pero me hubiese parecido exactamente igual, o quizás hasta más aburrida, ya no que no tendría el efecto thriller de preguntarme qué es lo que realmente está pasando.

Me resulta curioso que en esta película de 1987, dos años antes de la caída del Muro, aparece como artista invitado Colombo. Y digo Colombo, porque no es Peter Falk... Todo el mundo le reconoce por su personaje y no por el artista que es. Y el punto gracioso-entrañable es que también lo convierten en exángel. Si Wim Wenders llega a llamarse Charlie tendría un puntito de gracia adicional XD

En fin, que ha estado bien la experiencia, pero no creo que repita. Prejuzgo que sólo lo haría si resulta que hay algún tipo de simbolismo o simbología que no he sido capaz de ver, y me llega la explicación. Y eso, si ese simbolismo o simbología me resulta interesante, que, con lo poco convencional y con lo básico que soy, dudo que sea el caso.

Así que, se va a llevar un 6, que no sé si expresa más el valor de la película o de mi ignorancia. Ignoro el nivel de ignorancia de mi ignoriancia, así que, lo doy por bueno. Y ese seis sale de que siendo de 1987 es una película original, que no cuadra con los cánones de la época, y aunque me he aburrido bastante, salvo al final, si fuese de hoy llevaría un 4 o un 5, pero se lleva un punto adicional por ser de aquella época.
aMule
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