Rocky II

No tiene el encanto ni la calidad inmensa de la primera, pero esta segunda parte se alza como un digno entretenimiento, realmente bueno, aún sin tener todo el espíritu ni el valor de su excelente predecesora.

Aunque hay más acción y más combates, no estan buenísima como la anterior.
Pero, como dije, es digna.

Sylvester Stallone repite experiencia con su gallina de los huevos de oro. Lo cierto es que esta entrega no tiene la carga emocional de la primera parte, pero tiene una línea de continuidad positiva y se atiene a contar vivencias nuevas de las personajes, a diferencia de los más repetitivos moldes de las secuelas que estaban por venir.

Tras el éxito del combate Rocky Balboa se enfrenta a lo efímero de la fama deportiva, aunque Apollo Creed, está más que dispuesto a buscarle las cosquillas, al más puro estilo M. Alí, a través de la prensa, mientras el fajador púgil ve como su falta de educación y recursos le hacen no prosperar precisamente pese a la pequeña fortuna que ha logrado aunar con su esfuerzo y recibiendo golpes.

Con los buenos temas musicales de la anterior, el reparto original repite, destacando Burt Young y Talia Shire. Las coreografías del combate de boxeo son aceptablemente buenas, con un ritmo intenso y mayores primeros planos que en la anterior entrega.

"Rocky II" es una segunda parte que podría ser catalogada de prescindible, pero no inncesaria.

Argumento:

Rocky Balboa, el boxeador de Philadelphia, disfruta de su efímera fama después de estar a punto de derrotar al campeón mundial de los pesos pesados Apollo Creed. Las ofertas publicitarias para el anuncio de productos no van bien debido a la limitada educación y falta de sofisticación del púgil. Por ello, y debido a la falta de dinero y al embarazo de su mujer Adrian, acepta la demanda de revancha del "casi derrotado" Creed. (FILMAFFINITY)

Juicio:

Más comercial y mostrando "la otra cara de la moneda", "Rocky II" no le llega a la anterior en calidad ni en argumento, pero es una buena secuela que sigue enganchando a nivel emocional en sus combates y sigue haciéndonos conectar con el personaje entrañable y luchador de Rocky Balboa por su recorrido gracias a un acertado Stallone.

El problema de la saga Rocky es que todas las películas son más o menos lo mismo. De hecho, casi todas, incluidas las dos de Creed (para quien esto firma, las mejores de la saga junto con la primera y mítica Rocky), suelen tener incluso la misma estructura: el protagonista lucha en un combate, pierde, y tras un periodo de recuperación e introspección en el que, por supuesto, se plantea muchas cosas sobre su vida y por qué está en el mundo, vuelve triunfante y vence en un segundo y definitivo combate.
En esta ocasión, encontramos a Rocky de nuevo enfrentado a su archi- rival Apollo Creed. La cosa tiene su interés, teniendo en cuenta que es secuela directa de la primera parte y todo lo que en ella ocurre tiene que ver con el épico primer combate entre Balboa y Creed, y cómo concluyó aquel.
Todavía no había degenerado la saga en aquel 1979 en lo que después se convertiría, sobre todo en su tercera y quinta entrega, y se deja ver bien, sobre todo para los más fans de Stallone y el deporte del boxeo. Aceptable.

Para empezar a entender el cine de Sylvester Stallone (como director, como guionista, como actor, y a veces como todo eso a la vez), hay que tener en cuenta que es un cine que quiere ser popular, en el mejor sentido de la palabra. Un ejemplo de esto es "Rocky II", una más que digna secuela que trata de representar al boxeador interpretado por Stallone como un verdadero héroe popular, que sabe luchar y sabe triunfar, pero que, sobre todo, es capaz de amar, de sufrir, de sobrevivir, y de ser entrañable. Rocky Balboa, en resumen, es un héroe de carne y hueso.

Me gustaría destacar, por último, la hermosa secuencia en la que Rocky corre por las calles de Philadelphia y se le van uniendo más y más niños: el futuro está de su lado.