La mujer del cuadro

Dentro del género de cine negro, "La mujer del cuadro" es una de las piezas más apreciadas. Fritz Lang se aventura a introducirse en esta atmósfera opresiva, a través de la pesadilla en la que se convierte la tranquila vida de un criminalista que al estar de Rodríguez, se ve abocado en una montaña rusa de emociones, simplemente por haber invitado a una hermosa mujer una noche donde la había visto en un retrato (Joan Bennett).

Edward G. Robinson, junto con Bogart uno de los actores más reverenciados de esta época clásica de cintas sobre gángsters, encarna al desventurado protagonista, cuyos conocimientos teóricos y buena formación no le impiden caer en los nervios de verse implicado en un caso real. Afortunadamente, su círculo de amistades (que incluyen a un fiscal del distrito), le permiten ver, con muchas dosis de humor negro, ver cómo avanza la investigación del caso.

Lang realiza un metraje muy ágil, una correctísima adaptación del libro original (aunque debemos darle aquí el mérito a Johnson); pese a ello, hay varios aspectos de su argumento que me hacen sospechar que de no ser una cinta con un fuerte aroma a clásico, hubiera sido mucho más discutida por crítica y público.

Para más información, ver spoiler.

VISTA EN VOSE

Soberbia película que mantiene la trama hasta el mismísimo final. En pocos minutos, tras la entrada en escena de “la mujer del cuadro” (grandiosa Joan Bennett), vamos enlazando secuencias y sufriendo/viviendo todas las peripecias que le van ocurriendo al profesor. Es una película que recuerda muchísimo a la que le siguió, “Perversidad”, con los mismos protagonistas, la pintura también presente, y con roles diferentes en los protagonistas. He descubierto que Edward G. Robinson era rumano judío, en EEUU desde bien pequeño. Curioso.

Interesante trabajo de Fritz Lang ante el que compruebo que los cinéfilos caen rendidos por su buen hacer. Tengo simpatía por el cine más antiguo, y ello se debe a que lo suelo encontrar menos defectos dañinos para el espectador que los que encuentro en el cine moderno en general. Pero siento que el 8 que se le otorga a La mujer del cuadro le viene grande, y ello por los siguientes motivos:
- Las actuaciones de Joan Bennett y de Dan Duryea me parece que flojean más de lo aceptable. Ella se queda en un personaje a medias, que no sabemos si va o viene; su manera de relacionarse con unos u otros personajes no da el perfil que se supone que encarna, veo demasiadas imprecisiones en su construcción. El personaje de Dan tampoco me lo acabo de creer, siento que no le pega el papel. Las escenas entre los dos me parecen cogidas con pinzas.
- El ritmo por momentos decae, las escenas se alargan sin contar demasiado.
- En el tema que trata tampoco hay una gran aportación.

En el lado positivo me queda la historia, Robinson, y un blanco y negro muy disfrutable.
En el spoiler dejo mis reflexiones, y algún apunte.

En conjunto, la obra es entretenida pero no alcanza el 7.

Interesante película sobre la aburrida vida de un viejo profesor con pantalones de vestir anchos y más subidos que los que llevaba Julián Muñoz cuando era alcalde de Marbella.

El cine ha cambiado en 80 años, no solo los trajes de caballero. El viejo profesor lo interpreta Edward G. Robinson, una vieja gloria, un monstruo de la pantalla. Protagonista absoluto de esta cinta, resulta totalmente creíble en su papel, y su manera de razonar, de meterse en un lio, de salir de su zona de confort, resulta convincente. Muy entretenida y con sorpresa final. Deliciosa antigualla para pasar un buen rato

Wanley es un reputado profesor de psicoanálisis, experto en personalidades criminales y otros. Así empieza la película, dando una clase y hablando de esta temática.

Él y sus amigos comienzan a obsesionarse con el retrato de una bella muchacha, que está expuesto en el escaparate contiguo al club en que se reúnen.

Ocurre también que Wanley ha quedado de Rodríguez en Nueva York, pues su esposa se ha ido de vacaciones con sus hijos.

Y no por casualidad, Lang hace que el profesor y sus amigos hagan chistes sobre la opción de beber más de la cuenta, salir por la noche e incluso andar con mujeres a su edad provecta para la época (hablan de 40 años). Acontecimientos que tienen relación con el resto de la peli.

Es cuando el profesor conoce casualmente a la mujer del retrato y acepta ir a su apartamento, donde ocurrirán sucesos inesperados a la vez que tremendos.

Lo primero es decir que se trata de una de las mejores películas de Fritz Lang y de cualquier otro director, con guion sobresaliente de Nunnally Johnson, adaptación de la novela homónima de J.H. Wallis.

Y con el apoyo de un inconmensurable Edward G. Robinson (bien también Joan Bennett), esta cinta se puede considerar una obra grande del séptimo arte y del cine negro.

Los mensajes son variados, como que las tragedias pueden surgir de manera inopinada; incluso verse uno, en este caso el protagonista, en un asesinato. En fin, eso le ocurre a Robinson, un profesor de Psicología serio y de edad mediana con su familia fuera de casa.

Robinson visita el apartamento de la amiguita cuando un extraño irrumpe violento y ataca a Robinson, quien apuñala al sujeto para protegerse.

Luego se pone de acuerdo con la chica tirar el cadáver en el bosque. Y un entramado de policías yendo y viniendo y el propio profesor que se siente acosado por los avances de las pesquisas. Todo lo cual crea un clímax angustiante y tenso para el espectador.