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Umberto D.

Drama Umberto Domenico Ferrari es un jubilado que intenta sobrevivir con su miserable pensión. Sumido en la pobreza, vive en una pensión, cuya dueña lo maltrata porque no consigue reunir el dinero necesario para pagar el alquiler de su habitación. Los únicos amigos que tiene en este mundo son una joven criada y sobre todo su perro Flike. (FILMAFFINITY)
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Críticas 67
Críticas ordenadas por utilidad
1 de noviembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alguien marcha las calles de la ciudad. La celebérrima obra maestra de De Sica, UMBERTO D., comienza con un generoso grupo de pensionistas (se cuentan por centenas, quizá) que se han echado a las calles para protestar y exigir un aumento de un 20% en sus pensiones. Son, claro está, jubilados que llevan toda una vida trabajando y que esperan pasar sus últimos años en paz, cobrando una pensión digna con la que poder mantenerse. Tras explicarles que necesitan permiso para sublevarse —reitero que es para conseguir algo que les debería ser garantizado por el Estado: una vida digna—, la masa se dispersa y nos quedamos acompañando a Umberto Domenico Ferrari, la particularización de la susodicha.

Umberto es un hombre que ha trabajado treinta años como funcionario del Estado. Vive con su ratero mil leches Flike en una pequeña habitación alquilada cuyo pago ya no puede permitirse. La casera le exige 15000 liras pagadas de una, nada de plazos. La pensión, a Umberto, no le llega. Esta premisa supone el inicio de un periplo en el que el objeto de búsqueda inicial es la vida misma, algo que a esas alturas debería reposar sobre bases firmemente constituidas, pero que por las circunstancias socioeconómicas de una Italia que todavía permanece a las puertas de un milagro económico que no se produciría hasta la década siguiente, la existencia de alguien que ha servido al pueblo italiano durante casi media vida queda pendiente de un hilo.

UMBERTO D. es una película neorrealista. Quizá, incluso, la podamos considerar su cúspide. Es algo que nos deja claro a través de esas primeras representaciones de la turba indomable que conquista las calles con un fin de protesta. Sin embargo, se nos irá planteando de forma más prístina y exhaustiva a medida que entra de lleno en las cuestiones sociopolíticas y económicas que tiene que afrontar el protagonista. Plantea una representación de la pobreza que poco tiempo tiene para embellecimientos y caprichos románticos. Al fin y al cabo, para un pobre vivir con dignidad implica de forma innegable un desposeerse constante. Un desposeerse que, curiosamente, construye un discurso de lo indigno a su alrededor. Pierde el respeto del gobierno y de sus conciudadanos, termina vendiendo aquellos recuerdos familiares que le son más preciados por unas pocas liras que puedan permitirle pagar el alquiler. Para más inri, tiene que moverse entre malas caras, gestos groseros y demás antipatías. Todo con tal de poder vivir un mes más bajo el techo de esa dirigida y visitada por una infame casta de clasistas "aporofobos". Todo con tal de subsistir.

El elenco es de una calidad exquisita. Todos interpretan su papel con mucho encanto, especialmente esa Maria Pia Casilio, en el papel de Maria, la criada embarazada de tres meses que no le queda mucho para que le den la patada. Sin embargo, el que se lleva la palma es ese Carlo Battisti, actuando en la única película en la que actuaría durante su vida. Le aporta muchísima gravedad a su personaje, ayudado por supuesto por la cánida figura de Flike, pero también trae humor a la cinta. Un humor que, como no podría ser de otra manera dadas las coordenadas en las que se mueve la película, se construye sobre una base de patetismo notable. Battisti interpreta magistralmente la dualidad de un hombre que ha vivido toda la vida en un estamento, digamos, respetable, pero que debe verse obligado, injusticia mediante, a patrullar las calles en busca de un alma caritativa que le preste dinero, pedir limosna o, incluso, plantear si su vida ha tocado fondo y ya no merece la pena luchar por ella. Hay momentos de un realismo desolador. En una determinada escena, Maria le pregunta a Umberto de qué está cansado. Umberto, tras pensárselo —o, quizá, hacer acopio de unas fuerzas que cada vez le cuesta más reunir— sentencia: "Un poco de todo". Una forma excelente de representar un desamparo que llega, y no debería, a una vida que poco recorrido le queda. Es uno de esos papeles que no se olvidan.

Técnicamente, la película juega igualmente en las más altas ligas. La cinematografía es soberbia. Más allá del accidente feliz de un blanco y negro que le añade peso a la orgánica depresión de la Italia de la época, los planos que colocan a Umberto en contra de un mundo que conoce como la palma de su mano, pero que cada vez le resulta más extraño, participan activamente en la configuración del núcleo emocional de la película. Lo mismo se podría decir de una banda sonora que no aparece como elemento enfático del dramatismo, sino más bien como acompañamiento. Se apareja con las miradas tristes, las rumiaciones nocturnas, las lágrimas caídas. Maria levantándose terriblemente pronto para preparar café con los ojos llorosos. Es casi como si estuviera llevando a cabo un monólogo físico, no-oral, puramente interpretativo. Y de fondo, la sutileza de unos instrumentos que derrochan melancolía.

Creo que es normal que haya entrado en UMBERTO D. de forma tan eminentemente orgánica. Ya no es solo que trate algunos temas que, naturalmente, te tocan el alma. Durante toda la película, no podía dejar de sorprenderme por la maravillosa actuación que estaba haciendo Flike. Sí, el perro. También es que UMBERTO D. venía con el sello de calidad que acompaña a De Sica, de quien solo había visto BICYCLE THIEVES, pero que resultó lo suficientemente impactante como para saber que en esta obra maestra habría algo, mucho que celebrar. Las expectativas han venido con recompensa: UMBERTO D. clava su puñal más hondo de lo que me imaginaba.
Innisfree
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22 de noviembre de 2023
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La actuación de Carlo Battisti, la única del lingüista italiano perteneciente al partido nacional fascista, es conmovedora y profundamente real, haciendo honor al cine neorrealista al cual representa. María Pía Casilio encarna asertivamente una joven adolescente y empática que significa uno de los pocos personajes de generosa humanidad. El guion de Cesare Zavattini, autor de más de 80 guiones del cine neorrealista y colaborador del director en varias producciones, es dirigido magistralmente por Vittorio de Sica que va enhebrando una serie de escenas que incluyen al espectador en un ambiente de pobreza y soledad que progresivamente rodea al protagonista hasta llevarlo a una sensación de agotamiento emocional.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Marcuti
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27 de diciembre de 2023
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Los temas van a ser:
La posguerra, la pobreza, el neorrealismo, la sensibilidad, el perro, las críticas.

LA POSGUERRA: Se centra mucho cinéfilo por estos lares en la referencia a que la época que recoge "Umberto D." es la de la posterior a la Segunda Guerra Mundial. Nos vienen a contar que los elementos que provocan el sufrimiento del protagonista Umberto son los propios de la precariedad que provoca una guerra, muy alejados de la situación privilegiada que vivimos hoy día en las sociedades opulentas de la modernidad. ¿No podemos ver pobreza en el mundo que nos rodea? ¿No existe la soledad en la modernidad actual? ¿No abunda la falta de empatía? ¿No existe la crueldad, tanto contra las personas como contra los animales? ¿No existe el suicidio como forma desesperada de escapar a nuestra realidad económica más asfixiante?

LA POBREZA: Hay algo que me llamó pronto la atención: La dignidad con la que el protagonista llevaba su pobreza; esto lo digo para los adoradores del modo de vida del presente. Leo en un usuario su queja sobre que no se explica en ningún momento el porqué de la pobreza de Umberto. Y lleva razón, podría ser que él mismo se lo hubiera buscado. Pero lo más neutro es pensar que todos cometemos errores, que podemos equivocarnos en nuestras decisiones y acabar en el arroyo. Pero lo que realmente clama al cielo es que nuestro "bendito" sistema es un cenagal de aguas movedizas, en el que si no te mueves como ordenan los que están arriba, si te arriesgas a tomar decisiones complicadas, si no juegas a la baraja con comodines en la mano, ya sabes lo que te puede ocurrir. Me llama la atención que ninguna crítica mencione la ratonera en que se convierte una ciudad o cualquier población, si llegas a cierta edad y no tienes nada.

EL NEORREALISMO: Comparto con quién piensa que el estilo neorrealista de esta película la lastra un poco, en el sentido de que ese realismo tan expansivo, tan estirado, se convierte en un efecto que recarga en exceso algunas escenas. Al querer el director ceñirse a ese movimiento cinematográfico, lo que gana por un lado lo pierde por otro. Dicho de otra manera, por momentos nos imbuimos en una cercanía a los hechos que nos impacta enormemente, por otros momentos los hechos parecen perder gravedad y están insuflados de aburrida cotidianeidad. La película camina por momentos sobre el alambre, aunque finalmente resulte victoriosa la fuerza de su contenido emocional.

LA SENSIBILIDAD: Sí, quizás sea esta la característica con la que me quedo de todo el metraje. La delicadeza con que Vittorio de Sica esculpe toda la historia te acaba calando. En mi caso no llegó a lo lacrimógeno, como parece que a muchos por aquí les sacudió. Yo vi una historia muy triste, con unas actuaciones muy veraces, con muchos pequeños detalles que daban a todo un cuerpo muy humano.

EL PERRO FLICKE: No soy muy de perros. Tampoco me adscribo a las ideologías animalistas tan en boga hoy en día, pero con eso no estoy diciendo que halla que matar a todos los perros, que hoy día es como que si no te pones el slogan de lo que sea, no eres más que un mierdoso radical. El perro Flicke, no tiene la presencia ni el protagonismo que Rintintín pero está en su sitio. Sobre todo nos sirve para entender que es el eslabón con la vida del pobre viejo. Mi vida como un perro, decía aquella película. Yo, más que fijarme en el perro, me fijaba que él no tenía a nadie más (y menos mal que tenía a Flicke).

LAS CRÍTICAS: No suelo leer las críticas antes de hacer la mía, pero en este caso sí las leí. Me sorprende ver que la mayoría de ellas están ahogadas en lo emocional de la película. En la pena penita pena del viejo, o en el sombrío posible destino del perro. ¿Sentirá algo la gente cuando vean gente pobre por la calle? ¿Les apenará el clásico divorciado al que su ex esposa ha desplumado y dejado en la miseria? ¿Se acongojarán al comprobar el solipsismo e individualismo tan extremo al que hemos llegado hoy día (sin parangón) y del que no estamos exentos (y que nos aboca a la existencia más vacía)? ¿Justificarán las medidas económicas tomadas contra algún sector de la población por el partido político de su preferencia?


Que la emocionalidad no nos aleje de la realidad profunda. Que los ladridos de Flicke no ensordezcan nuestra voz interior que nos habla de un mundo a la deriva (hoy más que en 1952). Umberto D. nos sirve, aparte de como historia emotiva, como documento de una realidad que se agrava con el paso del tiempo. Si toda la cinta fuera sólo para compungirse por el buen viejo y por el simpático can, estaríamos entonces ante una obra menor. Pero como creo que no es así, le marco un 7,2.
Tombol
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28 de marzo de 2012
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Justo del mismo director dentro de su trilogía del neorrealismo italiano me vi hace poco El limpiabotas, que sin entusiasmarme me pareció algo superior a la que nos ocupa. Ahora me quedaría por ver El ladrón de bicicletas que se supone que es la más famosa y valorada.

La que nos ocupa nos sitúa también en una época de pobreza y austeridad, centrándose en la tercera edad y arrancando con una manifestación de jubilados. El protagonista es Umberto, que cobra una pensión la cual no le llega apenas ni para vivir en la habitación que alquila a una mujer que no se corta cada día en amenazarle con que lo va a echar si no paga íntegramente y de una vez el dinero que le debe.

Hay algún secundario como la citada casera o una joven embarazada que trabaja para ella ocultándole su estado por miedo a ser despedida y sin saber cual de sus dos soldados amantes es el padre de la criatura que espera.

El máximo protagonista es el citado anciano con la compañía inestimable de su perro. La historia se sustenta sobre las tristezas de una época y una sociedad con la que se busca que te sientas bien identificado o te emocione y a mi salvo detalles no me ha pasado.

La verdad que con la baza del perro ya me tenía ganada la cinta pero tampoco voy a emocionarme irracionalmente por algo que me afecta más de lo normal. Me mantiene interesado y tenso solo en dos momentos puntuales por este motivo pero por lo demás me ha parecido bastante plana y convencional.

Nota: 5'5
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Turbolover1984
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15 de noviembre de 2022
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque la película no quería ser un drama, ni caer en el sentimentalismo ni nada de todo eso, realmente la película es deprimente.

En su día fue un fracaso en taquilla, aunque viniera de De Sica, que era toda una celebridad consagrada. Pero la gente, no quería ver más historias reales ni tristes (lo que pasó en EEUU después de la Segunda Guerra Mundial), y seguramente fue fracaso por este motivo.

Una película dedicada a su padre, ya que fue un pensionista que cobraba poquísimo.

De nuevo actúan actores no profesionales, si no gente de calle. El mismo protagonista, es la única película que hizo. La chica también lo era, pero sí que hizo más películas.

Esta película la vi por primera vez el 3 de agosto de 2014, y 2 de 2 usuarios les pareció útil la primera crítica que comentaba: "Bien por la crudeza. Una película que fue fracaso en taquilla, y teniendo en cuenta la reciente guerra, la gente no quería ver más desgracias en pantalla si no pasar un buen rato. Pues de eso se trata, un pobre hombre mayor que pasa penurias. Lo que más me ha gustado es la relación con su perro, y lo que pasa por su perro. Acto muy loable y más por la época que fue filmada. Gracias a este gran detalle, valoro mucho más esta película. También la deshumanización de la humanidad antes las personas mayores, deja patente durante todo el metraje. Lo que menos me ha gustado, eso que llaman "neorrealismo", donde se justifica actores que no saben actuar (me refiero a la chica joven)."
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
edugrn
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