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España España · Palma de Mallorca
Críticas de Innisfree
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Críticas 100
Críticas ordenadas por utilidad
4
12 de septiembre de 2022
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué pretenderá conseguir Disney con estos nuevos remakes de sus clásicos es una pregunta que siempre quedará en el aire cada vez que aparezca uno de estos productos. Quizá este afán revitalizador resulte de una falta de confianza en nuevos productos, o de un estancamiento creativo que impide a Disney reajustarse a un tipo de mercado que poco o nada tiene que ver con el que imperaba en su época dorada. Sus últimas películas que no nacen de adaptaciones de clásicos parecen servir de testimonio favorable a este último escenario: "Raya and the Last Dragon", "Cruella", "Jungle Cruise" —"Encanto" serviría como excepción que viene a confirmar la regla—.

A "Pinocchio" parece gobernarla una gentileza narrativa que nunca llega a buen puerto. Geppetto es un bonachón: habla con su gato como si de una persona se tratase, se preocupa por el bienestar de su pez, Cleo —¿quién en Disney tiene un fetiche sexual para haber dibujado al pez así?—, y vive con la esperanza de llenar el vacío que pareció dejar la muerte de su hijo. Pinocho, por su parte, es este niño cabeza hueca al que no se le puede confiar ni la menor de las tareas porque se despista con nada. También, pobrecito, verse increpado por un zorro y un gato mudo antropomorfos no es algo que le suceda a todo el mundo.

Vaya, "Pinnochio" viene a querer contar la historia de siempre, pero sin saber cómo establecer los puntos cardinales para hacerlo. De la película no parece exudar ningún tipo de moraleja notable, algo que sí sucede en las versiones originales de estos remakes. La historia parece mucho más centrada en ir de acción en acción sin dejar el espacio correspondiente para que el mensaje implícito se comunique de forma satisfactoria. ¿Que a Pinocho le crece la nariz cada vez que miente? En lugar de aprovechar este instante para introducir el mensaje correspondiente sobre lo mal que está mentir, prefieren utilizar el momento convenientemente para que Pinocho y Pepito Grillo puedan salir indemnes de una situación que poco favorable pintaba para ellos. Que a Pinocho le crezca la nariz, quizá su característica más notable como personaje en la versión original, no se le da la profundidad requerida y termina quedando en el cómodo e indiferente plano de lo anecdótico. Y así con muchísimos otros momentos que demuestran que el corazón de la película parece residir en un espacio dominado por la mala praxis narrativa.

Disney, en última instancia, parece querer enganchar a la juventud contemporánea a sus películas. De este suceso, parece nacer un discurso que sitúa a las cintas originales como material perecedero, como algo meramente anticuado. Sin embargo, los clásicos hacen un mejor trabajo a la hora de comunicar el mensaje que no estas reiteraciones. En el corazón de la "Pinnochio" original encontrábamos una película de un terror existencial notable, que se abría a la tragedia de la vida para terminar con una nota dulcemente melancólica. En la nueva versión, apenas rezuma nada de esa sensación terrible. Todo aparece tan liso y destinado al entretenimiento que parece perder prácticamente todo lo que hacía de esta historia algo especial. Disney se aleja cada vez más de lo que un día la hizo grande.
Innisfree
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7
26 de julio de 2023
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con un final que te pone los pelos de punta en tanto que manifestación de ansiedades contenidas, SAFE PLACE resulta un viaje lento, en ocasiones parsimonioso, pero siempre punzante y eminentemente trágico. Juega bien con el silencio y con el tipo de nerviosismo que lo llena y satura. Tiene alguna representación física de la estructura laberíntica de la relación con personas deprimidas y suicidas —como ese edificio abandonado en el que Bruno busca a Damir— que despunta en ingenio, plasticidad y simbolismo.

Algún que otro juego metaficcional, como esa conversación que funde realidad con ficción, resulta como poco interesante, incluso si su colocación en la estructura de la película es algo bizarra. ¿Por qué en ese momento en particular? Quizás para evitar el cliché de revelar cierta información al final o quizás para ponernos sobre aviso de que lo que vamos a ver tiene un poso en la realidad francamente palpable. Sea como fuere, resulta un detalle curioso que no sé hasta qué punto funciona como debería.

En última instancia, creo que SAFE PLACE consigue desmarcarse de otras narrativas parecidas —que tampoco hay muchas— y se adhiere a una tradición mucho más cercana a la de, por ejemplo, MABOROSI a la hora de representar suicidios en el celuloide. Silencio, ansiedad, depresión y la inevitable interrupción de las rutinas ante la irrupción del arrastre suicida.
Innisfree
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7
13 de noviembre de 2021
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nace esta película en un contexto idóneo para la exploración de una soledad hiriente, que se equipara a una herida de vasta y sorprendente profundidad. La experiencia COVID-19 nos aisló -y aísla- del contacto interpersonal, nos privó de la visión periférica y favoreció a la visión de túnel concentrada en torrentes de información constante traducidos en luz azul. Tuvimos que acostumbrarnos a un sistema en línea regulado por computadoras para acceder a amistades o familiares que habitan en lugares lejanos, todo por no vernos arrastrados por el hambre voraz de vernos apartados del mundo y sentenciados a permanecer latentes entre cuatro paredes.

I'm Your Man difícilmente puede entenderse sin este contexto, así como tampoco puede llegar a leerse completamente si la aparición de películas como Robot & Frank, Her o el discutido capítulo de Black Mirror "Be Right Back". El giro que hace de la película que aquí nos ocupa tiene que ver con el enfoque: apunta más a una comedia romántica que a un verdadero despliegue de un comentario crítico acerca de la situación del ser humano con respecto a su propia soledad.

Evidentemente, allí donde la película aparece como algo digno de atención es en la temática. No aboga por plantearlo como un "esto está bien" o "esto está mal", sino que lo filtra a través de la experiencia de una mujer que no solo vive la soledad desde su vertiente más pura y sin adulterar, sino que se ha enfrentado al rechazo, a la pérdida de un bebé y a una suerte de semi-fracaso laboral que la hunden en su propio solipsismo y no le permiten desplazarse a gusto. La duda, la hipocresía, el verse enfrentada a su propia concepción del amor y de aquello que hace de la realidad el sorprendentemente débil y maleable tejido que es, forman el fondo filosófico de la película y la imbuye de un aura propia y casi intransferible, cuyo mensaje final es más un estado de la cuestión -"así estamos: en una pandemia de soledades"- que un verdadero "¡di no a las máquinas! ¡Embrace human dick!" que suele liderar este tipo de películas. Claro que estoy más de acuerdo con el último concepto, pero no está de más ver que hay películas que buscan sondear un terreno algo más ambiguo y ex-céntrico.

Cierto es que considero que hay algunos elementos que merecerían haberse explorado de forma algo más concisa. Ofrece una escena que demuestra una idea interesante acerca de nuestra relación con la naturaleza: Tom, el robot, puede habitar entre ciervos sin que estos se asusten. Alma no puede hacerlo. Se esboza un comentario: nuestro ímpetu creador, nuestra condición de modernos demiurgos, nos hacen trascender la naturaleza y olvidarnos de ella. Superarla implica denigrarla, obviarla y abandonarla. Pero no parece ir más allá y solo nos muestra este particular momento. Por supuesto que el comentario de "estamos jugando a ser Dios" yace en el fondo de cada escena en la que Alma se enfrenta a Tom, pero me hubiera gustado ver una exploración algo más explícita.

Sobre la interpretación, decir que Dan Stevens -¡hablando alemán!- lo hace fantásticamente bien. Me gusta que no vaya a por la representación típica del robot y opte por plantear una representación híbrida de su personaje. Tiene los momentos más graciosos y memorables de la película, aunque me da la sensación de que hay algunos momentos que se "olvidan" de que Tom es un robot y lo hacen actuar de una forma demasiado humana, como por conveniencia de guion. Maren Eggert convence, pero no me vuela la cabeza. No me ha transmitido en demasía, pero sí que me ha planteado las circunstancias y los problemas de su personaje de forma más que correcta.

Quizá allí donde le veo más problemas es en lo narrativo, en especial con todo aquello que gira alrededor del punto medial. Creo que va algo demasiado rápido y que se arregla la situación de forma algo fraudulenta, para que luego vuelva a fastidiarse. Crea un conflicto de forma algo artificial. Lo mismo diría de la subtrama de Alma con su padre, que no le veo mucha popa. Su relación con Julian, aunque mejor desarrollada que la que mantiene con su padre, tampoco me termina de decir mucho. Pero a pesar de estos problemas, diré que me he visto interesado e introducido en la historia. Una de esas películas que se siguen mano en barbilla y te permiten ver la situación desde un prisma algo distinto.
Innisfree
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7
22 de julio de 2023
14 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gerwig llega con un colutorio rosado sabor chicle para apaliar los efectos de aquellos que vimos la rápidamente olvidable WHITE NOISE y no pudimos disfrutar de la dupla Gerwig-Baumbach en su mejor línea —siendo esta, evidentemente, la de FRANCES HA—.

BARBIE llega como un terremoto cuántico que agita los cimientos del mundo de las apariencias y que nos retrotrae a las más tempranas películas del Technicolor y las filtra a través de la espectacularidad de Jacques Demy, el existencialismo musical de Fosse, el colorismo de la SINGIN' IN THE RAIN de Donen y, por supuesto, el rampante feminismo RGB del Almodóvar más MUJERES AL BORDE DE UN ATAQUE DE NERVIOS. Y, sinceramente, para ser un claro pastiche de muchos elementos funcionando en consonancia durante casi dos horas, la cosa no ha salido nada mal.

Creo que, en general, hay un buen comentario alrededor de la idea de feminismo y género a lo largo de la película. En su tiempo, Barbie tenía sentido porque supuso salir de la realidad misógina de la niña pequeña como futura madre para plantear una utopía de estilo y figura, un "yo quiero ser cómo ella". Por supuesto, dada la sensibilidad actual, esta etapa puede perfectamente verse como un caso de escoger el mal menor, porque sentenciar a la mujer a encajar en la rigidez monocromática de la estética única —rubia, ojos azules, figura esbelta— no es lo que podría considerarse peak feminism. Sin embargo, Mattel creó un personaje que planteaba un clara potencialidad pública para la mujer: Barbie presidenta, Barbie escritora, Barbie doctora. Hay, incluso, Barbies inclusivas que tienen en cuenta otras razas más allá de la blanca e introducen Barbies en sillas de ruedas —¿Barbie cuadripléjica? Espero que no— para evitar la acusación de ableism evidente de las últimas décadas. No ha sido hasta hace poco, también, que han pensado en mujeres curvy y han sacado una muñeca que se adecúe a este modelo.

Como digo, Barbie ha supuesto un modelo de representación de sueños y esperanzas para las niñas de todo el mundo, incluso si ese mismo modelo de representación aparezca limitado por una rigidez estética que poco o nada se adhiere a las modernas corrientes feministas. Una gran porción de BARBIE tratará sobre este mismo problema: ¿qué hacemos con esta representación caduca de los valores occidentales? Pues filtrarla a través de sensibilidades más contemporáneas y añadir crítica social. Y quizás el feminismo se explore de forma evidentemente pornográfica en tanto que muchas de las líneas de diálogo recorren el listado de clichés que aparecería en una asignatura de introducción al feminismo, pero eventualmente —no sin su dosis de exposición-verborrea de los principios del empoderamiento femenino— se dirige a buen cauce. Ya no tenemos la superficialidad de women good, men bad, sino que el discurso parece cortar de forma francamente más profunda. Los problemas ya no tienen que ver con una sistémica visible de las cosas. No tiene que ver con el derecho a voto o con la inclusión de las mujeres en el ámbito laboral, sino que la cosa vira más hacia la estipulación de las dinámicas privadas, esto es, el cómo las mujeres parecen ser el chivo expiatorio para muchas frustraciones masculinas y se ven forzadas a mantener las apariencias a pesar de su propia integridad emocional.

En esta línea, me alegro de que BARBIE no deje de lado el universo masculino al también explorar, aunque tratado de forma algo condescendiente, sus propias frustraciones y al configurar un arco de personaje con Ken en el que hay un aprendizaje. La prisión del binomio del género no solo reprime a la mujer, sino que también hace lo propio con el hombre. Sin embargo, a lo largo de la historia se ha impuesto el patriarcado y se ha montado una línea discursiva en la que esa misma represión se ha enfocado como triunfo y victoria, cuando en realidad se sigue manifestando como una prisión de valores, apariencias y expectativas. Por supuesto, tiene que explorarse esta línea desde un punto de vista irónico, porque tampoco podemos dejarlo todo en manos del destino: hay hombres que se esfuerzan en ser unos capullos integrales, sobre todo en una época en la que tenemos que lidiar con la sedimentación ultramasculina cargada de testosterona de los Andrew Tate de la vida que se creen que todas las mujeres son sus "putas" y que ellos están aquí para liderar el cotarro.

BARBIE triunfa en muchas de sus líneas y ofrece una de las experiencias más entretenidas del cine comercial de los últimos años, que yo recuerde. Me ha recordado a la desgraciadamente ignorada BARB AND STAR GO TO VISTA DEL MAR en estructura y timing cómico. Quizás no el reset cultural que esperaba, pero sí que quizás sea el que nos merezcamos.
Innisfree
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7
12 de marzo de 2023
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
He visto algún que otro "problema" en lo que la representación de la sensibilidad del animal se refiere, en tanto que parece filtrarla a través de una perspectiva demasiado humana. Sin embargo, puedo encontrarle el sentido en tanto que la dinámica humanizadora que Skolimowski vierte en EO puede enmarcarse dentro del generoso mundo de lo fabulístico.

Es una buena película por sus propios medios y los mejores momentos corresponden con aquellos que nos muestran el punto de vista del animal sin ningún tipo de decoraciones estético-poéticas, más allá de un interesante desenfoque que eleva el sentimiento acelerado de la película.

La tesis es francamente lúcida y, en gran parte, estoy de acuerdo: hemos configurado un planeta Tierra tan mermado por la mano humana que una convivencia "natural" entre animal no-humano y animal humano es, prácticamente, imposible fuera de los reinos de una actitud primitiva. Incluso los momentos en los que Eo se sitúa en un espacio positivo, su presencia tiene que responder necesariamente a un fin pragmático en el que sea usado, o bien, como objeto de terapia para niños neurodivergentes, o bien, para sacarlos a pasear. El animal tiene que ir ligado, necesariamente, a un fin útil. EO demuestra un desarraigo en el que el "vive y deja vivir" solo se aplica en los confines de lo estrictamente humano.

Me lleva a pensar que en el futuro veremos más inclusiones dentro de un tipo de cine que podríamos considerar como de la 'animal gaze'. A EO le falta pulir algunos bordes de sierra y alejarse del sensacionalismo para configurarse como un producto verdaderamente notable o incluso sobresaliente, pero como uno de los primeros intentos en construir una película contada, prácticamente en su totalidad, desde la perspectiva de un animal no está nada mal.
Innisfree
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