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El doctor Frankenstein

Terror. Ciencia ficción El doctor Henry Von Frankenstein acomete un experimento tenebroso: construir, a partir de fragmentos de cadáveres, un nuevo ser humano. Con la ayuda de su criado Fritz, se adentra durante la noche en los cementerios de la localidad para arrancar a los cadáveres las partes que necesita. Lo que ignora es que el cerebro que ha utilizado en su experimento había pertenecido a un criminal. (FILMAFFINITY)
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Críticas 70
Críticas ordenadas por utilidad
3 de diciembre de 2020
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EL DOCTOR FRANKENSTEIN (1931)

Hoy voy a hablar larga y tendidamente de una obra indestructible. Una obra de arte. Un Caravaggio con alma de Velazquez. Una obra que está surtida de escenas irrepetibles, de sensibilidad.
Con un Boris Karloff emergiendo a traves de toneladas de maquillaje, para componer al antihéroe despojado y acorralado por excelencia.
Obra cumbre del cine, por encima del bien y del mal.
Señoras y señores: EL DOCTOR FRANKENSTEIN

En Europa hacia un gélido frio. Un frio improrpio de la época. En medio de una violenta tormenta. Una inclemente noche de verano; los rayos caian como flechas incendiadas, alumbrando la superficie del lago, y llenando de fogonazos las tinieblas de la noche de aquel verano de 1816.
Los elementos se conjugaron para dar vida al "monstruo" de la modernidad. Un ser hecho de retazos, y que ha pasado a las posteridad, gracias a cinco amigos tan brillantes como excentricos; LORD BYRON con 28 años de edad era ya un fenómeno literario, acompañado de su médico personal JOHN WILLIAN POLIDORI", reuniendose en Suiza (Cologny) con PERCY SHELLEY; otro poeta expulsado de Oxford y deseredado al abandonar a su esposa e hijos, tras enamorarse de una joven llamada MARY WOLLSTONECRAFT GOODWIND, que a la postre acabaría casandose con el, y adoptaría el nombre de MARY SHELLEY, a la que también acompañaba su hermanastra, la poetisa y libertina CLAIRE CLAIRMONT. Fue entonces cuando la furia del rayo y la violencia de los volcanes se alzaron junto a la Madre Natureza para alumbrar a una de las criaturas más terroríficas jamás conocida.
La figura se gestó gracias al amor, la pasión, el incesto, la transgresión. Un monstruo engendrado al calor de la chimenea, y que iba a entrar por derecho propio en la iconografía mñas gótica de la modernidad de Septimo arte..

Hablemos ya de la película de James Whale.
En unos meses se cumpliran 90 años de "El doctor Frankenstein"
En realidad "El doctor Frankenstein" (1931) es una adaptación teatral de 1927 comprada por la Universal; "Frankenstein: Una aventura de lo macabro", a su vez inspirada en la novela de Mary Shelley. Asi que en principio se presentaba como una obra de encargo, pero que duda cabe que iba a convertirse n una de las películas más personales de su filmografía. Una película que estaba acorde con sus inquietudes y su personalidad, y que posteriormente contribuirian a un desarrollo creativo con cintas de corte fantástico, y que le daran la oportunidad de realizarse como artista total; "El caseron de las sombras" (1932). "El hombre invisible" (1933). "La novia de Frankestein" (1935), culmen, y única secuela que apostaría al ciclo abierto por la Unhiversal en honor al "monstruo" y también obra maestra absoluta del cine y su filmografía.
Sin duda James Whale encontró en el cine esa sensación de normalidad, y un modo de exorcizar esos demonios que le iban a perseguir toda la vida.
En "El doctor Frankenstein" (1931) se mantiene durante toda la película una lucha de elementos contrapuestos, unos, los más reaccionarios, en donde se valora y se juzga la imposibilidad de la pretensión humana de imitar a "Dios" en lo que la vida se refiere. Una pretensión (por cierto) que vendrá acompañada de su correspondiente castigo.
Otro elemento contrapuesto y esencial, sería el cariz conservador del argumento, que tiene su origen sin duda en la influencia del director; que impondrá su rebeldía y crítica, mostrandonos sus más íntimas inquietudes. Por eso James Whale trata d eque simpaticemos con el "monstruo", de que hagamos un esfuerzo por entenderlo y de no juzgarlo, y haciendo que se imputen todos los delitos de la criatura (tanto penales como morales) a su crealdor, no a él.
El monstruo de Frankestein es una victima de la sociedad, un incomprendido, nunca un culpable, y mucho menos un verdugo. Pero por otro lado, no es más que la materialización de aquello que todos llevamos escondido, reprimido, latente en nuestro interior. Unos anhelos e inquietudes refrenadas por el entorno social. No debemos olvidar que James Whale procedía de una extracción social baja, de la cual renegaba ya desde su juventud, tratando de enmascarar con una dicción y unas maneras de vestir de las que se habia apropiado, y que en ningún caso procedian de la educación y el entorno que le habian ofrecido sus padres. Por otro lado, su condición de homosexual, algo que escondía, y que le exponía permanentemente a la preprobación y miradas del mundo social en el que vivia.

No menos importante, y mereciendo un punto y aparte.
La elección de Boris Karloff para interpretar a la criatura. Algo que tuvo que ver con la casualidad, más que con una elaborada tarea de casting; pero bienvenida sea, porque su rostro era el preciso para diseñar el aspecto de quien, con esa imagen se convertiría en uno de los grandes iconos del siglo XX. Algo indudablemente debe Boris Karloff de todo lo que llegó a ser en la historia del cine al haber interpretado al "monstruo" de Frankestein.
No obstante hay que reconocer que a la película le pasan algunas lagunas y fallos de guión y ritmo. Son manchas en un argumento, que aunque sean visibles, no transcienden ante la importancia de semejante obra.
En definitiva la historia está contada con imagenes talentodas, que todavía estan en nuestra retina.
"EL DOCTOR FRANKENSTEIN" con los años adquiere su verdadera dimensión, para lo bueno y para lo malo.
Nunca nos cansaremos de ver cine de tal magnitud
alessandro
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7 de julio de 2022
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Sin ninguna duda se trata de una película mayúscula, de las que forman parte por derechos propios de la historia del cine. Dinámica y directa, es una adaptación cinematográfica, libre, de la novela "Frankenstein o el moderno Prometeo", de Mary Shelley. publicado inicialmente en 1818, que posteriormente la autora reescribió por completo hasta conseguir la versión definitiva que encontramos en las librerías, publicada la primera vez en 1831.

1831-1931. Es decir, "el doctor Frankenstein" de James Whale es un homenaje para celebrar el centenario de la publicación de la novela definitiva de Mary Shelley.

Se trata de una adaptación cinematográfica de Frankenstein que adopta tanto la temática, de moda en aquella época, como la estética de los inicios de expresionismo alemán: El gabinete del doctor Caligari (1920), El golem (1920), Nosferatu (1922), El doctor Mabuse (1922).

La semejanza con golem,una de las primeras películas de monstruos de la historia, en la que un rabino da vida a una figura de arcilla permite entender que ante el éxito cinematográfico del ser que cobra vida, en Alemania se hicieran diversas versiones (en las que intervino como director Paul Wegener): en 1915 "El Golem" de Henrik Galeen y Paul Wegener, en 1917 "El golem y la bailarina" (cómica) de Paul Wegener y Rochus Gliese; y finalmente en 1920 "El golem" de Paul Wegener y Karl Boese.

Ello permite entender que la industria norteamericana, concretamente Universal Pictures, tomara buena nota de los éxitos del expresionismo alemán, y como suele suceder hizo su versión, en este caso escogiendo una novela de éxito como "Frankenstein", donde la magia queda sustituida por la ciencia y donde dar vida y superar a la muerte son los temas centrales de la investigación del Dr. Frankenstein.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Andrej Kar Ray
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7 de octubre de 2022
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La llegada del cine sonoro todavía se estaba asimilando en Hollywood cuando James Whale recibió el encargo de dirigir una adaptación cinematográfica de ‘Frankenstein’ tras el éxito del ‘Drácula’ protagonizado por Bela Lugosi. En principio, era el propio Lugosi el que iba a interpretar al famoso monstruo creado por Mary Shelley, pero al final se descartó, no se sabe por qué a ciencia cierta. Unos historiadores dicen que Lugosi no quería interpretar a un monstruo, otros que Whale no lo consideraba apto para el papel. En cualquier caso, la elección tanto de Boris Karloff como de su maquillaje, supondrían un hito en la historia del cine y un punto de partida clave para trazar el camino del cine de terror de masas durante décadas.

Quiero centrarme en dos aspectos que me llamaron la atención especialmente en mi revisionado, que ha llegado más de una década después de mi primera experiencia con el film. El primero es la forma magistral en la que Whale crea el misterio alrededor del monstruo y asienta la idea de que esta será una proyección aterradora e incluso traumática. Lo hace a través de un presentador, que advierte de que estamos ante una de las historias más terroríficas y extrañas jamás contadas. La historia detrás de esta advertencia no viene de una decisión estilística, sino práctica. Había una preocupación real de que espectadores con problemas cardíacos o niños sufrieran durante la proyección. Pero esta introducción se sigue manteniendo en cualquier copia de la película porque también tiene un gran valor artístico. En cierta manera, está predisponiendo al espectador a una experiencia horripilante, haciendo que se pregunte a que extremos va a llegar la película.

Este tipo de dispositivos se ha usado más veces en la historia del medio. Las primeras referencias que me vienen a la mente son ‘El botones’ de Jerry Lewis, donde al principio un productor ajusta las expectativas del público comentando que esta no es una película narrativa, sino una colección de gags. En cuanto advertencias, tengo fresco el visionado de ‘Solo contra todos’ de Gaspar Noé, en la que se interrumpe la narración para hace una cuenta atrás de 30 segundos con la intención de dar tiempo al espectador a salir de la sala antes del comienzo del tercer acto. Ninguna de estas advertencias funciona al mismo nivel que la ‘Frankenstein’, cuya intención es ser elegante y a la vez un tanto siniestra, asentando el tono de lo que vendrá a continuación. Que la escena de créditos iniciales ofrezca un signo de interrogación en el lugar que corresponde al intérprete del monstruo solo ayuda a aumentar esa sensación de inquietud e incertidumbre.

El monstruo no aparece en todo su esplendor hasta la media hora de película, casi la mitad del metraje, y esta presentación del personaje es lo que me hizo reflexionar sobre el uso del sonido que hacía Whale. En escenas clave como esta no existe música que acompañe a la imagen. Diciéndolo de otra manera, no hay subrayado. El momento en el que se producen los tres cortes/zooms a la cara del monstruo es totalmente mudo. He visto los documentales que acompañaban a la edición en blu-ray y en ninguno se mencionaba el motivo de este uso particular del sonido, pero sospecho que uno importante tuvo que ser que pensaban que los espectadores iban a reaccionar de forma tan visceral en forma de gritos que ahogaría la banda sonora. Técnicas similares en contextos distintos han sido utilizadas por directores como Billy Wilder, que en una escena concreta de ‘Con faldas y a lo loco’ utiliza las maracas que agita uno de los personajes para rellenar el espacio entre los diálogos chispeantes y dar tiempo al espectador a soltar sus carcajadas, manteniendo la comedia de la escena.

En ‘Frankenstein’, esto sirve para dar solemnidad al momento y sí, puede que tenga una intención práctica, como la introducción, pero funciona a otro nivel. El silencio no condena al monstruo por simplemente existir, algo que sí ocurriría si en ese momento en el que su cara ocupa la pantalla hubiera un crescendo musical terrorífico. Uno de los temas principales de ‘Frankenstein’, tanto la novela original como esta película, es la transformación del monstruo en un personaje con el que empatizamos a un nivel humano. Mary Shelley lo hace convirtiendo al monstruo en un ser atormentado por la decisión de su creador de darle vida. James Whale lo hace dándole al monstruo una inocencia primaria y no maliciosa a pesar de ser maltratado después de su creación.

Investigando a la hora de escribir este texto, he descubierto que la versión doblada al castellano sí utiliza música en momentos como el de la primera aparición de Karloff. No sé si esta decisión la tomaría la propia Universal y está presente en las bandas sonoras de todos los doblajes, pero, por los motivos explicados arriba, considero que roza lo inmoral. Además, arruina gran parte de la atmósfera de un film que se regodea en su ambientación gótica, o sonidos sutiles como la madera que cruje con los pasos de los personajes. Más de 90 años después de su estreno, todavía podemos aprender y fascinarnos con la visión de James Whale, y por eso volvemos a películas como ‘Frankenstein’.
Paco Silva
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6 de noviembre de 2014
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En mi opinión, resultó interesante y curiosa esta propuesta de James Whale. Sin embargo, me gustó más "La Maldición de Frankenstein" pues en ella el monstruo se asemeja más a la descripción de Mary Shelley. Aun así, contiene elementos interesantes, como las sombrías escenas en el cementerio, muy particulares de los primeros años del cine de terror. Casi en todas, se cierne un ambiente opresivo y siniestro. Correcta actuación de un actor mítico como lo fue Boris Karloff, nacido como Wlliam Henry Pratt. Aparece Edward van Sloan, a quien vi en la versión de Drácula interpretada por Bela Lugosi. La escenografía es excelente, sobre todo el oscuro lugar donde el Doctor Frankenstein realizaba sus experimentos.
dpedemonte
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4 de septiembre de 2016
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Icono de la Ciencia Ficción y del Terror tanto en la Literatura como en el cine, de gran influencia para las producciones contemporáneas.

La productora Universal Pictures fascinada por la novela homónima de Mary Shelley decidió hacer una película de terror e inspirada en esta obra pero con ciertas modificaciones: no iba a ser una adaptación tal cual de la novela, sino de la obra de teatro dirigida por Peggy Webling.

La película es puesta en escena por James Whale. Trata sobre la ambición del hombre por crear vida por su cuenta, de jugar a ser Dios, sin importar las consecuencias. Es así que se nos presenta al Dr. Frankestein, un científico joven pero sumamente inteligente, su único sueño era desafiar la naturaleza y ser creador y vaya que lo consigue, al darse cuenta de lo que hizo, miles de interrogantes cruzarán por sus pensamientos.

Como dato curioso, el monstruo creado por Frankenstein iba a ser interpretado por Béla Lugosi, actor que se inmortalizó por su papel en Drácula, pero este lo rechazo ya que el personaje del monstruo no tenía diálogos y estaba cubierto de maquillaje en exceso. Boris Karloff se quedó con el papel. Lo extraño fue que en los créditos iniciales salían los nombres de todos los actores a excepción del protagonista del monstruo que aparecía con un signo de interrogación. Por otro lado, la novia de Frankestein iba a ser interpretada por Bette Davis, pero al final escogieron a Mae Clarke.
La Mente Maestra
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