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Clerks II

Comedia Dante Hicks y Randal Graves, dependientes de una tienda de barrio de Nueva Jersey y mejores amigos, se ven forzados a buscarse un nuevo empleo en el universo de la comida rápida, siempre acompañados de sus actitudes desafiantes, sus escandalosas vulgaridades y su desenfrenada pasión por tocar las narices a los clientes. (FILMAFFINITY)
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Críticas 78
Críticas ordenadas por utilidad
12 de julio de 2012
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A Smith al parecer no le iba bien. Cuando rodó Clerks todo le fue genial, el film fue un éxito luego llegó "Mallrats" que repitió más o menos sus esquemas y luego "Chasing Amy" una gran comedia irreverente. Después llegó "Dogma" para mí un fracaso que trataba de criticar a la iglesia. Y después llegó la mediocre "Jay Y Bob el silencioso" que dejó mis expectativas con Smith, había irreverencia pero no tanto humor. Y llegó "Jersey Girl" con ese film la crítica se cebó con Smith y los razzies hundieron al film como una de las peores películas de romance, un pastelón sensiblero al parecer. Supongo que Smith se vería estresado por la presión y decidió entonces rodar esta secuela de "Clerks".
Y la secuela. Pues bien, siguen los chistes rebuscados y el ritmo del film es imparable. Además está secuela tiene los geniales cameos de Ben Affleck (Chasing Amy, Dogma, Jay y Bob, Jersey Girl) y de Jason Lee, las mismas pero con la suma de "Mallrats". Los personajes no han cambiado y eso me parece excelente además Smith recurre en el guión a situaciones que se dieron en la anterior (lo cuál me parece genial). Además Rosario Dawson da un soplo de aire fresco, teniendo en cuenta que en la primera parte el reparto femenino casi ni aparecía. Y por lo demás nada, aunque las reflexiones de Anderson me gustan más en esta que en la anterior.
Aunque sobran escenas (sobre todo la del sexo con la vaca, para mí le da demasiado tiempo).
Pero en general, Smith cumple, pena que no le sirviera para mucho.
tio13
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20 de febrero de 2015
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Clerks 2 es la secuela del clásico de culto de 1994 y supone el salto a la imagen en color. Con los mismos personajes, retomando la historia unos diez años después, arranca el divertimento.

Kevin Smith vuelve por sus fueros tras su ida de olla en Una chica de Jersey. Clerks 2 recupera el espíritu gamberro, deslenguado y provocador que deslumbró al público en la presentación de Smith en el cine. Puede que el desarrollo haya perdido picardía, frescura y racionalidad, pero Smith sabe aprovechar a sus dos personajes principales para hacer un híbrido en el que éstos, además de volver por sus fueros, se enfrentan a la historia romántica de uno de ellos. La mezcla sale de forma casi inmejorable, demostrando que Smith está en forma y que aquel pillo inteligente y amante de los perdedores que un día fue, sigue estando ahí para montar escenas mágicas junto a los personajes que le hicieron saltar a la fama y otros dos, Jay y Bob el Silencioso, que deberían ser fijos en cada una de sus películas. La dirección es menos fresca que en la primera Clerks y esta secuela tampoco está tan cargada de diálogos memorables, pero es lo más cerca que alguien ha estado nunca de repetir una experiencia tan particular como la que nos brindó Kevin Smith en 1994. Y ha tenido que ser él, regresando de un mar de pasteles y dramas, quien recupere lo que un día brindó al mundo.

Brian O'Halloran y Jeff Anderson regresan a sus papeles estelares y lo hacen de lujo. La edad no pasa en balde y el físico es l perjudicado más visible, con lo que O'Halloran y Anderson aparecen como la evolución natural y lógica de esos perdedores que nos pintaron en Clerks. Ambos están brillantes, aunque diría que Anderson vuelve a ser la gran estrella. Rosario Dawson hace su debut con Smith con un trabajo encantador, divertido y con mucha capacidad para buscar el equilibrio entre la divertida perversión (el culo-boca, ¿es aceptable?) y la atractiva candidez oculta tras una fachada de mujer dura. Jason Mewes y Kevin Smith regresan como Jay y Bob el Silencioso y vuelven a ser la gran atracción de los minutos que ocupan en pantalla, sobre todo en ese gran momentazo musical con homenaje a El silencio de los corderos. El trabajo de Trevor Fehrman es de lo más descacharrante que he visto en mucho tiempo y supone para Randal (Jeff Anderson) el descubrimiento de que siempre habrá alguien que pueda ser más irritante que tú, por mucho que tú lo seas. No faltan los cameos de Jason Lee y Ben Affleck, a los que se une Kevin Weisman. El reparto lo completa Jennifer Schwalbach Smith, esposa del director.

Resumiendo: Clerks 2 está lejos de la primera película, pero es lo más cerca que Smith ha estado nunca de volver a tocar el palo que hizo de su ópera prima un regalo a los espectadores. Smith, con Jay y Bob ocupando plano, es un seguro de vida. Es el mejor en lo suyo, sin duda. Y puede que el único.
Grijander
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31 de enero de 2016
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Cuando un autor de culto, salta a la fama por una película fresca y talentosa, hecha con un muy bajo presupuesto, y que alcanza un gran éxito de crítica y público y cuando su carrera empieza a ser irregular y, a veces, vapuleada por los críticos, casi siempre llega un momento en el cual busca hacer su propio autoplagio de aquel éxito primigenio. Smith no. Smith directamente graba una segunda parte. Y aunque estas "ideas" suelen salir casi siempre mal, Smith sale muy airoso, con una secuela de aquella original Clerks, no solo digna, sino casi a la altura.
xandrerl
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11 de octubre de 2016
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Clerks II es una prueba más de que es possible hacer segundas partes tan interesantes como la embrionaria: solo hace falta no traicionar el espíritu del original y acertar con el ritmo que el tiempo habría impuesto a la historia. Ser fieles y ser consecuentes.

La primera siempre será una obra de cierto culto para muchos que necesitaban el aire fresco del blanco y negro de esta especie de gamberrismo inteligente, políticamente incorrecto y neurasténico. La segunda, al comportarse con el mismo trasfondo pero añadiendo las naturales y ineludibles notas de madurez, consigue ser una continuación plausible y coherente de una historia que no quiere dejar de transmitir el mensaje primigenio, pero que se atiene al paso del tiempo en el ser humano.

Muchos lo han contado con escenarios bien diferentes, pero esconden la misma moraleja: la rebeldía de la juventud, el tiempo la cura. Aun así, procura traicionarte lo menos posible, sería el corolario de Smith para su público. Solo algunos contumaces protestatarios pueden persistir en su eterna sedición, pero, al mismo tiempo, quedarse en un eterno papel de Peter Pan tampoco soluciona ningún problema y es probable que te convierta en un ser solitario y incomprendido. El mensaje final de Jeff Anderson va por allí, quiere ser eternamente joven, pero tiene miedo de quedarse solo en el empeño.

Sí, mucha inquietud existencial detrás de tanta postura vandálica. Eso hace este segundo Clerks muy emotivo en sus discursos finales. Es impossible reducirlo todo a las imágenes estrafalarias de perversion sexual que intentan asomar la cabeza para escandalizar.

Todo ello bien acompañado de las notas musicales que suelen decorar las películas de Smith, y de la pareja de sonados clavados a la pared, del silencio que se infringe el director en su papel, y de unos cuantos guiños totalmente necesarios a la primera parte.

Si la primera te gustó, la segunda es imprescindible.
Jobo
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26 de mayo de 2017
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En 1.994, "Clerks" irrumpió en el panorama convirtiéndose en una de las cimas del cine independiente americano, cápsula protegida contra el paso del tiempo que mantiene congelada y en perfecto estado una determinada época: los '90.

Con tan sólo 24 años, Kevin Smith supo captar al vuelo y con gran talento la esencia de la década y de la desencantada y pesimista generación que la habitó, logrando conectar rápidamente con los jóvenes que tuvieron la suerte de ver en cines su ópera prima, cuya recaudación superó con creces el presupuesto invertido. El joven de New Jersey prosiguió su carrera con buenas intenciones pero con títulos irregulares, los cuales no conseguían en despertar más interés o entusiasmo en el público que su debut; de hecho cada película que realizaba se intuía peor que la anterior (excluyendo "Persiguiendo a Amy").
Tras tocar fondo con "Jersey Girl" quiso poner en práctica una idea que le rondaba la cabeza desde 1.999 (y que podemos ver en los créditos finales de "Dogma"): traer de vuelta a los personajes de "Clerks" como protagonistas (pues aparecían como secundarios en anteriores obras)...aunque no como los fans esperaban. Ya el inicio de "Clerks II" es toda una declaración de intenciones: el Quick Stop aparece en primer plano, erigiéndose triunfal e imperturbable sobre el barrio; en ese momento llega Dante como todas las mañanas y abre la persiana del local, descubriendo sorprendido que está siendo pasto de un incendio.

Las llamaradas de la modernidad (en color) irrumpen con furia en el pasado (en blanco y negro) que todos creíamos perfectamente conservado provocando que Randal y Dante se trasladen a un restaurante de comida rápida que, curiosamente, también sirve de "punto estratégico" para Jay y Bob, quienes han vuelto a New Jersey tras sus aventuras. Dante se enfrenta a su último día en la ciudad para comenzar una nueva vida como hombre casado, lo que no resulta nada fácil para Randal, que continúa su estancamiento existencial con resignado humor, junto a Emma, a la que duda realmente amar, dilema que se le plantea aún más difícil por la presencia de su jefa Becky, con quien tuvo una fugaz aventura.
Smith destruye su propio universo y el lugar donde comenzó y apuesta por el cambio, aunque no por la evolución propiamente dicha (pese a convertirse en beatos rehabilitados, Jay y Bob siguen traficando), sobre todo en cuestión de argumento, que nos vuelve a presentar a un Dante atascado entre dos mujeres (tergiversados reflejos de las anteriores Veronica y Caitlin) mientras ha de soportar las continuas conspiraciones y locuras de su compañero de fatigas. Pero algo desde luego cambia, y ahí es donde reside el atractivo, quizá amargo y dudoso, de "Clerks II": Randal afirma "a veces tengo la sensación de que el mundo nos dejó atrás hace ya mucho tiempo".

El director decide así enfrentar a los protagonistas a una realidad en la que no encajan, un mundo que ha avanzado más deprisa que ellos. En él, la tradición y la intimidad del supermercado de barrio ha sido sustituida por la despersonalizada y fría atmósfera de las cadenas de restaurantes al tiempo que dominan las nuevas tecnologías, nuevos temas que obsesionan a la sociedad (el racismo, lo políticamente correcto, la dominación de la mujer) e incluso una nueva generación de frikis, un tanto sobreprotegida por los padres, que ha tomado el relevo ensalzando sagas cinematográficas actuales olvidando las clásicas (registrado en esa hilarante conversación sobre cual mantiene la supremacía, "Star Wars" o "El Señor de los Anillos").
A este cambio de escenario y época acompaña un cambio de registro. Y es que Smith ha de sacrificar parte de la crudeza que impregnaba la primera, cuya cínica y desoladora atmósfera encajaba a la perfección con la década y la generación que retrataba. Al granulado blanco y negro lo reemplaza el vivo color al igual que los diálogos se vuelven menos afilados e irascibles y el tono pierde aspereza, rozando a menudo un sentimentalismo empalagoso (como demostrará el final); pese a esto se conserva un humor negro estrafalario y agradablemente ofensivo, aunque no tanto en otras ocasiones (lo del show del asno, herencia de "Despedida de Soltero", es imposible de soportar), más en la línea de "Mallrats" que en la de "Clerks", y el gusto por las referencias cinéfilas.

Con unos años más reflejados en sus rostros, Brian O'Halloran y Jeff Anderson se reúnen volviendo a encarnar a los irritantes pero adorables (a su modo) protagonistas, los auténticos pilares centrales de "Clerks", con el apoyo de Jason Mewes y el propio Smith, cuyos icónicos Jay y Bob no podían faltar, al igual que los cameos de Jason Lee, Ethan Suplee o Ben Affleck. Por su parte, el joven Trevor Fehrman está absolutamente impagable, cosa que no puede decirse de la insulsa Rosario Dawson, mero reclamo publicitario orquestado por los Weinstein (por si os preguntabais cómo llegó aquí), y la mujer del director, Jennifer Schwalbach, que resulta empachosa y muy detestable.
Pequeños fallos de casting seguidos de una banda sonora dudosa y algunas escenas de lo más innecesarias (¿a qué narices viene lo del baile y por qué coño le saluda la niña a Dante?). Más simpática que divertida, más gamberra que ingeniosa, esta secuela es ante todo un nostálgico, sincero y cariñoso homenaje que Smith desea realizar, no sólo al pequeño universo de Randal y Dante, sino al que ha ocupado todas sus obras desde entonces, brindando una innumerable cantidad de guiños al espectador, al que realmente lo sepa apreciar.

Al final, y para gusto de todos, el Quick Stop vuelve a estar remodelado y en funcionamiento, preparado para ser el lugar de las futuras aventuras que aguardan a unos por fin maduros Dante y Randal. El tiempo lo dirá.
Aun así es de no creerlo. Ojalá tuviésemos todos a amigos como Bob y Jay, ¿verdad?, con tanto dinero que no les importase invertirlo en nosotros. Pero es la magia de la New Jersey de Smith...la moderna, no la de los '90, claro...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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