Nueve canciones

Creo que el principal propósito de Winterbottom en este film es buscar el morbo y la provocación que le hacían falta para impulsar su carrera cinematográfica. Quiere ser recordado como un director original, rebelde y sin tapujos, desvergonzado e hilarante. Desde luego, publicidad ha conseguido, pero a muchos no nos ha convencido con este truco comercial. Los actores no transmiten nada, el argumento es tan simple y tan escueto que aunque pretenda ser poético no lo consigue. Pretenciosa desde el principio, puede que a muchos les haya parecido "guay" o atrevida, pero a mí no. Para empezar, no es una película, sino un videoclip erótico que cualquiera puede escribir y rodar en tres días. No se ha esmerado mucho, o esa es la sensación que ofrece el resultado final. La polémica que ha dado fama a otros directores a posteriori es lo que buscaba Michael Winterbottom a priori. Éste quiere imitar a genios como Lars von Trier, pero ni de lejos lo consigue.

Estamos ante un intento de película que intentan contar una supuesta historia de “amor” alternándola con diversas actuaciones de un concierto al que asisten también los protagonistas, cosa que aburre y rompe completamente el ritmo de una película ya que hay momentos en los que uno no sabe si se está ante una película o un video de un concierto.

El único interés que despertó esta película fue la utilización de sexo explicito para algunas escenas. Cosa no del todo cierto, porque esto no es ninguna película pornográfica, de hecho solo es en la última escena sexual entre los protagonistas cuando hay sexo “explicito”, las demás no lo son, son actuaciones. Quizá la novedad no está en que se haga sexo explicito (que no se hace), sino en que los actores aparecen por completos desnudos, quizá ahí estaba el interés. Por lo demás es una película sin ningún interés, a parte de ser una historia mal contada, y posiblemente lo más destacable sean esos planos imponentes sobre la Antártica y la escena en la que ella le lee un pasaje de un libro sobre el hielo, el iceberg...

Le he dado dos puntos extra por el "valor - originalidad" de tratar las secuencias de cama de una manera tan realista. Así que ya imagináis lo que me parece la película. Aburrida.

El ecléctico Winterbottom es uno de los directores más sobrevalorados de la actualidad, sus "moderneces" y movimientos de cámara me resultan cansinos, y ello a pesar de que ha realizado algunas buenas películas, siempre pretenciosas pero potentes, con fuerza, como "Camino a Guantánamo" y "In this world". Pero este hombre siempre intenta reivindicarse como "autor", el clasicismo narrativo no va con él.
"Nine songs" es totalmente fallida, de acuerdo con que nos muestre sexo explicito ( sobretodo oral ), pero, que narices, no cuesta tanto envolver todo esto con una historia coherente, o simplemente con una historia ( porque apenas la hay ). Y lo que resulta imperdonable es que las escenas de sexo sean lo más aburrido de la película, que con apenas 70 minutos de duración termina haciéndose larga. Conrad Son podría darle lecciones al inglés sobre como filmar un sexo juguetón, natural y divertido

Durante un concierto en Londres Matt (Kieran O'Brien) conoce a Lisa (Margo Stilley), una joven estudiante estadounidense de la que se enamora, iniciando así una relación de la que tan sólo se nos mostrarán dos aspectos, sus prácticas sexuales (mostradas de forma explícita, eyaculación incluida) y los varios conciertos a los que asisten.

Así de simple, Winterbottom no nos hace cómplices de los sentimientos de dichos personajes, es más, apenas nos da a conocer dato alguno de los mismos, sólo unos brevísimos retazos de su vida cotidiana y unos pocos comentarios que suenan vacíos. Sí, es cierto que entre las pocas interacciones de la pareja que no terminan en la cama vemos que, por ejemplo, Matt está más enamorado que Lisa (esto lo comprobamos cuando ella no le invita a la cena de Acción de Gracias), pero son insuficientes.

También es cierto que Winterbottom demuestra su maestría con la cámara, y que el trabajo de su director de fotografía es igualmente apreciable (véase la escena en la que los protagonistas son una mera silueta con el cielo de fondo), pero ello no evita que la película peque de poco profunda, incapaz de sostenerse simplemente intercalando escenas de sexo y música. Eso sí, la música de, entre otros, Franz Ferdinand, Super Furry Animals o Primal Scream es una maravilla.