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Mar adentro

Drama Ramón (Javier Bardem) lleva casi treinta años postrado en una cama al cuidado de su familia. Su única ventana al mundo es la de su habitación, que da al mar, donde sufrió el accidente que interrumpió su juventud. Desde entonces, su único deseo es morir dignamente. En su vida ejercen una gran influencia dos mujeres: Julia (Belén Rueda), una abogada que apoya su causa, y Rosa (Lola Dueñas), una vecina que intenta convencerlo de que vivir ... [+]
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Críticas 218
Críticas ordenadas por utilidad
27 de diciembre de 2007
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
De nuevo Almenábar, el otro genio de España, propinándole un jab al cine flojo y multimillonario de estos tiempos. Mar Adentro es una obra estupenda, que llega a lo más profundo: con ella se rescata la sensibilidad, el ente poético que existe en todos nosotros (y que las malogradas "películas de acción" pretenden hacernos olvidar). Gran trabajo de fotografía. Excelente reparto también, en especial Javier Bardem, que hace el mejor papel de su carrera. Ahora, dejando a un lado lo netamente artístico, tenemos una valiente entrada a un terreno considerado bastante espinoso por juristas, doctores y filósofos: ¿tiene justificación la Eutanasia?
David Alberto Campos
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26 de enero de 2006
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay dos cosas increíbles en esta cinta: primero, que Alejandro Amenábar, en su cuarta película y a los 32 años, haya alcanzado tal grado de madurez cinematográfica. Y segundo, claro, las interpretaciones: a destacar la de un Javier Bardem en estado de gracia, que a pesar de la diferencia física y de edad, y ayudado por una magnífica caracterización, borda el papel protagonista. Por no hablar de Lola Dueñas, auténtica revelación de esta película, que dibuja un personaje que parece sacado de la realidad (¡ese acento gallego!). Belén Rueda, en su primer papel protagonista en el cine, está a la altura, y todo el elenco de secundarios (varios de ellos premiados con el Goya) son magníficos.
En suma, una película absolutamente recomendable, que emociona y marca al espectador. La lluvia de premios que recibió está totalmente justificada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Nicky Santoro
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29 de enero de 2006
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un película magistral, a la cual nos tiene acostrumbrado este director de origen chileno. La construcción de argumentos se realiza en base a una historia fidedigna, y eso se hace notar en la peli gracias al magno inventivo del director. Una película que pasará a los tiempos como un verdadero testimonio de un hombre de alguien que quiso vivir... pero a su modo. Que le torció el cliché discurso a una terca iglesia, magistralmente reflejada, la cuál irrespeta las decisiones propias de un hombre y que las encaja en un selecto séquito de "hombres del mal".
La agilidad de los acontecimientos es atrapante. La sensación de profundo dolor del protagonista ante un destino adverso, hace creer una realidad de verdadera aflicción.

Un pelicula que pone sobre el tapete el tan controvertido tema de la eutanasia y que pone sesgo a una tozuda iglesia que cada vez pone más limitaciones a las decisiones de los seres humanos. Grande Amenábar
Eduardo
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21 de febrero de 2006
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí. Yo vi en directo la gala de los Oscar y me alegré mucho cuando la Paltrow gritó "¡España!", porque me gusta que alguien de aquí (aunque lo menos que yo soy es patriótico) gane un premio de cine tan prestigioso como es el Oscar.
Pero no debemos ahora ponernos "estupendos", porque la peli de Amenábar no está a la altura de los elogios que se han dicho sobre ella. ¿Es buena peli? Sí. ¿Es una gran obra? No.
Y no lo es porque el guión es equivocado, el enfoque no es el adecuado (Amenábar tenía una gran historia en sus manos y no la ha moldeado de la forma más correcta) y porque siempre hay algo que parece no arrancar, y que evita a la película convertirse en todo aquello que ya se ha dicho que es.
Eso sí, las interpretaciones son excepcionales, especialmente Javier Bardem y Mabel Rivera. Y, por supuesto, increíble siempre la fotografía de Aguirresarobe.
¿14 goyas? Desmesurado. ¿El Oscar? Injusto. Aunque como he dicho, me alegro de que con esta película haya conseguido la dura proeza de sumar un nuevo Oscar para nuestro país. Felicidades.
Escar
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26 de abril de 2014
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El otro día leía un reportaje sobre un joven de veintiún años diagnosticado a los cuatro de distrofia muscular de Duchenne, enfermedad degenerativa que sólo le permite, a día de hoy, mover la cabeza y uno de sus dedos. Se ha licenciado con honores, ha triunfado en un exclusivo bufete, ha hecho una fortuna, ha invertido en investigación científica y ahora anda de éxitos en el mundo del póquer. Quizás algunos le conozcáis, pero yo no diré su nombre, porque no creo que tenga derecho a escribirlo.

Espero que se me entienda cuando digo que, si hay que posicionarse en una causa, yo me uno al bando de los competitivos, de los optimistas, de los que tienen la heroicidad de ir superando y conquistando obstáculos, amando la vida en toda su miseria, dificultad y alegría. ¿Qué es eso de «vida digna», de «muerte digna»? ¡Qué ofensa más grande! Qué desprecio tan enorme a la voluntad y a la grandeza de esos seres humanos que viven contra todo prejuicio y lástima en una adversidad que el resto no podemos ni imaginarnos. Las ganas de vivir son algo personal e intransferible, y hasta se comprende el derrotismo y la depresión, pero que tomemos esta actitud como un derecho o que pretendamos normalizarla es lo que desconcierta, lo que produce rechazo. ¿Se es tan permisivo ante el deseo de morir cuando la persona no se encuentra enferma? Me parece a mi que no, así que algo falla en ese pretendido derecho.

El problema de «Mar adentro» es que es falsaria, inmadura y demagoga, no que promueva un alegato a favor del derecho a suicidarse, que quede claro. En la película no hay debate, no hay verdadera emoción, ni explicación a nada. El porqué de vivir o de morir requeriría de algo mucho más desolador y profundo, y Amenábar repite el mismo planteamiento sin que haya oposición al dogma de Ramón Sampedro. Su diálogo con el cura, que podría ser tremendamente interesante, no alumbra más ideas; vuelve a ser un qué-mala-es-la-iglesia, sin más. El colmo es cuando Ramón le llega a decir «cerebro de serrín» a su hermano, contrario implacable a la eutanasia, él que pide tanto respeto. Se atreve a llamarle «cerebro de serrín» a este buen hombre que se ha entregado a él por completo, se atreve a despreciar sus opiniones porque no son las suyas, él, que no admite juicios de ningún tipo.

«Mar adentro» tiene una factura decepcionante, en exceso blanda, claramente cursi, con tramas innecesarias (la de Belén Rueda, por ejemplo) y con una vocación lírica y poética pretenciosa, superflua, forzada, impostada, y además redundante; no hace falta que nos pongan los sueños de Ramón volando por los aires y besando a Julia. Queda mal, es un recurso que delata incompetencia para mostrar, insinuar los sentimientos y anhelos sin necesidad de deletrearlos de la manera más obvia. El montaje no ayuda mucho, y la intensidad brilla por su ausencia. Los actores son lo más rescatable, pero Javier Bardem no está tan excepcional como algunos aseguran.

Aunque mantiene el interés, el mar de sus errores y debilidades termina ahogándola.
Kaori
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