Mar adentro

Todo el mundo en España conoce, o al menos le suena de oídas, quien fue Ramón Sampedro. En su día generó un gran debate social su petición de morir dignamente. Hubo 2 bandos diferenciados, unos a favor de la eutanasia y otros en contra. Este es un tema en el que personalmente creo que ambos bandos tienen la razón, tanto los que defienden la vida por encima de todo como los que opinan que un hombre en su situación carece de una vida digna y tiene el derecho a suicidarse. Y sí, llamémoslo por su nombre, lo que hizo Ramón Sampedro fue eso. Puede que el camino opuesto que tomó Christopher Reeve, por ejemplo, sea más meritorio, más loable o como quieras llamarlo, pero tener una discapacidad tan terriblemente extrema como esa tiene que ser algo durísimo, algo insoportable con el paso de los años. Como he dicho anteriormente, creo que los dos bandos tienen razón en el debate sobre la muerte asistida. Así pues, tampoco me voy a extender más sobre el asunto en cuestión.

Centrándome ya en el filme, he de decir que no vi antes esta película porque me esperaba un melodramón de telefilme. Pensé que sería una aburrida historia bañada en un mar de lágrimas. Bueno, desde luego es una historia dramática (eso no voy a negarlo). Sin embargo, Alejandro Amenábar sabe contarla de forma que no aburra y para mi sorpresa lo hace sin caer en el dramón de telenovela. El filme es un bonito homenaje a la vida de Ramón Sampedro, y nos mete de lleno en su polémica idea del suicidio al no querer vivir la vida que le tocó tras el accidente. Me ha parecido una historia hermosa, dadas las circunstancias, conmovedora y muy bien narrada en todo momento. Sí que es cierto que Amenábar la edulcora un poco, pero es un producto que te llega al corazón.

En ese mismo año se estrenó otra película de temática parecida: “Million Dollar Baby” de Clint Eastwood. Tengo que reconocer que es mejor película que “Mar adentro”. Esa película sí que me dejó tocado un par de días, ya que fue durísima de ver, casi angustiosa. Eastwood no endulzó el relato en ningún momento y eso es lo que he echado en falta en la cinta de Amenábar. Y ojo que esta es una opinión personal mía, pues comprendo las críticas que alaban el humor elegante que desprende “Mar adentro” en algunos pasajes.

Y para terminar con mi crítica, señalar que las interpretaciones son de gran calado. Todos, repito, todos los actores hacen un gran trabajo. Desde el primero hasta el último están acertadísimos. Javier Bardem lo borda, Belén Rueda soberbia, Lola Dueñas y Mabel Rivera fantásticas… incluso hasta los actores más secundarios lo hacen fenomenal. En el plano actoral no tendrás la más mínima queja.

Quizás por el momento en que la vi... mientras la metástasis acababa con la vida de mi amado padre, ésta película me llegó especialmente. Por no hablar de los 17 años que mi querido abuelo estuvo convaleciente en cama esperando su "adiós".

Una profunda reflexión sobre la necesidad de regular la eutanasia. Algo sobre lo que nadie que no haya vivido una situación límite similar debería opinar, o no tajantemente.

Una batalla entre el egoísmo de nuestro corazón por mantener con vida aquello que no queremos perder y la razón y generosidad de dejar ir a quien la vida y Dios han abandonado a su suerte.

Con Mar Adentro Amenábar cambió de registro y se adentró en el género dramático. ¡Y de que manera! Mar Adentro es una obra profunda, casi poética, que rebosa belleza y maestría por todas partes.

Directo, al estomago, así comienza la narración, con un Ramón san Pedro que afirma que se quiere morir ya a los 2 o 3 minutos de película, avisándonos de que no estamos ante un drama superficial, si no que vamos a asistir a una película seria sobre la eutanasia. La película se muestra cruda en este sentido, y huye de adornos o recursos dramáticos fáciles. Con una narración brillante, y de la mano de un muy buen reparto, y especialmente de un magistral Javier Bardem, la película nos traslada a los últimos años de Ramón san Pedro, y nos invita a reflexionar sobre un tema tan polémico y tan personal como este. Para mí, el mérito de su director está en saber conducirnos a través de una trama que en ningún momento deja indiferente. El espectador ve a Ramón como un ser humano real, y es capaz de identificarse y plantearse a sí mismo en esa cama. El espectador, en definitiva, toma parte del debate moral que se nos plantea. A esto contribuye un guión sutil, con momentos y diálogos personales, que muestran además un Ramón cercano, humano, por momentos con sentido del humor, y que hace que saquemos una sonrisa mientras luchamos para no dejar espacar las lagrimas. La magnífica labor de Bardem, en una de sus mejores actuaciones, quizás la mejor de su carrera, contribuye a ello, y hace que nos creamos al personaje.

Hay quien dice que Amenábar se postuló en esta película demasiado a favor de la eutanasia. A mí no me parece en absoluto que sea así. Otra cosa es que el personaje que se nos muestra sí esté claramente a favor y la solicite, pero la película no engaña ni manipula a nadie, solo pone sobre la mesa un tema serio y tabú en nuestra sociedad, y lo apoya con una historia real, tal como fue (se nota que además, está magníficamente documentada por cierto), y deja al espectador su libertad para tomar parte del mismo, en un sentido o en otro.

Una gran película, en definitiva, como toda la crítica ya reconoció en su momento con todos los premios que cosechó, que nos muestra al Amenabar más trascendental, así como una actuación, la de Javier Bardem, para el recuerdo.

14 Goyas se llevó ésta película. Mi pregunta es ¿de verdad era la mejor en todas las categorías? Comprendo los seis premios de interpretación, porque la verdad es que todos los miembros del reparto están inmensos (en especial Maberl Rivera, Lola dueñas y Celso Bugallo).
Pero para mi gusto Mar Adentro es una película sobrevalorada. Agradable, entretenida y con algunas escenas para el recuerdo, sí, sobre todo aquellas en las que están presentes los tres actores antes citados. Pero no me convence como mensaje, y tampoco le veo nada especial al guión. Aquí Amenábar sale más airoso como director. Es simplemente una buena película, ni tan buena como se dijo en su momento ni tan mala como se ha promulgado dspués.

Lo mejor: Los actores y la dirección de Alejandro Amenábar.
Lo peor: El guión es más plano de lo que parece.

"Ser o no ser. Esa es la cuestión." Parece que Shakespeare nos lo dejó todo muy claro desde hace ya bastante tiempo. Pero la verdad es que siempre estuvo claro: estar vivo o no estarlo quizás sea, acaso, la decisión más importante que alguna vez tomamos. O que toman por nosotros. O que no tomamos en absoluto.