Conspiración de silencio

Otra vez el héroe solitario, otra vez el hombre justo y justiciero, una vez más el hombre indomable de gesto inmutable, una vez más... Spencer Tracy.

Tiene todos los ingredientes del Western, excepto la época en que se desarrolla -aunque si no fuese por el tren en el que llega nuestro protagonista, por su traje y sombrero, por el empleo de camionetas en vez de carruajes y por la condición de veterano de la II Guerra Mundial del personaje principal; apenas lo notaríamos-.

Un coro de actores de primer nivel, dan vida a unos personajes hechos a la medida de un paraje barrido por el viento, asolado por el calor y sometido al aburrimiento. Pero algo más se oculta entre las escasas calles del poblado y aquellos rudos pueblerinos parecen guardar algún oscuro secreto...

Mas no les desvelaré nada más sobre la trama, aunque ésta no sea la mayor fortaleza de la cinta sino que lo es la exhibición de grandiosos duelos entre sus intérpretes; donde se cruzan la miradas como se cruza el acero, donde se siente la angustia, el odio, el poder, la sorpresa... y el miedo.Y todo ello conducido por un gran especialista en cine de acción y a la vez tan buen director de actores cómo fue John Sturges ("Los siete magníficos", "La gran evasión").

La última vez que la vi fue hace seis años. Me pareció magnífica, estupenda a verdad. Ahora me ha parecido mejor si cabe.
Un director de los mejores: John Sturges, y un reparto absolutamente de lujo: Spencer Tracy, Robert Ryan, Lee Marvin, Anne Francis, Ernest Borgnine, y Walter Brennan.
Un guión muy bien estructura eleva la temperatura de la acción suavemente, sin prisas.
En 1945, un hombre con un solo brazo John MacReedy (Spencer Tracy) llega al desolado pueblo de Black Rock. Va en busca de Joe Komaco, un granjero japonés cuyo hijo le salvó la vida durante la guerra. Pretende agradecérselo. Pero la forma de recibir al forastero no es la mejor posible. Los vecinos son groseros, hostiles y es evidente que ocultan algo.
Hay algo de crítica política en toda la trama, la verdad frente al engaño, la luz frente a las tinieblas. Los que pretende ocultar frente a los que pretende mostrar.

John Sturges fusionó con arrojo y desabrimiento la intriga psicológica con el western en esta brillante adaptación de una novela de Howard Breslin, en la que deslumbran una sensacional puesta en escena y una absorbente narración de principio a fin.

Al margen de constatar actitudes racistas relacionadas con la posguerra y con la paranoia de la Guerra Fría, Sturges sitúa al protagonista en un ambiente desértico y desfavorable, una situación hostil que recuerda a la soledad del personaje central de "Solo Ante El Peligro" (1952), compartiendo también con el clásico de Zinnemann tanto la presencia del tren como el enfrentamiento dramático in crescendo.

El elenco es de auténtico lujo, ya que intentando intimidar al gran Spencer Tracy encontramos a gloriosos intérpretes como Robert Ryan, Lee Marvin o Ernest Borgnine.

Inspiración proveniente del western. Pero no uno corriente, sino uno elegante, de la mano de Spencer Tracy, con su siempre impecable traje. La astucia con Robert Ryan, y la impasividad serena y silenciosa, con Lee Marvin, como de costumbre. La actuación de la mujer en el metraje no tiene relevancia. Apenas aparece Anne Francis.

Todo comienza, cuando un día, en un pueblo alejado de la mano de Dios, llega un señor (Tracy) que inquieta la vida de sus residentes, preguntando por Komaco, pero sin obtener respuesta alguna. Solo miradas turbias. La union de los miembros del pueblo, impide su salida. Durante un largo trance, averigua el secreto. Con la ayuda de los más benévolos habitantes, consigue salir, y tras un cruce de disparidad violenta con Smith (Ryan), logra escapar, y ya por fin, termina con el misterio de ese antagónico pueblo.

He de decir que los western me disgustan. Me parecen aburridos e irritantes, pero éste se llevó la palma. Sencillo y bien logrado.

Mantiene la tensión hasta el último momento. Brillante dirección, con un guión estrujado de una historia convencional y llevado a un buen nivel, y unas interpretaciones de calidad, sobre todo Tracy y Borgnine.