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Relatos salvajes

Comedia. Drama La película consta de seis episodios que alternan la intriga, la comedia y la violencia. Sus personajes se verán empujados hacia el abismo y hacia el innegable placer de perder el control, cruzando la delgada línea que separa la civilización de la barbarie. (FILMAFFINITY)
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Críticas 331
Críticas ordenadas por utilidad
25 de octubre de 2014
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el film, Damián Szifrón, director argentino de estas historias enhebradas por la venganza, mantiene que ésta siempre es saludable aunque te lleve a la muerte. Mejor morir satisfecho que vivir con una cuenta pendiente.
Cualquiera de la seis historias te deja buen sabor de boca y más de una te arranca una sonrisa diabólica.
Las seis dejan bien claro la tesis que defienden pero sin lugar a dudas la redondez del guión, la filigrana del final cabal y la “vuelta de tuerca” están en las historias que yo he llamado “El adelantamiento inconveniente” y “La boda final”.
En “El adelantamiento inconveniente”, especie de ballet terrible que se danza al son de motores, dos conductores se sienten atraídos el uno por el otro y una y otra vez regresan el uno en brazos del otro hasta acabar en un antológico final que no voy a contar pero que recoge plenamente el odio del uno por el otro. Una gozada.
En “La boda final”, dónde se baila para festejar la ceremonia, lo que se proyecta es la carrera de dos enloquecidos conyugues que no se dan tregua desde que se inicia la salida de su desencuentro hasta un final inimaginable que hasta sorprende a los invitados que se van dejándolos por imposibles, solos, “odiándose tiernamente”. Otra gozada.
En ambas te engañas, vas imaginando el final previsible y a medida que este final se va superando y vas poniendo otro escalón, el director te va empujando, hasta llegar en ambos casos a un desenlace clamoroso de acierto y originalidad. Sólo por estas dos perfectas historias merece la pena la película.
Que en los entresijos de los seis cortos aparezca una cierta crítica a los abusos de los poderosos, tanto privados como públicos, no es más que la excusa para hilvanar fragmentos de vida que gracias a la rebeldía, que eso es la venganza, una rebelión contra lo que se cree una injusticia, lo sea o no, quedan en paz, serenas y tranquilas, saciadas.
A destacar en las otras historias:
En “Gabriel que estás en los cielos”, la imagen de esos dos padres que no saben que su hijo no quiere dejar de contar con ellos en el último viaje. Je, Je.
En “La última cena”, esa cocinera de veneno fácil más necesitada de hacer justicia que la propia víctima.
En “La grúa que fue a por lana y salió trasquilada”, la proximidad que un servidor de ustedes sintió con la víctima y la envidia con la solución que encontró. Les habrá pasado a muchos espectadores.
En “Culpable por poderes”, ese padre que dando muestras de por qué es el más rico y poderoso se rebela contra las ratas que lo acosan y da una lección de negociación al borde del abismo. Implacable el final.
Recomendable cien por cien. No cometan el error de no ir a verla. Sacaran ideas para por si acaso. Je,Je.
cinefiloman
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31 de octubre de 2014
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante que considero que este film es una obra maestra, y eso que me no acaban de convencer las películas que se componen de una suma de cortometrajes por la falta de unidad de la que muchas veces adolecen, aunque hay que reconocer que este caso sí que se da dicha unidad. Podríamos decir que el tema principal es el ser humano expuesto al límite hasta que explota, tratado todo ello con un aire de humor negro, aunque no en exceso y no siempre presente.

La película es argentina y contiene seis pequeñas o medianas historias. He querido señalar que es argentina porque puede ser relevante para algunos. Muchas veces a los españoles nos cuesta entender el acento argentino en el cine. En este caso puedo asegurar que se entiende todo, y que te metes en la vida porteña de una forma bastante potente.

Sobre la seis historias que se cuentan diré que hay tres de una duración más bien corta, entre cinco y quince minutos, que son la del avión, la del restaurante cutre, y la del coche de lujo en la carretera semidesértica. La del avión sirve de introducción antes de los títulos de crédito, tan solo dura cinco minutos, y hace las funciones de un muy buen aperitivo para lo que viene después. La del coche es puro humor negro tildado de tragedia, francamente magistral.

Las otras tres historias, que cierran el film, son verdaderos mediometrajes que servirían cada uno de ellos para hacer un largometraje de cierta duración. No puedo destacar una sobra otra. La del Bombita, protagonizada por un siempre efectivo Ricardo Darín, es impactante; la del niñato que atropella a un mujer embarazada es sobrecogedora; y, por último, la del banquete de bodas raya la genialidad, más cuando hay momentos que parece que se va a ir de madre, pero no, ahí está el director y también guionista para saber llevarla a buen puerto, un puerto porteño, valga la redudancia.
Luigi
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29 de octubre de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Puede el cine de evasión ser cine con mensaje? He escrito sobre muchas películas argumentando que sí, que sí puede serlo. Parece que a la mayoría de la gente le resulta más fácil admitirlo si ese cine no procede de Hollywood, pues se mal entiende a la meca del cine como un monstruo capitalista que devora el talento y la creatividad, pero no creo que, por ejemplo en estos Relatos Salvajes, a nadie le cueste admitir que es esencialmente cine de evasión, pero que diametralmente contiene un mensaje presente.

Porque por muy salvajes que sean estos relatos, tristemente, resulta difícil no identificarse con ellos. Tal vez el primero de ellos, titulado “Pasternak” y que sucede en el avión, sea el más casual y de formato sketch. Pero a partir del segundo, “Las ratas”, sobre la justicia poética contra el arraigado caciquismo, la pregunta ‘¿Qué hubiera hecho usted en esta situación?’, sobrevuela inevitablemente la sala de cine. Después viene un slapstick violento sobre la testosterona y la estupidez humana (“El más fuerte”); “Bombita”, una comprensible destrucción hacia y por la burocracia y el asalto institucional; una alegoría sobre la diferencia de clases y el control de la justicia y lo que es justo (“La propuesta”); y finalmente, y con toda su locura, una hostia en la cara a lo convencional (esas bodas que son como micro Gran Hermano del terror) la idiotez social y familiar, y una apuesta por la verdadera pasión en “Hasta que la muerte nos separe”.

En estos seis relatos, se presiona a sus personajes para que saquen a los animales que llevan dentro. Como hacen muy bien los argentinos, abstraerse del humor no es fácil, a pesar de que en realidad aquí se hable de la miseria humana y de los monstruos que llevamos dentro. Pero ver Relatos Salvajes es liberador, casi terapéutico. Todos sus intérpretes exprimen al límite su ingenio y su talento, llevándonos en una montaña rusa que nunca quieres que acabe. Y además de eso, la gran hipérbole que es realidad la cinta no hace más que alimentar su importancia desde un sentido del humor muy negro.

Elogio por último la capacidad de Damián Szifron para plasmar en cada uno de sus relatos un estilo y un género. Como he nombrado, están el sketch y el slapstick cómicos, pero también hay los retazos de cine social en “Bombita”, el cine pulp tipo Tarantino en “Las Ratas”, el cine negro en “La Propuesta”, o el despropósito coral, operístico y multicolor de “Hasta que la muerte nos separe”.

Si el espectador busca esa “amable” sensación de verse reflejado en la pantalla, de que le hablen de sus problemas reales, de identificarse con una historia… debería acudir corriendo a ver Relatos Salvajes. Eso sí, lo que va a encontrar es, efectivamente, salvaje.
jaly
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30 de octubre de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película que mantiene el pulso del humor negro durante las dos horas que dura. Ha sido sin duda, la sorpresa del año. Nadie se esperaba que fuera tan inteligente y salvaje al mismo tiempo. Una película argentina tan cuidada que supera a muchas de Hollywood. Con un presupuesto relativamente modesto, Szifrón ha hecho una película de seis historias diferentes pero al mismo tiempo con puntos en común como son la venganza, la violencia, el humor negro y la brutalidad en cada relato. La dirección tan hábil como traviesa, supera al cine de Guy Ritchie. El guión, gamberro y desenfrenado, hace que le espectador se clave en la butaca. Las interpretaciones son perfectas en cada personaje, cabe destacar al que ya es una leyenda del cine argentino Ricardo Darín. Pero no es solo estás cosas lo que hace que la película sea una obra maestra del género, sin duda han trabajado auténticos profesionales en montaje, fotografía, música, etc. Una película "salvaje" que te dejará con ganas de más.
Pedro Alarcón
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8 de noviembre de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los últimos años, el cine argentino se ha convertido en una industria referente dentro del séptimo arte. Títulos tan afamados como El hijo de la novia, El secreto de sus ojos o Nueve reinas son ejemplos de ello, obras que aúnan el éxito, tanto de crítica como de público. Caras tan conocidas como Ricardo Darin-La fuga, El mismo amor, la misma lluvia- o Diego Peretti -No sos vos, soy yo, La señal- o autores de prestigio como Juan José Campanella, el malogrado Fabian Bielinsky o Damian Szifrón se han convertido en habituales de nuestra cartelera. Este último es el responsable de Relatos Salvajes, cinta que ha sido elegida para representar al país sudamericano en los próximos Premios Oscar y que cuenta en la producción con el realizador manchego, Pedro Almodóvar.

Compuesto de seis historias que nada tienen que ver entre ellas, salvo el deseo de venganza y justicia que buscan sus protagonistas, Relatos Salvajes es una mezcla de comedia negra y drama en la que el espectador se puede ver representado con total facilidad. Situaciones nada descabelladas, en las que los abusos, la tiranía y la sinrazón se unen, consiguiendo formar esa gota que colma el vaso y que hace perder el control y resolver la situación de manera irracional y primitiva. Relatos que llevan como título Pasternak, Las Ratas, El más fuerte, Bombita, La propuesta y Hasta que la muerte nos separe.

Tras un prólogo brillante (Pasternak), el filme continua con las que quizá sean las dos mejores narraciones de la película. En Las Ratas, se ofrece al espectador una venganza servida en un plato bien frío, con un desenlace colosal. En cuanto a El más fuerte, se trata de la historia con mejor ritmo, más salvaje y con una mayor dosis de violencia que el resto del conjunto. En ella, Leonardo Sbaraglia -En la ciudad sin límites, El corredor nocturno- da vida a un 'yuppie' que insultará y provocará a un maníaco en una carretera poco transitada.

Los dos siguientes capítulos son probablemente los de menor entidad destacando en Bombita la actuación del siempre sobresaliente Ricardo Darin. La propuesta es el episodio más desagradable e incómodo por su contenido. De esta manera se llega a la parte final, que con Hasta que la muerte nos separe -sin duda el relato más divertido y exagerado- pone el broche a una de las cintas más sorprendentes del 2014.

Más sobre esta y otras películas en el blog: argoderse.blogspot.com.es
Daverunner
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