Corrupción en Miami

“Corrupción en Miami” es una decepción. Y no por su historia en sí o por detenerse en sus protagonistas y hacerlos oscuros y actuales (eso es un acierto), sino por no desarrollar en esa historia potente esa complejidad, esas historias cruzadas y ese verdadero suspense e interés que caracteriza las películas de Michael Mann. En su lugar, Mann se limita a entregar secuencias bellas unas tras otras, pero sin la pasión requerida o necesitada. Tampoco la historia hace demasiado por seguir interesando tras un arranque estimulante. El global es una película de acción entretenida, pero cuyas pretensiones caen cortas respecto a lo que finalmente da.

Tras la gran aventura autocontemplativa de Terrence Malick, Michael Mann amaga la caída de otro director respetado con un producto que roza en lo autocontemplativo y la autoindulgencia. Sin llegar a los extremos de El Nuevo Mundo, Mann ha rodado una cantidad inmensa de escenas cuya belleza podría decirse indiscutible, pero cuyo contenido, argumental o de cualquier otro tipo, es nulo. Esto incluye, entre otros, planos sin más interés que ver barcas naveganado por un mar vacío durante varios minutos, sin más que algún diálogo con el que dar la impresión de que algo está pasando delante del espectador.
La trama, que debería girar en torno a la infiltración de los protagonistas en un poderoso cartel de droga, es parada cada vez que se retoma la historia de amor, vacía e innecesaria, que contabiliza más de un cuarto del metraje, incluyendo algunas de las escenas mencionadas antes, y que además se usa para resolver la obra. Esta aventura sólo hace perder ritmo y veracidad al resto del producto, mucho más fuerte, constante e interesante.
Hay que agradecer que el resto de la película sí tenga gancho, al menos una vez se ha superado el obstáculo que supone el soporte en vídeo, con el que Mann insiste rodar, y la primera escena, demasiado brusca como intruducción. A partir de ahí se observa un planteamiento muy similar al de Heat, centrándose en los personajes y en cómo integran su trabajo con lo personal. Desgraciadamente, mientras que en Heat la situación de cada miembro del equipo venía determinada por su pasado, en Miami Vice se monta sobre lo poco que se supone sabemos de ellos, como personajes tópicos de serie televisiva que deberían haber sido.
Debo recalcar, como nota personal, por un lado el realismo de las escenas de acción, y por otro la gran contradicción que supone rodar con vídeo para luego, ya sea por medios digitales o alargando el rodaje, tener una tormenta permanente sobre la ciudad de Miami.

En definitiva, un producto pobre que podía haber sido mucho más si Mann hubiera aplacado su obsesión por las historias de amor conflictivas.

Lo mejor: Michael Mann realizó una correcta interpretación de la serie y dirigiéndola magistralmente, juegos de luces, cámaras, guiones, plasmó una bastante buena adaptación al cine.

Lo peor: Todavía la película no respira ese glamour que tenía la serie. En buena parte, porque aunque interpretan bien sus papeles, Farrell y Foxx, no son igual de creídos y horteras, que los actores de la serie.
Más riesgo por parte del guión, que cae de convencional y tópico. No hubiera estado mal que en la visión de cine, de Corrupción en Miami, hubiesen muerto los dos protagonistas, dándole así, una visión diferente y original para deleitarnos. Lástima.

"SCORE"=7

Me reconozco como admirador tanto de la serie original, como de su director (en mi opinión uno de los grandes del cine americano en la actualidad), como de Gong Li, nada podía fallar ¿o si?, pues si, a pesar de la entrega con que fui a verla, no puedo por mas que mostrar mi decepción ante un buen envoltorio vacío de contenido, la historia cojea por todos lados, la relación entre los personajes es absurda, y solo la estética del film logra que no nos durmamos, una pena.

Puede que sea demasiado oscura, vale; puede que no haga mucha justicia a la serie, también vale; puede que no sea lo que la gente esperaba de entrada, vale; puede que no sea tan brillante ni tan maestra como "Collateral" o "Heat", vale; pero "Corrupción en Miami" es una muy buena película.

Es un poderoso y reflexivo entretenimiento, dignamente ejecutado y tremendamente ameno y casi apasionante, pese a al exceso de oscuridad y sobriedad.

Muy buena nueva aportación de Michael Mann, no tan maestra, pero muy buena.