Juego de lágrimas

Si te gustan las sorpresas y eres ingenuo como yo, tienes que ver esta película. No leas nada de ella, sólo te la pones y ya verás.

Yo creo que la gracia de esta película es eso, sin saber ni tan siquiera la temática de la película, te pueda sorprender (para bien o para mal, pero lo hará). Me ha gustado su forma de abordar el tema, de como juegan aquí los sentimientos, y baila al son de la historia.

Además, mezclan dos temas super contrastados, que corría el riesgo de llegar a la ridiculez.

El director irlandés Neil Jordan sorprendió con éste drama romántico que mezcla pasiones prohibidas, rompe tabúes concretos y añade como fondo el conflicto del Ulster. Y es que su principal protagonista es Fergus (Stephen Rea), miembro activo del IRA que implicado en el secuestro de un soldado inglés (Forest Whitaker) acaba siendo amigo y confesor durante su cautiverio, previo a su inminente ejecución. Fergus mantiene la promesa de viajar a Inglaterra a conocer a Dil, la novia peluquera de Jody. El drama se precipita cuando entre ellos se inicia una relación incendiaria y que pone a prueba la capacidad de Fergus si seguir actuando como un fugitivo o el buen hombre que ha sido.

La película del director de “En Compañía de Lobos” (The Company of Wolves, 1984) Y “Desayuno en Plutón” (Breakfast on Pluto, 2005), ésta última con muchas referencias también al conflicto norirlandés, supuso el salto a la fama de Jaye Davidson (en parte gracias a su caracterización no muy alejada de la realidad), actor norteamericano afincado en Inglaterra y que un par de años más tarde interpretaría al villano Ra en la entretenida “Stargate: Puerta a las Estrellas” (1994) de Roland Emmerich. Boy George, tras casi una década sin los Culture Club, firmó la canción principal que da nombre al título de la película.

Una película de una belleza incontestable y de un mensaje demoledor en contra de la violencia y ante todo de respeto por la vida y el derecho a ser diferente. El gran Neil Jordan vuelve a mostrarnos una historia de redención y amistad en la que el IRA está de por medio y en la que las apariencias y secretos desaparecerán para sus protagonistas y sobre todo su amistad se pondrá a prueba.

Gran dirección y un excelente guión obra del mismo Jordan, y que se apoyo en un genial reparto en estado de gracia, empezando con un increíble Stephen Rea (cercano colaborador del director) que se deja la vida en el papel de "Fergus", un aspirante a terrorista que verá su vida cambiar al conocer a "Jody", un impecable Forest Whitaker que también se luce en un papel para el que parece haber nacido. Les acompañan un poderoso Jaye Davidson, una aterradora Miranda Richardson, Adrian Dunbar y por ahí aparece Jim Broadbent realizando una corta participación.

Una película que mantiene intacto su esplendor tras varios visionados al igual que el inolvidable tema central homónimo interpretado por Boy George. Sin duda un film muy recomendable.

Masterpiece neta de principio a fin, este film de los 90 me sumió en una suerte de nostalgia, supongo que por tiempos que todavía eran buenos -o por lo menos que nuestro presente nos los hacen sentir así. Aún era dable sorprenderse de ciertas cosas, todavía un aura de inocencia nos imbuía. Y por cierto que esta película nos tomó por sorpresa en su momento, pequeño shock que el paso de los años no ha borrado para nada.

Con factura de obra maestra, con notables méritos de dirección, guión y fotografía nos llega una portentosa historia de ésas que no se olvidan, de las grandes, las que nos revelan los trazos del mundo y la condición de los seres humanos. El mundo, con sus pujas, sus ideales en constante batalla, sus ejércitos revolucionarios o libertarios, su lógica implacable y violenta. Los hombres, con su razón y su corazón. El film juega con agresivos contrastes. El escorpión y la rana; Fergus y Jody -en bandos separados pero unidos instantáneamente por su común humanidad-; Jude y Dil encarnando lo femenino de muy diferentes formas. El yin y el yang en una danza trascendente.

El coro actoral juega en perfecto tono, impregnados de la magia, iluminados, cada quien transmitiendo lo que le corresponde: nos fascinan unos y nos repelen otros. Stephen Rea en estado de gracia, de la mano de Forest Whitaker y Jaye Davidson están realmente alucinantes. Y para rematar, una gran banda sonora, cuyo leitmotiv 'The crying games' se nos pegó al recuerdo de la película y prácticamente se han convertido en sinónimos.

Clásico instantáneo, perenne, sin tiempo, para revisar una y otra vez.

Un soldado británico es raptado por el IRA. Cuando éste muere, uno de los verdugos con el que había intimado va a visitar a su novia y entabla una relación con ella. Drama sobre terrorismo, bien conducido y con un guion más que aceptable. La ambientación y las interpretaciones son buenas.