Kick-Ass 2: Con un par

Recuerdo como me gustó y divirtió la primera entrega de "Kick-Ass" cuando la vi por primera vez. Aquel largometraje era todo un regocijo para cualquier fan del comic superheroíco y de la parodia humanizada.

Recuerdo un film realmente entusiasta en todas las escalas que tocaba: desde el emocionante lanze aventurero, pasando por la comedia y la sátira terrenal, las brutales e impactantes escenas de acción... y sobretodo la empatía que inundaba el film hacia la juventud desplazada, freak y arrinconada pero llena de buenas intenciones y deseos.

"Kick-Ass 2" mantiene ese sensato y cómplice tono de empatía y complicidad hacia esos corrientes adolescentes postergados, pero llenos de ansias de altruismo.

Esa es una de las cosas buenas de esta secuela: y es que sigue cuidando a sus personajes. Dave/Kick-Ass sigue siendo Dave/Kick-Ass, ese ordinario y joven freak tan ingenuo como despojado que nos va conduciendo con connivencia y regocijo por la narración. Mindy/Hit Girl en esta ocasión sufre un pequeño revés al pasar de la infancia a la adolescencia, pero su trama por "encajar en el instituto" también resulta enfática con acierto. Y por supuesto Bruma Roja (ahora convertido en un patético pero letal supervillano apodado "El hijoputa") está tan desternillante como siempre. Los intérpretes además están notables, destacando a una siempre aplicada Chloe Morezt y a un ocurrente Christopher Mintz-Plasse. Los personajes secundarios por su parte aportan también cierta diversión con bastante tino.

El guión también va regalando de nuevo, al igual que su predecesora, geniales momentos de humor agudo y verdaderamente ingenioso (no pude evitar alguna que otra carcajada con toda esa evolución del "hijoputa").

Lo único que le falta al guión de esta secuela es un poco más de factor sorpresa, ya que durante su trama superheroíca (sobretodo en su tramo final) hay muchas puntos en los que todo se puede preveer durante los enfrentamientos entre héroes y villanos, huídas, luchas, etc.

Pero a "Kick-Ass 2" no le falta ritmo, alma, intensidad o viveza. El libreto tiene carácter y descaro, los interpretes encajan a la perfección, y Wadlow aporta un compás perfecto donde la trama de risas y hazañas se va sucediendo con gusto de principio a fin. La banda sonora resulta de lo más adecuada (aunque están un pequeño escalón por debajo de la primera entrega) y las escenas de acción resultan sorprendentes (pero de nuevo, su predecesora resultaba un tanto superior).

"Kick-Ass 2" ya no sorprende tanto, pero no deja de ser una estupenda cinta muy potente y cómplice para todo el que disfrute del cine de risas entre frikis, fantasías superheroícas y peripecias de inadaptados.

Lo mejor: Bruma Roja/El hijoputa.
Lo peor:...

La secuela de Kick Ass, basada en el provocador cómic de Mark Millar y John Romita Junior, venía salpicada de la polémica surgida alrededor de Jim Carrey, quien, tras haber participado en ella, recomendaba al público no ver la película, por ser demasiado violenta. Salpicada de pullitas en las redes sociales con el propio Millar, uno podría sospechar incluso que se trataba de una estrategia de marketing por parte de Jeff Wadlow y su equipo.

Con un buen arranque, vuelven las desventuras de Dave y su compañera Mindy (una gran Chloë Moretz, probablemente, lo mejor del film). No obstante, igual que acontecía en la primera entrega, la violencia se suaviza con respecto al cómic, aunque no lo parezca; de cualquier modo, las adaptaciones del libreto se centran en suavizar el gore emocional que Millar si tiene con sus personajes, aquí más adaptados y triunfadores. Hay que entrar a todos los públicos, lo cual acaba desvirtuando los auténticos sinsabores del grupo de héroes callejeros.

Quien peor lo ha llevado ha sido Red Mist, no porque su actor no lo haga bien, sino porque, siendo un personaje ya bastante difícil de soportar en las páginas, Romita logra darle una momentánea y extraña dignidad en algunos momentos. La hiperbólica forma de presentarlo lleva al debate de quién es más indeseable y digno de morir apuñalado en la gran pantalla, si él o Joffrey Baratheon.

Da la sensación de ser muy rompedora y macarra, bebiendo de la frescura que tuvo en su primera parte, no obstante, es mucho menos oscura que el cómic y suprime algunos de sus aspectos más innovadores sin un fin artístico cinematográfico.

Entretiene y se pasa un buen rato, pero deja la sensación de ser prescindible...

¿Se atreverán con la precuela de Hit Girl?

En base a la pregunta que pongo como título en esta humilde crítica, me embarco en una breve y seria observación en torno a esta secuela/segunda parte/continuación.... Llámenla como ustedes precisen.

Si la primera destacaba por su originalidad creativa (me refiero en termino fílmico, sabiendo que el material no es original). Esta se decanta por seguir ese creatividad y no caer en rupturas desastrosas. Y en eso hay que mirar irremediablemente como no a Wadlow, su director.

Y porqué me fijo en ello? Básicamente al contemplar que no hay nada fresco en esta nueva película de este mundo creado del cómic. Para explicarlo mejor, tu si ves de forma seria una película esperas ver algo diferente si viene precedida por otra con la misma trama. Porque si juegas al mejor no tocar lo anterior puede que provoques que sea lo que veas aburrido (pese a ser bueno o no), rancio,... No con ello quiero decir que se haga énfasis a romper de forma radical con los esquemas, pero si replantear el modo de ver de este universo, porque te das cuenta de que hay una evolución por que han crecido los actores y poco más.

Otra cosa que podemos denotar en ella es que se deja más espacio en el metraje para la violencia por doquier y a las escenas de instituto sobretodo a lo "chicas malas" (en referencia a las compañeras de Mindi), enturbiando lo que es la trama como tal y perdiendo a veces el rumbo.

Poniendo termino final, quiero decir que es buena como entretenimiento pero no como continuación en su predecesora.

Secuela de la película del año 2010 protagonizada por Aaron Taylor-Johnson y Chloë Grace Moretz, donde un adolescente bastante normal decide convertirse en un superhéroe sin superpoderes para combatir a los malvados.

En este film, la sociedad está llena de personas igual de normales que hacen de superhéroes, inspirados en el personaje de Kick-Ass, el cual ahora se encuentra totalmente retirado de esto, algunos bastante risibles.

El hijo del antihéroe de la primera película, repite aquí siendo un individuo más despiadado y con un plan a mayor escala, básicamente en busca de vengar la muerte de su padre, por lo que las cosas se ponen más violentas en esta segunda parte.

Por otro lado, un grupo de héroes se comienzan a juntar para formar un equipo y combatir el mal, se logra observar cada triste figura, pero bueno, tienen la intención buena, igual no miden el peligro real al que se enfrentan.

Efectivamente (y hasta por increíble que parezca), en Kick-Ass 2 es más violenta y sangrienta que su antecesora, e incluso me parece que más divertida, salvo un desfase que tiene con un humor tonto en cierto momento con unas chicas.

La película cumple, sin ser nada del otro mundo, Wadlow peca un poco en el uso de la cámara en mano en algunas peleas donde prácticamente no se puede apreciar nada y marea, pero intenta mantener el espíritu del trabajo de Vaughn.

Lo violento de nuevo no es un problema para mí, no me afecta en lo más mínimo, una segunda parte bastante aceptable, que sigue en la línea de la primera (aumentado como ya mencioné), así que si no les agrado Kick-Ass, menos les va a gustar Kick-Ass 2.

Decir que esta secuela era innecesaria (o cualquier secuela) es arrancar con el dedo atrás. Si una secuela sale mal, entonces era innecesaria; pero si sale bien ya estamos bajando los avances de la tercera. O sea: todo depende del resultado final, nada es innecesario. Kick-ass 2 no tiene lo que su predecesora. Lo que aquella sumaba en impertinencia, ésta lo deriva en llano humanismo. Ni bien ni mal, pero cuando le tenes pavor al riesgo se nota.

Porque esta secuela se focaliza en cuestiones que atañen al hombre/niño que no deja de ser cabal y común dentro de un mundo cruel y duro, pero tan cabal y común como ese hombre niño. Nada se aleja de los papeles de cualquier peli de superhéroes. Parecería que la idea era realinear el destino de Kick ass en tanto producto pochoclo, quitarle sangre y ajustar las riendas. El problema es que si te mostrás cauto mientras adaptás un comic negro la cosa se vuelve insípida. Ya no es sucia, ahora es freaky, roza lo simpaticón, lo bizarrito. Por suerte orienta el argumento en una salida esperable: que la manía por ser un héroe se viralize. Pero los tonos solo se dejan ver, ya no golpean. Kick ass alude a "patear culos", y la primera lo tomó al pie de la letra, la segunda te muestra como se va a dar el golpe. Y Kick ass debe ser cualquier cosa menos elegante.

No es que le quite mérito: las decisiones formales dan como resultado una obra decente, pero demasiado púber. Chloe ya no es esa mocosa extra galáctica; Aaron piensa y actúa como un tío contemplativo; el malo maloso se viste de bufón; Jim Carrey desaparece antes de actuar...pero quizás la madre Rusia rescate algo de esta peli capullito, una suerte de eco de la primera obra.

En resumen: que teniendo todas las cartas como para afirmarse en su subversión, esta secuela se decanta por la finesse, casi el colmo de la corrección, dentro de un guión que de anárquico no tiene nada. De tan calculado todo se ha vuelto humano.

Kick Ass tenía esa magia indefinible que surge de la esquizofrenia de un genio. Ésta, pues ya no.