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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Juan Rúas:
6
Acción. Comedia Después de que la loca valentía de Kick-Ass (Aaron Taylor-Johnson) inspirara a toda una oleada de nuevos defensores del bien dirigidos por el implacable coronel Barras y Estrellas (Jim Carrey), nuestro héroe decide unirse a ellos. Pero cuando Bruma Roja (Christopher Mintz-Plasse), que regresa con el nombre de El Hijop**a, decide deshacerse de esta panda de superhéroes aficionados, solo Hit Girl (Chloë Grace Moretz) podrá impedir que los ... [+]
25 de octubre de 2013
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Decir que esta secuela era innecesaria (o cualquier secuela) es arrancar con el dedo atrás. Si una secuela sale mal, entonces era innecesaria; pero si sale bien ya estamos bajando los avances de la tercera. O sea: todo depende del resultado final, nada es innecesario. Kick-ass 2 no tiene lo que su predecesora. Lo que aquella sumaba en impertinencia, ésta lo deriva en llano humanismo. Ni bien ni mal, pero cuando le tenes pavor al riesgo se nota.

Porque esta secuela se focaliza en cuestiones que atañen al hombre/niño que no deja de ser cabal y común dentro de un mundo cruel y duro, pero tan cabal y común como ese hombre niño. Nada se aleja de los papeles de cualquier peli de superhéroes. Parecería que la idea era realinear el destino de Kick ass en tanto producto pochoclo, quitarle sangre y ajustar las riendas. El problema es que si te mostrás cauto mientras adaptás un comic negro la cosa se vuelve insípida. Ya no es sucia, ahora es freaky, roza lo simpaticón, lo bizarrito. Por suerte orienta el argumento en una salida esperable: que la manía por ser un héroe se viralize. Pero los tonos solo se dejan ver, ya no golpean. Kick ass alude a "patear culos", y la primera lo tomó al pie de la letra, la segunda te muestra como se va a dar el golpe. Y Kick ass debe ser cualquier cosa menos elegante.

No es que le quite mérito: las decisiones formales dan como resultado una obra decente, pero demasiado púber. Chloe ya no es esa mocosa extra galáctica; Aaron piensa y actúa como un tío contemplativo; el malo maloso se viste de bufón; Jim Carrey desaparece antes de actuar...pero quizás la madre Rusia rescate algo de esta peli capullito, una suerte de eco de la primera obra.

En resumen: que teniendo todas las cartas como para afirmarse en su subversión, esta secuela se decanta por la finesse, casi el colmo de la corrección, dentro de un guión que de anárquico no tiene nada. De tan calculado todo se ha vuelto humano.

Kick Ass tenía esa magia indefinible que surge de la esquizofrenia de un genio. Ésta, pues ya no.
Juan Rúas
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