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Carros de fuego

Drama En 1920, Gran Bretaña contaba con dos atletas excepcionales: Harold Abrahams y Eric Lidell. Las razones que los movían a correr era tan diferentes como sus vidas: pertenecían a mundos distintos, cada uno tenía sus propias creencias y su propio concepto del triunfo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 67
Críticas ordenadas por utilidad
18 de julio de 2009
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El británico Hugh Hudson, que tiene en proyecto adaptar "Homenaje a Catalunya" de George Orwell con Kevin Spacey, siempre ha sido un director de irregular trayectoria empeñado en realizar producciones dignamente series y con una cierta y excesiva rigurosidad histórica con su dosis de ética y humanismo añadidos.

En "Carros de Fuego" se sirvió de la gesta de los atletas ingleses que corrompieron sus principios elementales y obligatorios de religión y conformismo con el fin de desafiar tales disciplinas haciendo lo que precisamente deseaban desde sus corazones: valerse por el país que les ha dictaminado vivir bajo ese peso moral. Y su objetivo es adueñarse de los Juegos Olímpicos de París de 1924. Harold Abrahams (Ben Cross) educado en la tradición judía antes de su conversión en Cambridge y Eric Liddell (Ian Charleson), miembro perteneciente a la Iglesia de Escocia, traspasaron dichos umbrales para desafiar a sus propios dioses y llegar a la meta final, a la Gloria, sacudiendo los pilares educativos y familiares en que se sospesavan.

Pero sin duda aquí el gran triunfador fue Evangelos Odysseas Papathanassiou, alias Vangelis, y su ya demasiado escuchado tema central para tan emblemático film con su secuencia inicial en la playa. Pero a Vangelis todavía le faltaba componer joyas para películas como "Blade Runner" y ya muy lejos quedaban esos viejos tiempos con su primo Demis Roussos en Aphrodite´s Child.

Hugh Hudson no levantaría cabeza más y solo se le recuerda su nombre ya de paso con el de "Carros de Fuego", no sin antes mencionar, por méritos claramente musicales, al compositor griego anteriormente citado. Un par de años más tarde Hudson sobreviviría con la sobrevalorada "Greystoke", pero ni crítica ni público le perdonarían el derroche que supondría "Revolución", una historia sobre la Independencia de los Estados Unidos estrenada en 1985 e interpretada por Al Pacino y Natassja Kinski. El director inglés tuvo que darle explicaciones a su acreedor Sir Lew Grade que solo quería conocer los beneficios ya saldados en superproducciones como "Jesús de Nazareth" o "Los Niños del Brasil".
Natxo Borràs
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29 de marzo de 2011
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oscarizada producción, con genuino sello “british”, en torno a la historia real de dos atletas británicos durante las Olimpiadas de París, en 1924. Además de la presión propia de la gran competición, unida al imperioso deseo de ganar, ambos atraviesan serias contradicciones morales: el uno, porque no acaba de encajar en la sociedad inglesa debido a su origen judío; el otro, ministro de la Iglesia de Escocia, por sus profundas convicciones religiosas que condicionan mucho su carrera deportiva. Las interpretaciones son excelentes, tanto como la cuidada ambientación, factores ambos típicos del cine británico. Punto y aparte merece la banda sonora, famosísima composición del griego Vangelis Papathanassiou, que ganó un merecido Oscar. La película en su conjunto resulta sólo entretenida. No se puede negar que tiene mucha calidad, pero resulta un tanto fría y distante.
En total, el film obtuvo cuatro Oscars, lo que constituyó un enorme éxito para el cine británico, que andaba de capa caída por aquel entonces. El productor ejecutivo fue Dodi Al Fayed, que años más tarde se haría tristemente famoso por ser el acompañante de Lady Di, muriendo con ella en aquel trágico accidente en el parisino puente de L’Alma. Otra trágica coincidencia fue el destino de dos de los actores del film, Brad Davis e Ian Charleson: ambos murieron de sida diez años después.

Escena para el recuerdo: El alumno Abrahams (Ben Cross) almuerza con los rectores de Oxford. En un momento dado, mientras toman el té, el rector de Trinity (John Gielgud) le pregunta por el origen de su entrenador, Sam Mussabini (Ian Holm), del que “teme” que sea italiano. Abrahams contesta: “Sólo es medio italiano”. A lo que el estirado docente inglés responde: “¡Ah, me siento aliviado!”. Entonces, Abrahams aclara: “En realidad su otra mitad es árabe, señor.” El rostro del rector se vuelve lívido por el disgusto y, por un instante, es incapaz de articular palabra...
Gilgamesh
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30 de agosto de 2011
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primero quiero decir que esta película se merece estar entre las mejores películas por méritos propios. Las actuaciones, en especial las de Ben Cross e Ian Charleson son de las mejores que he visto, y la banda sonora, en especial la BSO que abre la cinta es magistral. La ambientación es muy buena, dado al poco presupuesto que tenía la cinta (en un principio era de 4.2 millones de dólares que se dispararon hasta los 6 millones). En fin, si te gustan las películas de época, te recomiendo que veas esta película.
Javier
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2 de febrero de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hugh Hudson dirigió con sensibilidad y exquisitez pastelera esta cinta de dos corredores británicos reales, de los años 20 del pasado siglo, cada uno de los cuales corría por razones diferentes, pues diferentes eran sus credos y su concepto del éxito. Buen guión de Colin Welland y una banda sonora que ya se ha convertido en un icono de las BSO, compuesta por Vangelis (un Oscar de los cuatro que consiguió la película: excesivo).

Las escenas de competición, sobre todo las rodadas a orillas del mar son antológicas, con cámara lenta incluida y otros aspectos técnicos de gran belleza como la fotografía esplendente de David Watkin.

Fui con mi madre y un hermano a Cádiz a ver esta cinta. Mi madre, cinéfila donde las haya, salió encantada y para celebrar nos fuimos a cenar a un restaurante chino ¿no es eso felicidad?

Por supuesto ajenos y ni falta que nos hacía, de que la historia chauvinista de Hudson y Welland fuera un ‘brindis al sol’, pues los Juegos olímpicos 1924 en París supusieron un tremendo fracaso para los británicos. Pero los rollitos primavera cerca de la Caleta y esa templanza gaditana estaban por encima de los ‘blufs’ británicos ¡Ah! Y de postre la dulcínea música Vangelis. Amén.
Kikivall
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19 de noviembre de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Observo que esta película no tiene mucho término medio en cuanto a las opiniones, o gusta a rabiar por lo que representa y por su concepción estética o es catalogada como coñazo solemne. Voy a darle la razón a los que la alaban y a sus detractores; por eso yo me quedo en una paradógica puntuación media, no llega al 6 pero tampoco es un 5 por sus buenas intenciones.

En cuanto a las loas. Es un film estéticamente impecable, victoriano hasta la médula. Contiene escenas inolvidables como la de la carrera por la playa, muy épicas, tan plásticas que no denotan sufrimiento por parte de los atletas.
Cuenta la historia dual de dos corredores que proceden del mismo país pero de diferentes entidades sociales, por tanto, con dos personajes muy contrapuestos pero muy logrados psicológicamente. Las interpretaciones se sobreentienden, hablamos de actores británicos con mayúsculas, las dos cosas, actores y británicos.
La música por supuesto es uno de sus mayores activos y le otorga otra dimensión a cada escena y en general al cartel. Los diálogos son muy maduros, repletos de magníficas frases. Las escenas olímpicas correctas. Y hasta aquí lo bueno.
Pero en su debe tiene otras tantas cosas malas. Primero el ritmo, ¡para criticar yo una película británica victoriana por ausencia de ritmo, ya se puede decir! Por momentos resulta aburrida, somnolienta. El guión es demasiado simple para el metraje de la cinta por eso el resultado es el esperado para estas lides, escenas interminables ahogadas en lagunas de concentración para el espectador.
Expresa dramas interiores un tanto ridículos y sobredimensionados, en la interiorización humana es muy excesiva, adorna la simpleza y poco más. El British ADO deja a la pelicula en muy mal lugar porque por momentos parece mera propaganda Imperial.

En fin, entre 5 y 6 hoy me quedo con 6 y a lo mejor mañana cambio.
Hammersfall
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