¿Dónde está Kyra?

Desde 2013 que rodó "Malavita" de Luc Besson se le había perdido la pista a Michelle Pfeiffer, pero reapareció con fuerza en 2017 con "Madre", "Antman y la Avispa","Asesinato en el Orient Express" y esta película independiente rodada en 18 días por Andrew Dosunmu.

Es un film oscuro y realmente triste, y para ello el director nos sumerge en escenas con poquísima luz y desenfocadas, una música chirriante que te pone nervioso, muy pocos diálogos y escenas dolorosas de soportar. Son personas con cero recursos, al borde de la pobreza y que solo les falta un click para acabar viviendo en la calle.

Pfeiffer interpreta perfectamente a Kyra una mujer sombría y sin alegría por culpa de que todo en la vida le esta saliendo mal. Tras la muerte de su anciana madre con la que vivia desde su divorcio gracias a su pensión, conoce a Doug (Kiefer Sutherland) que se encuentra también en una situación similar, consiguiendo levantarle un poco el ánimo. Pero un error administrativo hace que los cheques de su fallecida madre sigan llegando, así que sin ningún recurso a la vista, toma una decisión comprometida. 

Pero los personajes carecen de profundidad, todo va continuamente en la misma dirección, explicandote pocas cosas en escenas larguísimas, llegando a resultar muy forzado para que el resultado sea doloroso consiguiendo ser muy repetitivo. Aburre y deprime a parte iguales.
Destino Arrakis.com

Cine independiente de muy buena calidad. La pareja protagonista, Michelle Pfeiffer y Kiefer Sutherland, es de lejos lo mejor de la película: la primera haciendo una sobresaliente interpretación como una cincuentona divorciada desempleada, que cuida a su enferma madre, y el segundo como un alcohólico en busca de redención. Para subrayar a Pfeiiffer que hace una interpretación magnífica, mostrando una vez más (como en los últimos años) lo mucho que tiene para dar al Hollywood actual.

Aparte de las actuaciones me ha gustado mucho la dirección, la fotografía y la música, que están impecables. Mediante los planos grises, el ritmo lento pero eficiente, y una escenografía que juega con luces y sombras, el filme logra proyectar un ambiente de pesimismo, nostalgia y desesperanza que acompaña desde principio a fin a los protagonistas. La música ofrece por momentos un aire terrorífico a las secuencias, en particular al de la anciana en medio de la calle. Espectacular.

El mensaje del film es claro y sin adornos: "Where is Kyra?" es un retrato agrio sobre la vulnerabilidad a la que se ven expuestas las personas mayores de 50 años en la sociedad capitalista. Kyra es una mujer atrapada entre su angustioso desempleo; sus deudas; en su incapacidad para sanar las heridas emocionales de su divorcio y la muerte de su madre; el eminente desahucio de una impagable hipoteca; la soledad y un romance con un terno perdedor.

Es una película dura, pesimista, pero realista. No apta para quienes van buscando historias de triunfos y finales felices (tan propio del cine yanqui).

Esta película es uno de los más potentes ejemplos de cómo el cine de los finales felices puede también fabricar dramas filmados exquisitamente, con actuaciones impresionantes. Este relato visual sumerge tanto al espectador en la pobreza y en el dolor de la soledad, que puede ser abrumador. no es para todos los paladares, pero es que justamente las mejores películas, a mi criterio, son las que apuntan a determinadas papilas gustativas, no a todas. Michelle Pfeiffer está increíblemente potente, llevando adelante su personaje con una persistencia propia de la supervivencia en una sociedad cruel y sofocante. Y justamente esa crueldad, esa realidad social que tanto le cuesta mostrar a Hollywood, es el motor que activa a la protagonista para encontrar alternativas, para interpretar un personaje moralmente bizarro.

Los personajes carecen de una mínima solidez, son como nubes anónimas que pasan. Las tomas artificialmente desnaturalizadas. Escenas hiperlargas que agotan y te hacen coger el mando y ponerlo en velocidad rápida.
La película a pesar de contar con una gran actriz es muy aburrida desde el principio y estas deseando que algo menos superficial suceda.

Andrew Dosunmu no tenía bastante con la dura realidad de Kyra*(1) que se permite el lujo de cargar tanto las tintas que las convierte en inasumibles para gran parte del respetable, y eso lo logra haciendo uso de todos los elementos propios del cine independiente del más categórico: lobreguez constante, lentitud narrativa, escenas presumiblemente huecas y planos imposibles.

La película no engaña a nadie, pues basta el primer segundo para saber de qué palo va "¿Dónde está Kyra?". Es distante, lenta, casi antipática. Por cómo trata a los personajes y a los propios espectadores, casi de refilón, sin ofrecerles ningún aliciente, más allá de Michelle, claro. A propósito, ¿Quién nos iba a decir que veríamos, en ese rostro esculpido por los dioses, a alguien ajado, consumido, prácticamente cadavérico? ¿Quién nos iba a decir que sus celebrados pómulos iban a denotar tal angustia? ¿Quién nos iba a decir que esa encomiable delgadez serían insignia de la mayor de las desesperaciones?

Para todos los que pueden pensar que se trata de una actriz que sólo participa en mega producciones de Hollywood encarnando personajes frívolos y siempre atractivos, ricos y victoriosos, aquí demuestra un compromiso asombroso que incluso yo desconocía. Confieso que jamás imaginé verla en una alcantarilla como esta, pues la película es tan radical que parece francesa, alemana o incluso polaca y, el personaje, el sueño húmedo de Jennifer Jason Leigh. Pero la Pfeiffer va y te lo hace igual de bien o incluso mejor.

Una producción realmente angustiante, en la que lo importante no es lo que le ocurre a Kyra o cómo terminará el asunto, sino empaparnos de esas vidas miserables que están entre nosotros. Entrar en su mundo y deprimirnos con ella. Y lo logran.