Evolution

Para hablar de una película tan especial como Evolution existen dos opciones: describir la experiencia que supone visionar la película o intentar descifrar la historia desde un punto de vista estrictamente personal. Las dos posibilidades pueden parecer antónimas, pero en verdad son complementos casi inseparables, ya que las películas de Lucile Hadzihalilovic impactan a nivel sensorial para, posteriormente, desplegarse como un conjunto riquísimo de ideas y de matices. Con una particularidad: el espectador que no haya accedido al universo de la obra difícilmente podrá llegar a consideraciones o lecturas demasiado profundas. Así es la filmografía de la cineasta gala: un cine rocoso con tendencia a los silencios y a la contemplación, formado por unos fotogramas que pueden resultar evocadores o, simplemente, una tortura.

El argumento de Evolution retoma las constantes de Innocence y las completa con una atmósfera gótica, marina y femenina que recuerda a los mejores relatos de H. P. Lovecraft. Hadzihalilovic trabaja a partir de sensaciones y de intuiciones, por lo que intentar racionalizar su discurso sería un grave error. Evolution no es una película narrativa, así que no puede explicarse: ni tan siquiera puede trazarse una sinopsis al uso. Así que puestos a precisar la experiencia fílmica de Evolution, puede decirse que el film es un viaje hipnótico e incómodo a las interioridades de una isla con muchos secretos. Y si se trata de poner un poco de concierto a los 70 minutos de metraje, el film me parece la alegoría de una maternidad que, al no querer hacer frente al crecimiento de sus retoños, idea un sistema cruel para perpetrar la especie y parapetarse del mundo real que se esconde mar adentro. También el recorrido de un niño que, al tomar conciencia de su cuerpo y de su entorno, pone en jaque el orden establecido hasta acabar expulsado de un paraíso que nunca fue tal. Pero todo lo dicho puede ser una aproximación acertada o no, incluso puede cambiar en futuros visionados. Vaya, que con Evolution sólo existe un consejo: véanla. Para amarla profundamente u odiarla de forma visceral.

@Xavicinoscar, Cinoscar & Rarities
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Espectáculo visual y sonoro ambientado en un misterioso enclave de Lanzarote. Una delicia para los sentidos, película para sentir y dejar volar la mente. No tiene moraleja, ni le busques explicación a la historia, porque las hipótesis pueden ser múltiples y variadas. Lo mejor del festival de San Sebastian. Media sala aplaudió la extraña y originalísima obra que contempló, mientras la otra media guardó silencio indignada por no haber entendido nada.

En un pequeño y alejado pueblo ubicado en una zona costera donde solo habitan niños con sus madres, vive Nicolas (Max Brebant), uno de estos chicos que un día nadando en el océano observa el cuerpo de unos de sus pares ahogado, a partir de ese momento comienza a cuestionarse la vida en este lugar. Más aún cuando pocos días después se enferma y es recluido en un hospital, recibe una extraña operación que también han recibido el resto de niños en este lugar.

Evolution es una extraña película que fue estrenada casi en conjunto en el Toronto International Film Festival y en el Festival de Cine de San Sebastián del 2015, en este segundo evento fue reconocido con los premios a Mejor fotografía y Premio especial del jurado. Segundo largometraje de la cineasta francesa Lucile Hadzihalilovic, quien como ha sido en la mayoría de sus trabajos previos (contando cortos) narra sus historias desde el punto de vista de algún infante.

Cuenta con guion propio, coescrito junto a Adelante Kavaite y con colaboración de Geoff Cox. Un largometraje que es ejecutado con muchos silencios, donde la mirada y curiosidad del protagonista es el que va develando la trama, con escasos y apenas básicos diálogos que poco o nada aportan al misterio del aura que envuelve la película. Todo dentro de la perspectiva de qué se está observando, quiénes son estas mujeres, qué hacen.

Si algo se debe agradecer de esta propuesta de Evolution, es que la realizadora sigue con su línea de pensamiento desde el inicio hasta el final, a saber, no decide resolver de forma tonta o sencilla su argumento, lo cual hubiera quebrado por completo la línea argumental y la coherencia interna del relato, más allá de esto ofrece un cierre de liberación del protagonista, ante el consentimiento de su madre por dejarlo ir.

Curioso largometraje, como su mismo protagonista, que deja una lectura alrededor de la maternidad, o mejor dicho, la construcción de una sociedad matriarcal completamente, que dentro del elemento fantástico que propone deja algo antinatural, por lo cual una verdadera sociedad es aquella donde la existencia de hombre adultos es lo normal (independientemente, de sí sean pareja o no de las mujeres), esto finalmente es aquella costa iluminada que Nicolas observa a lo lejos desde su barco.

La estrella de mar sin duda es uno de los seres que mas curioso resulta en cuanto a sus diferentes maneras de reproducción, aquí Lucile Hadzihalilovic se inspira claramente en ella, haciéndola musa de su historia para brindarnos una interesante ficción distópica.
Al igual que con el cine de David Lynch con ella se habla del disfrute sensorial y se denomina error a la búsqueda de una trama, personalmente me gusta tirar de la subjetividad, jugar con ello y encontrarle un sentido a lo que veo aunque no acierte con el planteamiento o la motivación real del director/a.

Evolution... Y no es esa bazofia Hoywood con David Duchovny, no! Es una película francesa que nos cuenta una historia distopica que coquetéa con el cine fantástico pero desde una perspectiva bastante cruel.
Ante todo se destaca una fotografía formidable y una dirección muy peculiar que de a ratos recuerda a Tarkovky (por su pulso y potencia) y en otras ocasiones al cine de Jeunet (en la época de Delicatesen y La ciudad de los Niños Perdidos).

Es una película corta, con un argumento sencillo pero la forma en que se relata todo nos hace sentir que el film dura mucho mas, lo cual es bueno ya que la experiencia es muy disfrutable.

Buenas actuaciones, sonido hiperrealista y muy banda sonora, donde el silencio y el sonido ambiente tienen un protagonismo esencial.

No recomendable para todos, pero si para aquellos que les gusta ver algo de cine diferente y de calidad.