Volvieron cinco

Si es que ya está todo inventado.

¿Así que "Perdidos" es una idea original eh? Pues en los años treinta ya existía una peliculita que básicamente tiene el mismo planteamiento. Eso sí, baratilla, dura poco más de setenta minutejos y ahorrándose tropecientos mil capítulos. Y sin cosas raras, ni siquiera sale el gordinflas melenudo.

Tampoco es nada del otro mundo. Pero es entretenidilla, es de los primeros guiones de Dalton Trumbo, y salen los grandes C. Aubrey Smith y John Carradine.

¿Lo mejor? El final.

Nueve personas de distintas edades y esferas sociales, abordan un avión en Los Ángeles con rumbo a Panamá. Además de los dos pilotos y su asistente, entre los que viajan se encuentra una pareja de novios que huye de sus padres y pretende casarse a su llegada a Panamá; un profesor y su esposa ya mayorcitos; una atractiva y gentil muchacha de la que no tardaremos en saber que carga con una dudosa reputación; el hermano de un gánster, con el hijo de éste, en plan de protegerlo; y un anarquista -extraditado de los EEUU porque carga con el asesinato de un ministro en su país-, escoltado por un policía que, por entregarlo, espera cobrar una gruesa recompensa.

En el Silver Queen –nombre que lleva el avión- tendremos ocasión de conocer precisos rasgos de unas personalidades que se avienen muchísimo con lo que vemos a diario en la sociedad de hoy… pero a este particular grupo de personas, el Hado les tiene un plan guardado, quizás con la esperanza de que esto transforme para siempre sus vidas.

Lo que se aviene, es una magnífica historia que da cuenta precisa de que, los accidentes no son accidentes (hechos fortuitos), sino ocasiones forzosas que nos da la existencia cuando considera que es necesario revisar nuestro proceso. Escrita por Jerry Cady, Dalton Trumbo y Nathanael West, basados en una historia de Richard Carroll, “VOLVIERON CINCO” luce como una preciosa y efectiva metáfora, que también servirá para describir como podría forjarse una sociedad justa.

Pensada, por la productora RKO, como un filme de serie B con un presupuesto ínfimo de 225 mil dólares que obligaban a realizarla en Estudio, y con un conjunto de intérpretes cuyos nombres –en su mayoría- eran todavía poco reconocidos, la película fue puesta en manos del director, John Farrow, quien se sintió tan a gusto con la historia, que hizo quijotadas para lograr que su set tuviera el máximo realismo; y consiguió extraer tal compromiso de sus actores, que éste sería el filme que, por su cálida y profunda actuación, ascendería de inmediato a Lucille Ball al cine A.

Junto con “Dirigible” de Frank Capra, “VOLVIERON CINCO” se convierte en otra precursora del cine de catástrofe, y por todo lo logrado, es la suerte de película que se merece un profundo reconocimiento. El director logra ser efectivo en todos los niveles técnicos, narrativos y de actuación; la fotografía en blanco y negro reluce con la efectividad de los planos de Nicholas Musuraca (famoso luego por su labor en “Cat people”, “The spiral staircase”, “Clash by night” y muchos otros títulos), y la historia compone unos caracteres humanos que logran emocionarnos y sensibilizarnos profundamente. Al llegar al momento en que Vásquez, el anarquista, ha de tomar una trascendental decisión, creo que sería un buen ejercicio detener la película y pensar por un momento, si usted fuera Vásquez ¿qué decisión tomaría?

John Farrow, quedaría tan a gusto con este filme que, en 1956, decidiría rehacerlo partiendo de la historia de Carroll y con el título “Back from eternity”… pero el resultado ya no sería el mismo.

Me quedé pensando en la frase que, Vásquez, dice en algún momento al profesor Spengler:

“Si hubiera más hombres como usted, habría menos hombres como yo”.

¿Qué habrá querido decir?

Título para Latinoamérica: “CINCO REGRESARON”

“Si hubiera más hombres como usted, habría menos hombres como yo”

John Farrow fue uno de los más fiables artesanos de Hollywood. Director, guionista y productor todoterreno, frecuentó todos los géneros y en ningún caso se puede decir que hiciera una película mediocre.Tal es el caso de esta producción de serie B en la que confluyen varios personajes en un vuelo a Panamá que resulta accidentado: un matrimonio maduro, un joven millonario que se fuga con su secretaria, un piloto ligón y otro con un pasado atormentado, una mujer descarriada y un anarquista extraditado a Panamá donde será ejecutado, custodiado por un agente de la ley que parece más culpable que él.

Farrow y su director de fotografía Nicholas Musuraca consiguen sacar petróleo de las carencias de la producción con unas buenas dosis de tensión, acertadas pinceladas psicológicas y buenos diálogos a través de un guion de Dalton Trumbo. 75 minutos para un relato económico y modesto, en cierto modo precursor del cine de catástrofes –establece, de hecho, el modelo- lo que permite a Farrow hablar del esfuerzo colectivo y de cómo afloran las verdaderas personalidades en situaciones difíciles y complejas, por encima de nuestras apariencias.

A destacar la actuación de Joseph Calleja como anarquista, Lucille Ball, así como el veterano Aubrey C. Smith como viejo biólogo.

Notable film que no ha perdido ni un ápice de su fuerza dramática, intriga e interés puramente humano.
El gran logro de crear este excelente filme se debe a la sabia conjunción de una serie de factores, entre los que se encuentra principalmente la unión de soberbios profesionales del cine.
Así, en el guión está nada menos que Dalton Trumbo y en la dirección un John Farrow en su primera época, sin duda la mejor.
Buenos diálogos, un preciso y minucioso estudio psicológico de cada personaje y unas estupendas interpretaciones hacen el resto.
Al final queda un film muy entretenido e interesante, con excelente fotografía en blanco y negro y una duración exacta para lo que se quería contar. No se pierden minutos en chácharas vanas ni situaciones extras que resten credibilidad.
Una "pequeña" gran cinta, que gusta mucho y queda en el recuerdo, con personajes que no se olvidan, como el anarquista y/ el viejo y entrañable matrimonio y escenas como el rezo entre tío y sobrino... y el final, claro, inolvidable.

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