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Rep. Dominicana Ziegfeld Follies
348
12 de marzo de 2007
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta no es una película convencional , es un compendio de números musicales orquestados por diferentes directores en los que destaca la presencia de números irrepetibles en los que la danza, el canto o el humor nos ofrecen lo mejor de la MGM de la época.
William Powell, Fred Astaire, Judy Garland, Lucille Ball, Gene Kelly, Esther Williams, Hume Cronyn, Keenan Wynn, Lena Horne, Lucille Bremer, Kathryn Grayson,¿se puede pedir más? Pero si por algo debe recordarse esta cinta es por ser la única en la que los legendarios Fred Astaire y Gene Kelly bailaron juntos. Un momento sin duda, mágico, divertido e inolvidable que definitivamente constituye en sí mismo una obra maestra y una adorable extravagancia.
William Powell, Fred Astaire, Judy Garland, Lucille Ball, Gene Kelly, Esther Williams, Hume Cronyn, Keenan Wynn, Lena Horne, Lucille Bremer, Kathryn Grayson,¿se puede pedir más? Pero si por algo debe recordarse esta cinta es por ser la única en la que los legendarios Fred Astaire y Gene Kelly bailaron juntos. Un momento sin duda, mágico, divertido e inolvidable que definitivamente constituye en sí mismo una obra maestra y una adorable extravagancia.
14 de abril de 2009
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cinta es solamente un compendio de bastantes ( muchos ) números musicales, algunos cantados, otros bailados, otros cantados y bailados y otros cómicos. Sin mas. Pero... ¡vaya números musicales! estamos en 1945, en Hollywood, en la era del musical, del technicolor, del lujo el glamour y la extravagancia como vía de escape...el cine como fabrica de sueños, vamos. y estamos en la Metro G. Mayer, el super studio de los super studios. Si al pastel le añadimos los mejores compositores de la época, a Arthur Fred el buque insignia de los musicales y a los mejores artistas de este género de todos los tiempos ( Fred Astaire, gene Gene Kelly, santa Judy Garland , la soprano Katrin Grayson, Cyd Charrise, Esther Williams, Hume Cronyn, Fanny brice y un largo etc.) tenemos una verdadera obra para los sentidos hasta decir basta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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Migración. Un viaje patas arriba
27 de diciembre de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para celebración del veinte aniversario de la Metro, Arthur Freed reune a todas las estrellas musicales de la casa, entrega la batuta al gran Vincente Minnelli y, en una variación de la línea biopic, construye un homenaje al mítico empresario de music hall Florence Ziegfeld y sus famosas Follies. Éste aparece, encarnado por William Powell, en una introducción que da paso a un divertido sketch de animación y a una serie de seis episodios, comenzando por el llamado número rosa, verdaderamente espléndido de decoración y colorido, donde Fred Astaire, cantando Bring on the beautiful girls, da paso a un inmenso coro de muchachas vestidas de rosa, entre las cuales baila como solista una jovencita Cyd Charisse, para a su vez dar paso a un grupo de bailarinas vestidas de panteras negras a las que dirige con látigo Lucille Ball y más tarde a la cómica Virginia O’Brien. Es el número que más retrotrae al encanto de los musicales de la guerra y posguerra, aunque toda la película, vista hoy en día, es un gran viaje nostálgico, tanto por su estructura como por el contenido de cada uno de los números. Otro de los momentos culminantes es la reunión, por única vez en su carrera, de Fred Astaire y Gene Kelly, que bailan en un duo electrizante un tema de Gershwin. Destacan también los dos largos ballets de Fred Astaire con la oscura Lucille Bremen; uno, situado en un barrio chino y otro en una fiesta de gala en la que actua un típico ladron de guante blanco. Resulta también muy agradable la canción de Lena Horne en un bar de un barrio de negros, que desarrolla en un espléndido colorido lo filmado en la primera película de Minnelli, el musical negro Cabin in the sky. Menos afortunado es el número de Judy Garland, de carácter cómico y a cuenta de un supuesto inventor del imperdible, y muy pasados de moda los de los cómicos Red Skelton y la mítica Fanny Brice (en la línea de lo que hoy serían sketches televisivos), al igual que la aburrida Kathryn Grayson y la presencia anecdótica de Esther Williams.
14 de julio de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de un muy interesante caso de cuando en la previa la mesa está servida para un gran banquete pero, lamentablemente, las cosas no salen bien. Tenemos al estudio No.1 de los musicales: MGM. Está el director más recordado de musicales (no mi favorito que es Stanley Donen), dos de los cuales ganaron el Oscar a mejor película (An American in Paris y Gigi): Vincente Minelli. El productor y compositor Arthur Freed que nos legara la maravillosa "Singing in the rain" de la cual también compuso el tema que da nombre a la película y que inmortalizara Gene Kelly cantando y bailando bajo la lluvia. Juntaron a la "créme de la créme" de la MGM, el estudio que "tenía más estrellas que el firmamento": Fred Astaire, Judy Garland, Gene Kelly, Esther Williams. Y, sin embargo, hoy esta película no figura en absolutamente ningún listado de los mejores musicales de la historia. Qué falló? En primer lugar, la falta de argumento hace que la película se transforme en una sumatoria de números musicales y cómicos total y absolutamente inconexos. No hay ninguna unidad. La mayor falencia son los números cómicos: Ni Keenan Wynn, ni Fanny Brice con Hume Cronyn, ni Victor Moore, ni Red Skelton logran sacarle una sonrisa al espectador. Por lo tanto, todos estos números lejos de sumar, restan. De los números musicales, aún hoy se siguen considerando fallidos los de Judy Garland y Kathryn Grayson. Qué nos queda? Algo de Lena Horne y, por sobre todas las cosas, el mejor bailarín del siglo XX según Nureyev: Fred Astaire que en sus cuatro apariciones "salva la ropa". Antológico obviamente es su único emparejamiento con el otro grande, Gene Kelly, en un número para el recuerdo. Tengamos en cuenta que la película original duraba 3 horas y que, aún habiéndole sacado una hora, lo mismo sigue siendo una película a la que le falta alma. En fin, lamentablemente, no llegó a ser lo que se esperaba.
9 de abril de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Florenz Ziegfeld Jr. fue un importante empresario y productor estadounidense que tuvo especial repercusión en las primeras tres décadas de los 1900, cuando comenzó la puesta en escena en Broadway de Ziegfeld Follies, inspirado en espectáculos realizados en París. Este consistía en varias rutinas con coros y bailes, una propuesta llena de lujos y belleza.
Ziegfeld Follies es una película por episodios, de esas que muy pocas veces funcionan, que toma la idea de estas obras y las traslada a la película. Una producción de MGM que no escatima recursos para presentar varias de las estrellas del momento (Gene Kelly, Judy Garland, Fred Astaire o Lucille Ball), contiene varias presentaciones sin ningún nexo, la mayoría dirigidas por Vincente Minnelli.
Estas presentaciones divagan entre números musicales, canciones y algunos sketches, las primeras son suntuosas con grandes escenarios, a destacar Limehouse Blues, y sobre todo A Great Lady Has An Interview, de los episodios cómicos sobresalen Pay the Two Dollars y A Sweepstakes Ticket, mientras que las canciones no producen -al menos en el presente- mayor interés, en especial porque al no existir una historia de trasfondo no existe empatía.
El filme además tiene un prólogo, otro de sus puntos altos, donde Florenz Ziegfeld Jr. (William Powell) cuenta un poco sobre el espectáculo, también hay una parte en stopmotion que funciona a la perfección, para posteriormente presentar un espectáculo musical que demuestra parte de la grandilocuencia del show: bailarinas, música, grandes escenarios y vestuario ostentoso.
Ziegfeld Follies fue parte del segundo Festival de Cine de Cannes, curiosa edición donde por primera y única vez, el Grand Prix (premio principal del evento en ese momento) se dividió por género, Minelli y compañía ganaron en el apartado de Comedia/Musical.
Ziegfeld Follies es una película por episodios, de esas que muy pocas veces funcionan, que toma la idea de estas obras y las traslada a la película. Una producción de MGM que no escatima recursos para presentar varias de las estrellas del momento (Gene Kelly, Judy Garland, Fred Astaire o Lucille Ball), contiene varias presentaciones sin ningún nexo, la mayoría dirigidas por Vincente Minnelli.
Estas presentaciones divagan entre números musicales, canciones y algunos sketches, las primeras son suntuosas con grandes escenarios, a destacar Limehouse Blues, y sobre todo A Great Lady Has An Interview, de los episodios cómicos sobresalen Pay the Two Dollars y A Sweepstakes Ticket, mientras que las canciones no producen -al menos en el presente- mayor interés, en especial porque al no existir una historia de trasfondo no existe empatía.
El filme además tiene un prólogo, otro de sus puntos altos, donde Florenz Ziegfeld Jr. (William Powell) cuenta un poco sobre el espectáculo, también hay una parte en stopmotion que funciona a la perfección, para posteriormente presentar un espectáculo musical que demuestra parte de la grandilocuencia del show: bailarinas, música, grandes escenarios y vestuario ostentoso.
Ziegfeld Follies fue parte del segundo Festival de Cine de Cannes, curiosa edición donde por primera y única vez, el Grand Prix (premio principal del evento en ese momento) se dividió por género, Minelli y compañía ganaron en el apartado de Comedia/Musical.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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