Las siete vidas del gato

El texto de Jardiel Poncela es adaptado aquí de una forma con la que un espectáculo eminentemente teatral no consigue tomar forma cinematográfica en la pantalla salvo en las escenas de exteriores. La ambientación es sugestiva una vez que la trama se estanca en cierto modo pero unos diálogos absurdos y reiterativos hacen que los aciertos ambientales queden atenuados. Pero la gracia y el encanto habituales en el cine del difunto Pedro Lazaga aparecen aquí y eso no sorprende teniendo en cuenta que él colaboró en el propio guión. En la puesta en escena no obstante si se nota su estilo y la película tiene ese sabor tan especial que imprimió a sus mejores films. Los componentes del heterogéneo reparto hacen todo lo que pueden para imprimir gracia a sus cometidos y lo consiguen. La indudable gracia de un autor como Jardiel Poncela fue reproducida con acierto en esta ocasión en la pantalla pero aquellos espectadores que sean observadores reconocerán algunos aciertos modestos y unos movimientos de cámara bastante elegantes. Aunque hay fallos leves el film se salva sobradamente al compararlo con la nefasta comedia española de hoy e incluso se obtiene un resultado loable. Una de las comedias más atípicas de Lazaga, con momentos sugestivos y un interés estético evidente.

Un poco lenta, un poco fofa y un poco rugosa.
A trancas y barrancas la película va saliendo adelante con un ritmo desigual y con algunas ocurrencias de buen sentido del humor que salvan la honrilla.

A pesar de los intentos de P. Lazaga por liberarse de la férula teatral, el origen de la obra pesa demasiado. La influencia del texto de E. Jardiel Poncela es muy fuerte y por eso los diálogos representan el valor primordial de la adaptación en cuyo guión también participó el director.

Los diálogos y la actuación sobresaliente de A. Ozores, V. Andrés, J. Menéndez, G. Rigaud y M.C. Prendes.

En el preciso momento de dar el sí, al abogado Guillermo Arriaga (Menéndez) le entran escrúpulos de conciencia y deja plantada en el altar a su novia Beatriz (Roy) y a todos los invitados del convite.
No es para menos, en los últimos cien años seis antepasados suyos han asesinado a sus respectivas tras aparecer en escena un enigmático gato negro. Ya se sabe que este animal estuvo siempre vinculado a la brujería y a las fuerzas del mal.
Y, claro, acaba de enterarse que Beatriz es una prima lejana ... y los gatos ya se sabe que tienen siete vidas.
Comedia con estructura muy teatral ambientada en un viejo caserón con sótanos, pasadizos y secretos ocultos, pero escasamente cómica y nada terrorífica. Apenas algunos golpes que descansan en la vis interpretativa de los actores entre los que destacamos a Ladislao (Andrés), y con algo de misterio a base de puertas que chirrían, apariciones, desapariciones y poco más.
Guion enrevesado que se sigue con dificultad por las idas y venidas de los personajes y porque no está bien acabado. Dirección marca de la casa en los momentos del "destape" a base de mostrar sin venir a cuento la ropa interior de las divas.
Lo mejor la música que al menos refuerza la intriga, y la alusión a la cinta "Romeo y Julieta (Zeffirelli, 1968). Poca cosa.
Obra floja que no recomendamos.