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Estación polar Cebra

Acción. Intriga Un agente estadounidense y un espía se dirigen a la estación Cebra, en el Polo Norte, a bordo de un submarino nuclear, para rescatar a unos científicos que se encuentran en peligro; pero el verdadero objetivo de la misión es un secreto que sólo conoce el espía. (FILMAFFINITY)
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Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
7 de enero de 2006
24 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la novela homónima (1963) de Alistair MacLean, celebrado autor escocés de superventas de obras de acción ("Los cañones de Navarone"), fue dirigida por John Sturges ("Los siete magníficos") y rodada mayoritariamente en estudio. Obtuvo dos nominaciones a los Oscar (fotografía y efectos especiales visuales).

La acción tiene lugar a bordo de un submarino nuclear norteamericano en los años 60, durante un momento álgido de la Guerra Fría. Narra la historia de James Faraday (Rock Hudson), comandante de la Marina, que recibe órenes de llevar a la estación polar Zebra (un observatorio) a un civil británico, Daniel Jones (Patrick McGooham), a un antiguo espía ruso al servicio de la inteligencia británica, Boris Vaslov (Ernest Borgnine) y a un grupo de marines comandados por el capitán Leslie Anders (Jim Brown). La misión del submarino "Tigerfish" contiene una parte que no es conocida por su comandante ni por el público. La película desarrolla una trama de intriga y suspense, basada en la evidencia de que la dotación de la nave incluye una o más personas interesadas en impedir la misión. Las sospechas del comandante recaen en los tres personajes atípicos que se han unido a su tripulación: Boris Vaslov, Daniel Jones y Leslie Anders, pero sus pesquisas no dan ningún resultado. Las dificultades de la navegación submarina bajo el hielo ártico y los sabotajes de que es víctima la embarcación contribuyen a crear una tensa atmósfera de intriga, que se mantiene hasta el final. Es de interés la visión de la vida de la tripulación de un submarino nuclear, estrecho, incómodo y opresivo. Sirve como documento ilustrtivo de lo que fue la Guerra Fría que enfrentó a las dos grandes potencias nucleares durante 45 años (1945-90).

La múscia, del actor ("Cleo de 5 a 7"), cantante y compositor francés Michel Legrand ("Los paraguas de Cherburgo"), aporta una partitura solemne y elegante, de factura vanguardista, interpretada por una orquesta de viento. En el apartado final incorpora, con gran acierto, sonidos metálicos que se han oído a lo largo del metraje como parte del sonido ambiental. El guión hilvana unos diálogos elocuentes, una atmósfera de tensión ininterrumpida y giros sorprendentes, que mantienen en vilo la atención del espectador. Los efectos visuales, pese a su calidad, no impiden ver que la nieve es artificial, que el paisaje de la estación polar está montado en plató, etc. La interpretación de los protagonistas es creíble y convincente, especialmente la de Hudson y Borgnine. La dirección de Sturges construye una obra absorbente y entretenida, en un trabajo muy correcto.

Una de las películas más interesantes enmarcadas en los años de la Guerra Fría. Filmada en formato de superproducción y con un sonido vibrante, el tiempo ha incrementado su valor documental.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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23 de mayo de 2010
18 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estación Polar Cebra es una película fiel a su tiempo, lo que no se sabe si hay que considerarlo grandeza o servidumbre. Así que nos ofrece la guerra fría como base de una obra que no pasa de entretener y que, al final, defrauda a la mayor parte del público. No deja de ser curioso que los finales malos perjudican menos a la película que los desarrollos malos: en definitiva, se prefiere el desencanto de breves minutos al aburrimiento de muchos minutos.
John Sturges tiene una larga lista de películas dirigidas donde la acción domina. Grandes westerns están firmado por él. Y de buenas películas netamente de acción. La habilidad como director se aprecia también en esta película.
Llegó a alcanzar dos nominaciones a los Oscar: en fotografía fue desplazada por el Romeo y Julieta de Zefirelli; en efectos especiales fue barrida por 1001, odisea del espacio. Enemigo mayor no se podía encontrar.
Más que hablar de una película habría que hablar de dos: una que se desarrolla en un submarino nuclear y otra que se desarrolla en el Ártico, perdón en un decorado que pretende recrear el Ártico con escasísima fortuna. La primera es, como buena película de submarino, claustrofóbica. La segunda, pretende ser lo contrario: agorafóbica. Pero al sustituir el desolado Ártico por un escenario reducido pintado de blanco, termina siendo también algo claustrofóbica, aunque sea de escenario.
Pero cumple su función de entretener. Estamos en 1968 donde la televisión apenas balbucea y donde las películas de Hollywood nos hacían ir los domingos a los cines de estreno. Y donde, al mismo tiempo, los cineclubs tenían vida real. Había sitio y tiempo para todo. Eran otros tiempos y, al juzgar aquellas películas, esas circunstancias no pueden olvidarse.
RARRA
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20 de junio de 2009
17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ahora que estamos por lo suelos en cuanto a nivel creativo y se hacen “remakes” de toda clase de películas, extraña y mucho que “Estación Polar Cebra” no tenga el suyo. Hace unos pocos años escuché que Collin Farrell iba a protagonizar una nueva versión, pero desde entonces no he vuelto a tener noticias.

En cualquier caso, la película de John Sturges bien merece una nueva versión, ya que la que tenemos sin estar del todo mal no cabe duda que no es un trabajo de excesiva calidad.

El mayor problema que veo es que no termina de ensamblar las dos películas en una que quiere ofrecer Sturges, por un lado la meramente militar de submarinos, con sus problemas y lenguajes específicos, y por otro lado la historia de intriga y espionaje. Si la primera tiene el handicap de que los medios técnicos son escasos, la segunda por su parte resulta confusa de seguir. Si a eso unimos la excesiva duración de la cinta -casi dos horas y media para una película de acción- nos encontramos con que el resultado podrá ser satisfactorio pero está muy lejos de ser brillante.

No he tenido la suerte de leer la novela de Alistair MacLean (“Los cañones de Navarone”, “El desafío de las águilas”), pero por lo que me cuentan, es un buen libro y su adaptación al cine está bastante alejada del suspense que sí transmitía el texto.

Del estupendo elenco de actores de la cinta, el mejor de todos con diferencia es Rock Hudson, al que habría empezar a rescatar de esa minusvaloración histórica al que se le ha tenido.

Como anécdota comentar que dos años después, el submarino que aparece en la película se vendió a la Armada española, y fue rebautizado como Isaac Peral.

Para que luego digan algunos que no tenemos una flota de cine.

La calificación clavada a FA: 6,2.
vircenguetorix
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7 de febrero de 2014
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Es acaso la primera película de la historia del cine cuyos "exteriores" se ruedan en interiores?¿No han visto nunca más de un clásico rodado en estudios?¿Para que sirven los estudios?. ¿Todas las escenas de Indiana Jones se ruedan en exteriores? ¿No han visto decorados y maquetas en ellas?
Es cierto que a día de hoy cantan los decorados algo, hartos de ver documentales del Ártico. Pero, ¿y la magia del cine?¿y la emoción, la empatía con los personajes, y unir, mientras sigues la trama, tu suerte a la de ellos? ¿no es eso buen cine?
Claro que no es la mejor de su género, pero ya quisiéramos echarnos al menos un par de estas a la vista todos los meses.
Por favor...
juan albarran
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25 de marzo de 2010
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La dirección de John Sturges, apoyada por un excelente guión, logran una película bastante entretenida y espectacular en muchas secuencias. Lástima que la última parte del film decaiga algo con motivo de desarrollarse de una forma demasiado notoria en estudio con nieve artificial y decorados no muy convincentes. No obstante tiene secuencias, en particular dentro del submarino que consiguen gran credibilidad, así como una más que correcta interpretación por parte de Rock Hudson, Ernest Borgnine y Patrick McGoohan. Las sencuencias rodadas en exteriores así como las de acción están bastantes conseguidas, y ayudadas por un sonido de gran calidad.
La música de Michel Legrand, muy inspirada para esta película, contribuye a dar realce a gran parte del film, unida a una fotografía excelente de una filmación original en 70m/m.
Lógicamente, este tipo de películas pierden en espectacularidad al visionarlas en TV.


José Antonio ZG
Jose Antonio ZG
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