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El castillo encantado

Intriga. Drama En el castillo Vogeloed, unos aristócratas están esperando a la baronesa Safferstatt, cuando, de repente, aparece el indeseable conde Oetsch, al que nadie había invitado. Todos están convencidos de que él asesinó a su hermano, el primer marido de la baronesa Safferstat. Sin embargo, Oetsch, pese a no ser bien recibido, se queda en el castillo, arguyendo que él no sólo no es el asesino, sino que además encontrará a quien mató a su hermano. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
13 de septiembre de 2010
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras una temporada de dos años (1919 -1920) -que podríamos considerar de escasa relevancia, si nos atenemos a quienes afirman que sus nueve filmes extraviados (o destruídos… ¿por el mismo Murnau?) “fueron de poca trascendencia y algo triviales”, por fin la obra del gran director alemán comienza a salir a la luz con “EL CASTILLO VOGELÖD” y, ateniéndonos a las cualidades de esta película, es una buena premisa para considerar que, sus trabajos anteriores, pudieron no ser más que ejercicios de estilo, antes de que la inspiración le llegara con su sorprendente “Nosferatu”.

La historia de este filme, aunque escrita por el ilustrísimo Carl Mayer, también es un poco ligera: Un grupo de hombres se prepara para una partida de caza, y mientras esperan a la viuda Safferstätt, un juez retirado del que todos sospechan que es el asesino de su propio hermano, entra en el recinto, y tras declararse inocente, dice que él mismo demostrará quien fue el verdadero criminal. La viuda, quien también le acusa, se confesará entonces ante el sacerdote Faramund y le narrará los hechos ocurridos antes.

El filme, rodado como los anteriores de Murnau, en un tiempo record (16 días) y con escasos recursos técnicos, logró ser estrenado antes de que en el Berliner Ilustrado apareciera el último capítulo de la serializada novela de Rudolf Stratz. Pero no fue muy bien recibido, y esto talvez se explique por la teatralidad que mantiene a lo largo de su narración y porque los hechos son contados con cierta rutina en los planos y con escasa relevancia artística.

Durante el gran auge del cine alemán y de la escuela Expresionista, fue probablemente Ernst Lubitsch, quien primero descubriera la particular efectividad estética que podía lograrse colocando la cámara en el bajo de las escaleras y enfocando hacia arriba el descenso de los personajes. En “Los ojos de la momia Ma” (1918) logró, con este efecto, planos de bella plasticidad que realzaron significativamente el filme. Después, sería cosa harto común, las escenas en las escaleras tanto en el cine alemán como en el cine hollywoodense.

En “EL CASTILLO VOGELÖD”, Murnau repetirá este ejercicio hasta el cansancio, pero, toca decirlo, sin efectividad alguna, porque ningún plano de estos conduce a un hecho dramático y los hace tan sólo como una forma de integrar una nueva escena.

En todo el filme, quizás el único plano que merezca recordarse aparece durante el sueño cuando una mano, idéntica a la de Nosferatu, entrará por una ventana con el propósito de causar pánico. Se anticipaba así el inició de una obra cinematográfica imperecedera.
Luis Guillermo Cardona
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20 de julio de 2007
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estando en el año 1921 parece injusto y hasta cruel hablar de técnica. A pesar de eso la película apunta buenas maneras que obviamente Murnau conseguiría perfeccionar tiempo después. La trama está bien urdida y conduce a un "inesperado" final, lo que ayuda indudablemente la vejez del fotograma. Creo que desde cualquier punto de vista resulta interesante.
Casi seguro que Billy Wilder la debió conocer porque jugaría varias veces con la idea principal de "El castillo encantado".

Recomiendo su visionado en invierno, nunca en verano.

Saludos.
Luc
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23 de marzo de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si no fuese de Murnau, nadie se acordaría de esta película. Es así. Y aunque sea del afamado director alemán, apenas atisbamos nada de su genio. Parece un encargo alimenticio. Una historia de folletín que se desarrolla en un palacio de campo, durante una cacería la que asisten personajes de la alta sociedad. Un misterio sobre un asesinato entre ellos, una intriga donde ni siquiera hay un detective al uso, sino habladurías como comadres por parte de los asistentes Y poco más.

En el argumento hay una cierta crítica a la religiosidad, pero también a los pecados de la carne, a la debilidad del vicio y como ésta puede tener nefastas consecuencias, aunque cogidas con alfileres.

Lo único de Murnau es la escena de las pesadillas. De hecho, la escena de la ventana la veremos repetida, más o menos, en su celebérrima "Nosferatu",que rodaría años después. Los actores cumplen y el que encarna al protagonista, el señalado como asesino fraticida, recuerda mucho a Martin Landau.

Una película del montón, no todo en el cine mudo eran obras maestras. La gente tenía que comer y los artistas trabajar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Quinto Sertorio
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18 de marzo de 2007
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Temprana obra de Murnau, que pese al minimalismo de la acción, y a un argumento con poca trama, consigue un buen desenlace lleno de intriga.
La trama, como bien reza el título, se desarrolla en un inmenso y lúgubre castillo, en donde la aristocracia, debate en torno a un reciente e irresuelto crímen. Conforme avance la cinta pistas y conspiraciones saldrán a debate para arrojar un poco más de luz al misterioso asesinato.
o0_oscar_0o
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9 de abril de 2009
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acertada película del coloso Murnau, quien antes de acometer una de sus incuestionables joyas, Nosferatu, filmó esta modesta película en 16 días.

Supongo que el mismo tiempo que los maquilladores de Benjamin Button necesitaron para convertir a Pitt en un tipo de veinte años, en lo que es probablemente la escena más irrisoria del cine reciente.

Volviendo a El Castillo Vogelod, pese a su cierta falta de fluidez y a su modestia visual, lejos de la intensidad expresionista de casi toda su obra, Murnau brinda una historia turbia, oscura, que absorbe poco a poco... y que remata con una bonita cola de vaca y una vaselina.

Recomendable.
Barfly
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