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Los informes sobre Sarah y Saleem

Drama Drama sobre la relación adúltera de Sarah, una mujer israelí que dirige un café en el oeste de Jerusalén, y Saleem, palestino de Jerusalén Este que trabaja como repartidor. Sus cónyuges se vuelven conscientes de los engaños de sus parejas después de que Saleem y Sarah se peleen en público, lo que sitúa a Saleem en el punto de mira de las fuerzas de seguridad israelíes. (FILMAFFINITY)
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Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
30 de octubre de 2018
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sarah es la esposa de un militar israelí, con aspiraciones de ascenso, que quiere enraizar en Jerusalén; cansada del nomadismo al que está sometida por el trabajo de su marido, pretende sacar adelante un pequeño café.
Al palestino Saleem, que reparte bollería, el salario no le llega para cubrir sus gastos elementales y los de su mujer embarazada. Una de sus clientas es la judía que le sonríe con los ojos.

El sexo, como válvula de escape, les permite alejarse por momentos de unas problemáticas vidas familiares que, por otro lado, no están dispuestos a abandonar. Y hete aquí que un día deciden ampliar sus relaciones a un par de horas más y unas cervezas, complicando sus vidas de manera exponencial convirtiéndose ambos en marionetas del destino.

Muayad Alayan acierta plenamente en el relato y consigue tenernos intrigados en todo momento, convirtiendo un desliz, con el que todos podemos fácilmente identificarnos, en la ficha que acabará derribando el monótono, pero confortable, transcurrir de cualquier existencia. Si a este hecho universal de descuido sumamos la situación sempiterna de enfrentamiento entre árabes y hebreos, el obsesivo control de los servicios de inteligencia, las religiones, la presión social...; nos veremos acompañando a los protagonistas por una red de laberintos cada vez más inescrutables.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sinhué
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2 de diciembre de 2018
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
La acción transcurre en Jerusalén, la ciudad santa, cuna de tres religiones. Sarah es una mujer judía, casada con un policía. Ambos son padres de una hija pequeña. Es propietaria de un café al paso que atiende junto a una socia todos los días. Saleem es un palestino, casado con Bisan, con el que tiene un hijo. Tiene un trabajo precario, ha conseguido furgón un reparto por el cual abastece a Sarah de café todas las mañanas. El conflicto estalla cuando ambos comienzan a tener un affaire con visos de pasión descontrolada.
Una noche Saleen tiene que ir a Belem. Sarah le pide que la lleve con él. En Belem toman unas copas. De pronto, aparece un hombre que invita a bailar a Sarah. Saleem, celoso, discute con el desconocido y se pelean. Saleen es golpeado y vuelve a la madrugada a Jerusalén. El resto de la historia es una telaraña de pasiones en la que aparecen las bajezas más descalificantes.
Esta pequeña introducción nos pone de frente a un conflicto permanente, una película apasionante que no solo relata una historia de amor sino también el cuento de nunca acabar que enfrenta a dos pueblos vecinos donde impera el odio del uno contra el otro atentando contra toda posibilidad de convivencia y felicidad. Lo interesante del film es que explora todas las posibilidades. Muestra todas las puertas, pero en ninguna de ellas encuentra la salida.
Narrada como un policial con forma de comedia negra, con grandes dosis de humor donde una detención adquiere ribetes de secuestro y lo absurdo se impone con naturalidad sobre lo racional y el sentido común, un simple affaire entre un hombre y una mujer no solo termina en un drama de proporciones sino también se transforma en una cabal muestra de un estado de situación desesperante gobernada por el odio y la irracionalidad.
No obstante ello, la película va más allá. Habla y muestra la situación en medio oriente, particularmente en Jerusalén, donde conviven católicos, judíos y musulmanes. El film muestra una situación donde la mujer del siglo XXI no solo es ignorada como persona sino también reducida a una propiedad que le impide actuar, y sobre todo, pensar como una persona libre. Lo peor de esa situación es que la propia mujer esta condicionada por sus propios atavismos que le impiden pensar y desarrollarse, incluso teniendo acceso a una educación superior.
Gobernados por el odio, sumergidos en una violencia cotidiana que atenta claramente sobre sus libertades individuales, donde se han construido muros internos y aduanas interiores, la historia de Sarah y Saleen sorprende porque deja en claro que la cuestión árabe - israelí va más alá de la cuestión terrorista caracterizada por el atentado para transformarse en una cuestión cotidiana regida por la sinrazón.
El film grafica los hechos a través de una simplificación. Una historia donde una traición marital genera una simple cuestión de celos que deja salir a la luz los atavismos más impúdicos de ambas partes.
Dirigido por Muayad Alayan, y muy bien escrito por su hermano Rami Musa Alayan, el guión es un dechado de virtudes que pinta una situación de conflicto que se mire por donde se mire, carece de salida. El film no solo es entretenido sino que termina apasionando. Con un ritmo notable que no para ni un instante, hace del conflicto una cuestión sin solución de continuidad.
En un año donde hemos extrañado al cine americano, donde el cine argentino no ha pasado a mayores, el europeo ha estado casi ausente, el cine de medio oriente se ha convertido en una excelente opción de entretenimiento e interés temático. Películas como El Repostero de Berlín, Invitación de Boda, Muerte en el Cairo, El Enemigo Interior e Insulto se han llevado mis más importantes elogios por ser muestras de un cine con temática interesante con un desarrollo entretenido.
Charly Barny
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18 de septiembre de 2019
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tremendo vivir en esa zona, Palestina/Israel, y estar enamorado de tu jefa y/o repartidor… Enamorado o lo siguiente. El más mínimo descuido puede llevarte a la ruina que es lo que les sucede a una de las parejas protagonistas tras sufrir un percance en Belén (y una que creía en las bondades de ese nombre). Sarah y Saleem, a raíz de que los descubran, tendrán que lidiar con ello, especialmente él y su esposa embarazada, mientras que el tercero en discordia, David, alto cargo militar, descargará también su ira, política y sentimental.

Un puzzle, en resumidas cuentas, de dimensiones más bien trágicas, represiones incluidas. Y es cuando uno se da cuenta de que vivir lejos de allí tiene no pocos privilegios y con eso no animo a nadie a que fornique por su cuenta aunque cada uno es cada cual y hay situaciones y situaciones. La de ellos, sobre todo por imperativos geográficos, es realmente desastrosa y la historia nos lo cuenta casi en plan radiografía. Por cierto, me extraña que la embarazada no dé a luz antes de tiempo ante golpes y empujones… Ah! los actores, muy bien.
Rebeca
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10 de septiembre de 2019
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Más allá de la pasión

Los tráficos de influencias, la clandestinidad y la moralidad dudosa también forman parte de esta historia de pasión. No juzga a los personajes ni sus acciones, sino que deja al espectador que sea el que entienda las motivaciones. Lo que rodea a los entornos de Sarah y Saleem es lo que crea un valor mayor en sus historias. La hipocresía del pueblo de justificar una “infidelidad”, pero tachar de inmoral si es con una personaje diferente a su nacionalidad, sea israelí o palestina. Un guion muy trabajado en el que no se necesitan pronunciar las palabras para comprender todo lo que está ocurriendo. El dolor, el miedo, la verdad y sobre todo, la humanidad es lo que engancha al espectador. Busca mostrar una realidad que puede ser incómoda al exhibir las guerras internas que todavía enfrentan las propias personas. Por último, subrayar el empoderamiento femenino que termina manifestando.

*Humanidad femenina

Los actores que forman parte de Los informes sobre Sarah y Saleem son el factor humano que consigue un resultado redondo en su puesta en escena. Sivane Kretchner, tras siete años desde su primer papel en cine, vuelve a las salas con una gran interpretación en la piel de Sarah. La actriz da frescura, contradicción y modernidad a través de su personaje. Es muy expresiva, lo que permite ser un libro abierto a sus sensaciones. Adeeb Safadi se convierte en su partenaire, Saleem. El actor, al igual que Kretchner, es su segundo trabajo en cine. Safadi mantiene un trabajo actoral más comedido, que contrasta a toda la acción que hay a su alrededor. Una pasividad intrínseca que capta a la perfección la naturaleza de Saleem. Ambos forman un combo con mucha química, que no busca el romanticismo barato.

Maisa Abd Elhadi, sin duda, es la mejor interpretación de la película. La actriz interpreta a Bisan, la esposa de Saleem. Elhadi remarca las tablas que tiene en cine y televisión, un desgarro sentimental lleno de inocencia y madurez. Pese a comenzar como un personaje secundario, termina siendo determinante y se consolida como protagonista junto a Sarah. Brillante y natural. Por último, Ishai Golan se mete en la piel de David, marido de Sarah. Al igual que Safadi y su Saleem, Golan se mimetiza con David, otorgando a su personaje una frialdad implacable que llega al público. Una determinación y seriedad que pasa desapercibida en la primera mitad del film, que acaba en su frenesí en la segunda parte. Tanto Safadi como Golan consiguen dar mayor fuerza a los personajes femeninos, un acierto totalmente.

*Heridas de guerra

Sebastian Bock, director de fotografía de Los informes sobre Sarah y Saleem, ha realizado un trabajo excepcional. La imagen elegante y cercana crea un efecto óptico de verosimilitud y calidad cinematográfica. Hay un cuidado de los colores que acercan al público a ese ambiente de sofocación, de intimidad, de secreto… Junto con la dirección artística, se crea un conglomerado que realiza un buen acabado junto al montaje. La tensión creciente se palpa en el ambiente, un ritmo muy dinámico que no flaquea y sabe mantenerse. Consigue convertir lo que a primera vista parece un film de engaños y enredos en un largometraje que habla de temas de actualidad que interesan, no solo a un público en concreto, sino a la sociedad. Muayad Alayan se afianza como realizador y obtiene un resultado más que notable.

Los planos del largometraje en varias ocasiones tienen una composición muy estilizada, consiguiendo convertir la propia ciudad de Jerusalén en un personaje más. Es importante recalcar que no se ha necesitado la utilización de la gran armería y el conflicto bélico que hay entre Palestina e Israel. Hay presencia del ejército, se menciona la franja de Gaza, pero han sabido exponer las consecuencias en las personas que no están directamente relacionados en el campo de batalla. Las injusticias se sufren en ambas caras de la moneda, en las que relacionarse con los otros puede suponer ser acusado de traición o de espionaje. Esta reflexión se puede palpar visualmente en la composición de la imagen, en la que los muros cobran vida y se colocan inteligentemente entre los personajes y sus espacios para dejar clara esta diferencia social. El mayor enemigo del ser humano es él mismo.

*Conclusión

Los informes sobre Sarah y Saleem va más allá de una historia de pasión, se convierte en una crítica social muy elegante y con un mensaje muy importante. Deja a un lado los juicios morales personales, para extrapolarlos a una perspectiva más social y pública. El conflicto entre Palestina e Israel cobra vida y se manifiesta en sus protagonistas. Desde una visión humana, sincera y desgarradora se ven los efectos de la falta de libertad, del frente árabe-israelí y las grandes diferencias sociales en estos países. Unas grandes interpretaciones que consiguen alzar el trabajo de actores mayoritariamente desconocidos para el gran público. Un guion profundo y muy bien construido. Muayad Alayan hace una brillante introspección del dolor personal de un pueblo herido y es un grito que lejos de llamar desde la desesperación, lo hace desde la humanidad.

Escrito por Diego Da Costa
Cinemagavia
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10 de diciembre de 2018
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando nos adentramos en las consecuencias de sus actos no calibramos los posibles resultados de nuestras acciones. El equilibrio entre la inconsciencia de sus protagonistas deja la puerta abierta a n mundo cruel y definitivo, uno del que cuelga de un hilo todo nuestro equilibrio, ese que parece lejano pero que Muayad Alayan, al más estilo de Farhadi. El guion busca la armonía entre lo personal y lo social. Los personajes interactuan en una sociedad por la que se reflejan y se ven, y todas las claves de esa sociedad y no otra son las que cambian la perspectiva. Ese juego de espejos, de circunstancias son las que el director exhibe con gallardía. Las tramas del guion se entrelazan con cadencia y buen ritmo, dándole el grado de tensión justa para hacerla verosímil. Las actuaciones de sus protagonistas son las que enganchan a un espectador estupefacto, ávido de intuición, pero permitiéndose el lujo de comprender el menos malo de los problemas. La repercusión de sus reacciones deja la acción como centro del universo que nos rodea. Claro y conciso.
Bolseiro
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